Final

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JiMin, el niño rubio con tatuaje de pene que ha sido herido y que ahora es mi novio, vive conmigo y follamos.

Maldito sol hijo de puta, maldito verano hijo de puta, maldito día hijo de puta y maldita cortina hija de puta.

Ese fue el primer pensamiento de YoonGi cuando despertó ese día.

—Sol hijo de puta.

Y esas fueron las primeras palabras de JiMin, quien yacía a su lado, retorciéndose levemente, intentando encontrar una posición cómoda en la cual el sol no terminara por darle en la cara.

—Hola. —Saludó YoonGi, estirando los brazos hacia arriba, crujiendo sus codos toscamente para después girar hacia JiMin, quien estaba hecho una bolita y ahora miraba en su dirección.

—Hola. —Murmuró de vuelta JiMin, su voz ronca y pastosa por el sueño, sus ojos apenas abiertos con infinita pereza y su cabello revuelto desparramado por toda la almohada— ¿Qué hora es? —Preguntó luego, acercándose sigilosamente al mayor para recostar su cabeza en su hombro, siendo recibido por un brazo que afirmó posesivamente su cintura. Un pequeño y desinteresado "no sé" fue la única respuesta que consiguió de parte de YoonGi porque el mayor era un flojo de mierda perezoso demasiado vago como para estirar un brazo y tomar su maldito celular— Tienes el celular al lado, no seas vago, tenemos trabajo.

—Ahhhh, jodes desde el primer minuto de la mañana, maldición. —Se quejó YoonGi tomando de mala gana el celular del velador para luego tendérselo al rubio puto desagradecido que estaba acostado prácticamente sobre él.

—De todas maneras me dejas vivir aquí, así que tanto no te molesto. —Le quitó importancia JiMin al asunto, moviendo su mano despreocupadamente para tomar el celular del mayor y por fin enterarse de qué puñetera hora era. YoonGi siempre era malhumorado por la mañana, no valía la pena ofenderse por nada de lo que el pelinegro dijera en su primera hora despierto— ¡Puta madre, voy tarde!

Se levantó de un salto de la cama, pateando las mantas al piso, quitándoselas a YoonGi, quien soltó un siseo lleno de odio y le dirigió un par de sus mejores insultos, nada que JiMin no hubiera escuchado antes. Buscó alrededor de la habitación algo de ropa apresuradamente con la intención de tomar una ducha, sin embargo, cuando vio al mayor nuevamente acurrucado en la cama sin intenciones de mover un puto músculo, sintió una vena crecer en su frente.

— ¡Levántate maldito vago, tienes turno en la tienda! —Gritó quitándole por segunda vez las mantas al mayor— ¡Vas más tarde que yo inconsciente, levanta el culo, anda, anda, rapidito! —Mandoneó chasqueándole los dedos repetidas veces, viendo casi en cámara lenta cómo la mirada del mayor se endurecía llena del más puro odio y le dirigía una patada que por pura suerte pudo esquivar.

—Mira, pedazo de aborto de cerdo, mierda de...

—Sí, sí, lo que sea, ya me sé tu repertorio, ¿te levantas ahora? —Apresuró JiMin golpeando el piso con su pie impacientemente, daba igual si ya llevaban casi un año viviendo juntos, el mayor siempre sería un puto dolor de culo en las mañanas, así decía la biblia señores, ¿o el necronomicón? Valía una hectárea de mierda, en realidad, estaba perdiendo tiempo, y por consecuente dinero, y él no tenía un ano mágico del que pudiera sacarse billetes cada que quisiera así que, sí, necesitaba su maldito sueldo para poder sobrevivir.

— ¡De todas maneras tienes que bañarte tú primero, ¿Para qué mierda me quieres despierto?! —Bramó el mayor, levantándose con pereza, pateando a la mierda un libro que halló junto a su pie.

—Te toca preparar el desayuno, duh, así que apresúrate, blanquito, quiero tostadas y café, corre, corre. —Demandó con toda la confianza del mundo.

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⏰ Última actualización: Feb 17, 2018 ⏰

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