-Querida, son las dos de la tarde y sigues en la cama- mi madre había entrado en mi habitación quedándose en el umbral de la puerta- Levántate todos te esperamos abajo en el comedor- cerro la puerta a sus espaldas después de hablar.
Maldición lo único que recuerdo anoche es que bebí hasta que mis propias piernas flaquearon y me obligaron a llamar a Conan a mi ayuda .Las cortinas de mi habitación seguían cerradas cosa que hará mucho más fácil levantarme y acostumbrar a mis ojos a esta escasa luz. Me puse de pie lo más rápido que pude, mi cuerpo se sentía muy pesado y mi cabeza en cualquier momento explotaría. Mi pijama; que bien era de Conan, la cual el mismo me había puesto me calentaba en esta tarde de fría. Recogí mi cabello en una cola alta, y me puse unas pantuflas negras, a juego con el pijama que era negro con cuadros grises. Camine al sanitario, me desmaquille y me lave los dientes, mi cara en el reflejo del espejo parecía el de un mapache apestoso y rabioso. Terminando baje las escaleras y para mi sorpresa todos me estaban esperando, cuando mi madre dijo todos te están esperando, creí que se refería a Zeus y Atenea, Conan y mi Padre nunca meriendan con nosotros; Conan por la mañana entrena en el gimnasio hasta tarde y mi padre se queda en su despacho todo el día.
-Dua, al parecer estuviste disfrutando tu noche- Mi padre hablo mientras me adentraba en el comedor y tomaba mi asiento en medio de mi madre y Atenea.
-Sí, salí a festejar que Conan a entrado en el negocio familiar- la mirada afilada de mi madre y mi hermano me atravesaba mientras tomaba un par de panqueques- ¿Acaso no lo hiciste tu ayer?- en el rostro de mi papá se asomaba cierta duda de a lo que yo me refería- Si cuando golpeaste a Mamá, una forma muy grata para festejar ¿no?
Los mellizos mostraban preocupación en su rostro, nunca han visto como papá golpea a mamá y al pensarlo comienzan a llenar sus ojos de lágrimas. A pesar de tener cinco son niños muy fuertes, pues nuestra familia es así. Las lágrimas ni los sentimentalismos están permitidos.
-Querida no digas cosas de las que te puedas arrepentir más tarde- Mi madre había puesto su mano sobre la mía; si seguía hablando mi padre tomaría repercusiones con ella. Por debajo de la mesa patee a Conan tenía que sacarnos de aquí.
-¿Papá no vas a decirles a mamá y a Dua porque hoy estamos aquí?- Hablo mi hermano percatándose de lo que yo quería, desde pequeños aprendimos a leer nuestras miradas y la que él me dedicaba no era una buena; decía me debes una grande.
Mi padre relajo su mirada que se había clavado en mi madre, para mirarme a mí.
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| ESCAPANDO DE MÍ |
Teen FictionLa primera parte de la trilogía "Cobardes" traída por Fradudul o más formalmente conocida Julieta. Dua J. Dacarett Hija de uno de los mejores Narcotraficantes del país el cual es uno de los más buscados por DEA, ella al ser tan despiadada comienza...