Cap.5

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3. Café caliente y revuelto de huevos

Dios, ¡cómo me duelen los pies!

Aún trastornada por este episodio íntimo tan apasionante como desconcertante, me dirijo a mi habitación por pasillos estrechos y sinuosos adornados con armerías y tapicerías de antaño. Este castillo es una obra de arte, un edificio suntuoso pero, esta noche, no tengo fuerzas para admirarlo. Por ahora, mientras subo los últimos peldaños que me llevan a mi lujosa suite, mi única prioridad es quitarme estos escarpines del demonio que me están reventando los pies. Tendré que acordarme de dar las gracias a Emilie por su regalo envenenado...

Me cambio mi little black dress por un picardías gris antracita de algodón y evoco en mi mente su mirada penetrante y sus labios sensuales y burlones. Justin Bieber es un hombre tremendamente guapo pero es su intensidad, su carisma y su réplica implacable lo que me ha dejado estupefacta... y exasperada. Tengo 22 años, es cierto que no tengo mucha experiencia pero nunca un hombre me había causado tanto efecto ni me había estimulado hasta ese punto. Ni me había desesperado tanto. Podría haber estado plantándole cara durante toda la noche, jugando al gato y al ratón durante horas sólo para ponerle en su lugar y enseñarle que no puede permitirse hacer lo que le viene en gana.

__________, ¡te tiene calada!

Sí, bueno, también para ver sus ojos azules sumergidos en los míos, divertirme con sus reacciones imprevisibles y sentir su calor. La melodía del móvil interrumpe mi ensueño. Mi corazón se acelera.

Cojo el teléfono y, aunque no lo confesaría jamás, espero que el multimillonario haya conseguido mi teléfono y desee seguir jugando. No puedo evitar hacer una mueca cuando veo la foto de mi hermana en la pantalla táctil.

- ¿Va todo bien? ¡Nunca me llamas a estas horas, son más de las doce!

- Oscar ha decidido que con seis meses es lo suficientemente mayor como para montar una fiesta toda la noche. Y acabo de discutir con Alex, se ha marchado dando un portazo. Necesito pensar en otra cosa.

Tengo la impresión de haber escuchado ya esto. __________, ¡la pringada compasiva a su servicio!

- Camille, siento mucho lo que te pasa, pero estoy reventada y querría acostarme. ¿Podemos hablar mañana?

- ¡Podrías concederme al menos cinco minutos de tiempo! No te sienta bien codearte con snobs, ¡te están cambiando!

- ¡No me codeo con snobs! Me codeo con multimillonarios apasionados. Eso sí que me cambia.

Buenas noches, da un beso a mi sobrino de mi parte.

Te lo mereces, guapa.

Últimamente, la relación entre nosotras es tensa. A mi hermana le cuesta entender que nuestras vidas se hayan vuelto tan diferentes. Durante veinte años, ella ha sido mi modelo. Ahora, podría decirse que los roles se han invertido, le gustaría tener mi vida, mi libertad, mi despreocupación. Así que me lo hace pagar acosándome con llamadas de teléfono desagradables en las que se pasa todo el rato quejándose y criticando mis elecciones y mi modo de vida. Esta noche, no va a tener la última palabra, no quiero que fastidie esta noche tan... especial.

Decido ignorar su mensaje furibundo y me deslizo en esta cama deliciosamente mullida y reconfortante. Cuando apago la luz, me asaltan flash-backs de mi encuentro con Justin. Justin. Ya le llamo por su nombre. Al menos, en mi cabeza, porque no me atrevería a hacerlo en la vida real. Él ni siquiera sabe cómo me llamo y, en principio, es el último de sus problemas. No me da tiempo 0061 volver a rememorar toda la escena, me duermo antes de llegar a su comentario sobre mi lengua «seguramente exquisita, pero afilada»...

Cien Facetas Del Sr BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora