Capítulo 2: Cena

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Mamá me había explicado que mañana por la mañana iríamos a buscar un nuevo colegio. La idea no me entusiasmaba del todo. Por alguna razón se me dificultaba el hecho de tener que conocer nuevas personas. En Irlanda, Niall era mi mejor amigo, por no decir que el único, por la misma razón. Era una de las causas por las que no quería mudarme.

Me limité a asentir. Después de la pequeña charla, le dije a mi madre que iría afuera. Quería tomar un poco de aire fresco. El cielo estaba teñido de azul oscuro; algunas estrellas comenzaban a hacerse presentes. Caminé hasta la banca y me senté. Por unos minutos estuve así, con la cabeza apoyada en la mano y trazando figuras invisibles en la banca con la otra mano, no me había dado cuenta que alguien estaba de pie en el pequeño portón.

- ¡Hola!

Era una chica, un poco más alta que yo. Su cabello castaño oscuro caía por sus hombros. Tenía una simpática sonrisa.

- Hola... -Murmuré.

- Soy Gemma. -Me dijo sonriente.

- Emma.

-Soltó una risita.- ¡Vaya! Nunca había conocido a alguien que tuviera un nombre parecido al mío. -También reí.- Bueno, queríamos darles la bienvenida al vecindario. Pensamos que tal vez quisieran ir a cenar con nosotros hoy.

De pronto escuché que la puerta se abría. Era mamá.

- ¡Emma! ¡Ya está...! -Se calló de golpe.- ¡Hola! -Saludó mi madre sonriente a Gemma.

- ¡Hola señora! Mucho gusto, me llamo Gemma. Justo le decía a Emma que a mi familia y a mí nos gustaría que nos acompañaran a cenar hoy. Ya sabe, para darles la bienvenida.

- Mucho gusto Gemma, puedes llamarme Lydia. Y claro que nos encantaría, muchas gracias cariño. Pero pasa.

Mi madre se apresuró en buscar a mi padre para comentarle acerca de la invitación de la familia de Gemma. Me había comentado que ellos vivían en la casa detrás de la nuestra, mientras caminábamos unos cuantos pasos adelante de mis padres. Cuando llegamos a su casa, su familia nos recibió igual o incluso más sonriente que ella. Nos había presentado a su madre, Anne, su padrastro, Robin y dijo que tenía un hermano pero, que por el momento, no se encontraba en casa.

Su madre, quién nos había pedido que la llamáramos Anne, había decorado espléndidamente el comedor. La mayoría de la comida se encontraba servida en el centro de la estrecha mesa de madera. Todo se hallaba en su lugar. Nos sentamos y cada uno sirvió su plato. Me es extraño decir que yo estaba participando abiertamente en la plática grupal con personas completamente desconocidas para mí mientras degustaba la exquisita cena que Anne había preparado; por alguna razón, me inspiraban la confianza suficiente para poder dejar mi silencio de lado.

Cuando terminamos de cenar, Gemma me llevó a su habitación. Subimos por las escaleras y pasamos por una habitación bastante grande, de color azul.

- Disculpa a mi hermano. Es algo... Desordenado. -Me dijo al momento que veíamos el desastre que había en su habitación. La típica de cualquier chico. Al menos de la mayoría. Ropa y extraños objetos regados por todas partes excepto en el armario.

- No, está bien.

La habitación de Gemma era del mismo tamaño. Pero era de un cálido color verde. A diferencia de la de su hermano, su habitación estaba perfectamente ordenada y limpia.

- Y... ¿Dónde está?

Vaciló.- Por ahí, con sus amigos, supongo. -Una sonrisa torcida cruzaba su rostro haciéndola parecer insegura de su anterior respuesta.

Asentí.

- Y dime Em... ¿De dónde eres? -Preguntó con suma curiosidad mientras se sentaba en el borde de la cama.

- Soy originaria de aquí, de Londres. Pero durante los últimos cuatro años vivía en Irlanda.

- ¡Vaya! ¿Es bonito allá?

- Hermoso. Es tan tranquilo, bastante característico. Vivía en una ciudad pequeña, todos se conocen ahí. Es muy pintoresco. -Sonreí.

- ¿Debe de ser difícil, cierto? -Preguntó repentinamente y al ver mi mirada confusa aclaró.- Es decir, tener que dejar a tus amigos cada par de años...

Niall.

- Lo es, lo es y mucho.

Between UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora