Roto

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Cuando Hiraga despertó se encontraba dentro de una habitación completamente blanca. Por un momento creyó en la posibilidad de estar en el mundo de los muertos, pero cambió de idea cuando vio el suero colgando en un gancho a un lado de él, el cual estaba conectado por un tuvo de plástico a sus venas. Estaba en la habitación de un hospital.

Durante un instante el azabache no pudo pensar en nada. Su mente estaba vacía, ni siquiera se molestó en pensar lar razones por las que estaba en el hospital hasta que las horribles imágenes delo sucedido llegaron a él. Quiso vomitar al recordar con detalle todas las cosas que le habían hecho. Trató de incorporarse, pero un fuerte dolor en todo su cuerpo hizo que se mantuviera quieto. Estaba desesperado.

La ansiedad comenzó a correr a travez de su cuerpo como si fuera un veneno.Cuando se dio cuenta, estaba gritando con sus manos presionando sus sienes con tanta fuerza que se hizo daño.

La puerta de la habitación se abrió en seguida, y entró una chica vestida de blanco que se apresuró a revisar los monitores que estaban pitando y parpadeando a un lado de Hiraga. La enfermera le pidió que se tranquilizara, y después abrió nuevamente la puerta para dejar pasar a otra persona. 

Roberto.

—Hiraga... —el castaño intercambió un par de palabras con a enfermera, y ella terminó saliendo de la habitación después de asentir un par de veces con la cabeza. Una vez estando solos, Roberto se aproximó al azabache y lo abrazó, teniendo el suficiente cuidado de no lastimarlo—. Estaba tan preocupado, Hiraga —murmuró mientras sus ojos se llenaron de lágrimas—. En verdad creí... yo... lo siento. No pude llegar a tiempo.

Cuando se separó del abrazo, el azabache fue incapaz de mirar a la cara a su compañero. Lo que le habían hecho... él no pudo evitar sentirse sucio. Las sabanas blancas que cubrían su cuerpo se habían desacomodado lo suficiente para que pudiera ver las marcas que había en él. Marcas de golpes, rasguños, mordidas. Todo se veía tan repugnante que se dio asco.

—Informé a Lauren de lo sucedido, es el único del Vaticano que sabe la verdad de lo que pasó. Al resto sólo les dije el hecho de tu desaparición, y que estabas bastante lastimado... —el castaño cuidaba sus palabras. Era obvio que para él también era difícil hablar sobre lo que había sucedido.

Había sido violado múltiples veces, ¿cómo se suponía que se debía actuar sobre eso? Los golpes, la humillación. Pensar en todo lo sucedido lo hacían sentirse muerto. No podía cambiarse nada de lo que había pasado.

—¿Qué dijo Lauren? —su voz le sonó extraña a él mismo.

—Hizo un gran intento por venir. Le rogó al Vaticano que lo dejara salir sólo por esta vez para poder verte. Por supuesto se negaron, pero le he informado cada cosa que ha —su voz se cortó repentinamente—. Cuando salgas... hay que ir a visitarlo los dos. Nunca lo había visto tan angustiado. Él fue el que me dio información de este hospital y facilitó tu ingreso.

«No regresaré», pensó. ¿Con qué cara lo recibirían en el Vaticano al saber lo que le había ocurrido? Sólo podía pensar en lo solo y perdido que se encontraba en ese momento. Quería alejar a Roberto para evitar mancharlo. Después de lo ocurrido estaba sucio. Podía ver la suciedad sobre sus manos aunque en realidad no había nada. No sentía tener el derecho a que el castaño se preocupara por él. A final de cuentas, había sido marcado por el demonio.

—Quiero estar solo.

La frialdad de sus palabras sorprendieron a Roberto, pero Hiraga no se inmutó. Volvió a repetirlas con más firmeza en su voz, y al ver la preocupación en el rostro ajeno intentó mostrar una sonrisa para calmarlo. Se excusó diciendo que quería descansar un poco.

Una vez estuvo de nuevo solo, elevó las mantas que lo cubrían y las tiró al suelo.

Su cuerpo era un desastre. No pudo evitar pensar en cómo le habían hecho cada una de esas marcas mientras las veía. Su cuerpo había sido manchado.El azabache estaba seguro de poder ver el sello del demonio sobre todo su cuerpo. Para él era demasiado tarde. No le importaba lo que pasara, nada tenía un real sentido para él. Estaba perdido en una inmensa y eterna oscuridad.


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Hola~~~Disculpen la larga tardanza, pero al fin aquí está la continuación de este cruel fic, lo admito, me siento mal por Hiraga. Espero que el cap les haya gustado y nos leemos luego... y muy pronto, lo juro


Punto de quiebre (Vatican Kiseki Chosakan)(RobertoxHiraga)(Yaoi)Where stories live. Discover now