JiMin, el niño rubio

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Había pasado alrededor de un mes desde que NamJoon le había vergonzosamente confesado que estaba teniendo citas –citas regulares, no un, veámonos a veces y si te follé no me acuerdo- con un chico -cosa que YoonGi no creyó en ningún segundo porque ¿es que no han visto a NamJoon? era imposible que alguien quisiera salir con ese bastardo asqueroso- pero bueno, al parecer hasta los genios se equivocan porque grande fue su sorpresa cuando un día Viernes, NamJoon había llamado a su celular y antes de dejarlo emitir siquiera un 'Hola', el menor disparó '¿Recuerdas al chico con el que salgo? Uh, sí, sé un buen amigo de mierda y ven a conocerlo.'

YoonGi se sentía... Curioso respecto al asunto, y bastante sorprendido también, una parte de él no podía creer que el moreno tuviera algo cercano a una pareja, mientras que otra parte estaba ansiosa, porque en realidad –aunque esto tampoco lo aceptaría jamás porque tenía las pelotas lo suficientemente hinchadas con su existencia como para que NamJoon se las hinchara más con sus bromas- le encantaría que su mejor amigo dejara de acostarse con cualquier cosa que proyectara sombra antes de que agarre SIDA o peor, se le caiga el pene.

Así que ahí estaba ahora, sentado en la encimera de la desastrosa cocina del adicto al sexo con el que se juntaba, manteniendo sus pies lo suficientemente lejos del piso para evitar hacer contacto directo con cualquiera de las apestosísimas mierdas que forraban el suelo, porque YoonGi ya había tenido esa experiencia con un pedazo de pizza que fácil podría tener medio año y no, no iba a vivirlo de nuevo sólo porque NamJoon podía hasta nadar en su propia caca sin preocuparse demasiado por ello. Por otro lado, cerca del refrigerador, con una enorme bolsa negra de basura estaba SeokJin el chico más bonito que YoonGi había visto en su miserable vida.

No era que pensara en tirárselo, ni en un millón de años, el muchacho Kim era demasiado histérico y delicado para su gusto –esto sin contar que era la primera persona con la que NamJoon tenía citas reales en su vida y él era un hijo de puta, pero tenía límites- pero no era necesario querer tirárselo para darse cuenta de cuan bello era, cualquiera que tuviera ojos podría asegurar con convicción que SeokJin era malditamente lindo. Su cabello era de un sedoso color castaño que parecía irradiar olor a frutas veraniegas, su piel estaba perfectamente hidratada dando la sensación de que el chico brillaba, sus labios eran tan gruesos como el pene de YoonGi -lo cual, si alguien no lo entendió, era bastante grueso, gracias- y su ropa, de lindos pero masculinos tonos claros estaba perfectamente planchada y expelía un aroma bastante agradable y lo suficientemente potente como para poder sentirse por sobre el hedor a mierda que la pocilga de NamJoon emitía. Aún estaba pensando qué cosa estaba mal en la ecuación como para que un chico como SeokJin estuviera con un animal como NamJoon.

Habían pasado alrededor de tres horas desde que había conocido a SeokJin y le había agradado bastante hasta el momento, era una persona natural y eso era algo realmente muy importante para YoonGi, a pesar de que se notaba que estaba con la mentalidad de caerle bien por ser amigo de NamJoon, tampoco parecía exageradamente amable o con una actitud forzada, no cambiaba su actitud por caer bien y eso era suficiente para el pelinegro. Además, estaba bien acostumbrado al humor que él y NamJoon compartían y no parecía realmente sorprendido por el trato hostil y despectivo entre ambos.

—YoonGi, baja tu trasero de la encimera, por favor, ahí se cocina— Indicó SeokJin una vez que terminó de tirar todas las cosas podridas que vivían en el frigorífico y recogía algunas cosas del piso.

YoonGi se quedó unos segundos en silencio esperando la broma, esperando el comentario sarcástico que le siguiera a esa oración, pero el silencio abordó la cocina y YoonGi se sentía más sorprendido cada segundo que pasaba. Se rió. Carcajeó tan, tan fuerte y escandalosamente que además de parecer un delfín y llorar de forma bastante marica, cayó hacia atrás en de la encimera, con las piernas levantadas y nadando en cajas de pizza y envases de ramen instantáneo que en otro momento lo hubieran hecho vomitar.

Stupid Blonde Kid ▶ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora