Niño rubio

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Su estudio era malditamente genial, y no era porque fuera él quien lo dijera. Nunca lo hubiera esperado, la verdad, cuando NamJoon le dijo que no se preocupara y que dejara todo en sus manos esperó ver al llegar al menos, una puerta rota, pero resultaba que el grandote torpe de su mejor amigo además de tener talento para romper cosas y tatuar, tenía el don oculto de saber decorar lugares de una forma bastante buena. Realmente aún, en sus momentos de ocio, se preguntaba cómo mierda era posible que el estudio estuviera así de estilizado si la casa del menor era un enorme nido de ratas con olor a mierda, putrefacción y solitaria masturbación, lleno de cajas de comida rápida por todos lados, papeles sueltos con dibujos tachonados y calcetines con semen que el menor era lo suficientemente descarado como para no esconder.

Eran misterios de la vida como ese en los que YoonGi desperdiciaba su tiempo días así.

Porque bueno, sí, el estudio era genial, le daba la sensación de que estaba en casa –cosa que nunca, ni aunque estuviera en su puto lecho de muerte admitiría en voz alta porque él definitivamente no iba a aguantar al negro que tenía de amigo comentando sobre lo cursi que eso era-, tenía una televisión enorme, parlantes geniales y aunque era bastante pequeño, pues sólo tenían espacio para un mínimo recibidor con un mesón, varios libros sobre "el arte de tatuar" y mierdas de esas y un sofá, y además de eso la sala que debía compartir con NamJoon para tatuar y un baño en el que podías estar sólo en dos posiciones, de pie meando, o sentado cagando, pues el espacio era demasiado pequeño para cualquier otra cosa... y sí, con cualquier otra cosa YoonGi se refería a NamJoon follando con quien fuera estuviera él ahí oyendo o no.

Pero por muy fantástico y cursi que le hiciera sentir esa cueva en la que perdía gran parte de su vida, era en ese momento, a las 3AM viendo una película bizarra clase Z en su televisor de 50 pulgadas, que se preguntaba en que maldito momento él y NamJoon habían pensado que "hey, sería genial abrir la tienda de noche también, ¿no?, sería innovador y tendríamos más clientes" sería una buena idea, porque definitivamente no lo era, y eso era lo que martirizaba a YoonGi porque era un maldito sábado y el debería estar en cualquier lugar bebiendo y vomitando alcohol acompañado de HoSeok en vez de estar ahí sentado con el poco culo que tenía cuadrado y acalambrado por estar tantas horas sumergido en su silla. Y es que admitía con todo su corazón que ni su amigo ni él tenían ni siquiera un dedo de frente para pensar, y que esa mierda rosada que debía estar dentro de su cráneo debía estar bastante podrida porque ¿Qué tipo de personas van a un local de tatuajes en medio de la noche, eh, quienes? ¡Puro drogadicto y borracho odioso se metía a ese maldito lugar! Y, ¿Quién era el que tenía que lidiar al otro día con tipos de mierda con resaca gritándole que qué mierda pasaba por su cabeza al tatuarles cualquier estupidez que ellos pensaban que sería muy genial cuando no podían ni siquiera estar de pie? Pues sí otra vez, él, maldita sea, él.

Esa era exactamente la razón por la que en vez de estar dormitando con el cuello quebrado en el estudio, estaba parado en la recepción, apoyando su rostro con pereza en la palma de su mano, porque ese enano rubio de mierda llevaba alrededor de media hora intentando convencerlo de que le hiciera un tatuaje bastante... interesante.

—¡Vamos, chico bonito! ¡Te estoy pagando, sólo pon tu culo en esa silla y tatuame!— Gritó una vez más el borracho tambaleándose peligrosamente hacia su lado derecho y trastrabillando al intentar recuperar el equilibrio.

—Mira, niño, me estás pidiendo algo de lo que seguramente te arrepentirás el resto de tu miserable vida, y yo no voy a lidiar contigo mañana cuando estés enojado y adolorido— Repitió aburrido YoonGi— Así que toma tu apestosa humanidad y vete antes de que te quite la borrachera de una sola patada en el culo.

—Bah, eres tan delgado que probablemente perderías la pierna ahí adentro— Se burló el muchacho carcajeando, sacándole inevitablemente una pequeña sonrisa a YoonGi. Al menos este era un borracho divertido en vez de uno vomitivo o uno agresivo— ¡Vaaaaaaamos! ¡Soy un adulto, tengo derecho de tatuarme la mierda que quiera en el cuerpo! ¡Puedo pagarte con un polvo incluso! ¡Y esa oferta no se la hago a cualquiera, guapo!— El muchacho le "guiñó" el ojo y le "lanzó" un beso de una forma tan ridícula que YoonGi sólo pudo retorcerse en carcajadas a la vez que se agarraba el estómago con fuerza, ¿De dónde había salido ese chico? Su actitud era tan ridícula que YoonGi incluso llegaría a creer que esa era su primera borrachera.

Stupid Blonde Kid ▶ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora