Capítulo 4: Harry.

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Al atardecer, me encontraba caminando por el centro de Holmes Chapel. Tenía la costumbre de que cada vez que cambiaba de ciudad, daba un paseo para poder conocerla mejor, aunque sólo estuviera ahí un par de meses. Era una ciudad muy pintoresca y pequeña, casi tanto como Mullingar. Vi un pequeño parque y me acerqué; no había mucha gente así que no me fue difícil encontrar un asiento vacío. Permanecí ahí casi una media hora observando como las personas iban y venían, la mayoría eran madres y sus pequeños. También había unas cuantas personas paseando a sus perros. Nada del otro mundo.

Me levanté y seguí caminando, comenzaba a oscurecer así que apresuré mi paso de vuelta a casa, cuando me encontré con una pequeña panadería. Habían varios comensales dentro y entré. Tenía un pequeño antojo. Veía el mostrador cuando un chico vestido con un uniforme negro, se posó repentinamente frente a mí.

- Hola, buenas noches. ¿Qué se te ofrece? -Preguntó de manera entusiasta y con una sonrisa. ¿Qué acaso todo el mundo era tan enérgico en esta ciudad? Vaya...

- Hola. -Saludé y le dije que era lo que quería. Después avanzamos hacia la caja. 

- Aquí está tu cambio y tu recibo. Gracias por venir. -Sonrió de nuevo y le sonreí de vuelta. La verdad era que el chico no estaba nada mal.

Guardé mi cambio y me disponía a salir por aquella puerta de cristal cuando escuché algo que llamó mi atención e hizo que me detuviera.

-¡Harry! ¿Puedes venir a ayudarme, cielo?

¿Sería el mismo Harry del que tanto he oído hablar? ¿El hermano de Gemma? Pero era bastante absurdo, podría haber docenas de Harrys en una sola ciudad, aunque ésta fuera pequeña. Así que salí del lugar hacia mi casa.

***

-Entonces... ¿Estaba bueno? -Preguntó Niall a través de la pantalla.- ¿Más que yo?

Carcajeé.- Algo así... -Le respondí yo. Sólo dos días habían pasado desde que me fui y lo extrañaba como si no lo hubiera visto en años. Estúpido y adorable Niall. Lo amo.- Pero sabes que sigues siendo mi favorito. 

-Sí, lo sé pero, no me gusta el hecho de saber que tengo competencia. ¡Y no es justo! No estoy ahí para mostrarte mi mejor perfil. -Me dijo mientras trataba de posar ante la cámara de su laptop.

-¿Hubieras preferido que no te lo dijera? Porque no hay problema, tal vez para mañana olvides que te lo comenté. -Sonrió falsamente. 

-¡Oye! Tengo una pésima memoria pero no aplica contigo, así que no tienes tanta suerte. Pero no te preocupes, mañana buscaré empleo en alguna panadería. Así, cuando vengas a visitarme, te darás cuenta de que me veo mucho más atractivo amasando la masa para el pan en mi sexy uniforme de panadero. Ahí te darás cuenta de quién sí está bueno. -Se cruzó de brazos mientras sonreía. Yo no tenía ni idea de qué era lo que había hecho para encontrarme con un amigo como él. ¿Qué tan malo fue lo que hice?

-Claro, rubio. Lo que tú digas. -Rodé los ojos mientras sonreía. Este chico terminaría matándome.

-¿Ves? Ya vas cediendo... 

-Niall, tú eres un caso imposible. Definitivamente no tienes remedio alguno. Me tengo que ir, cielo, mis padres me esperan abajo.

-Claro Em. Dales saludos de mi parte. -Su expresión cambió.- Te extraño mucho pequeña. -Dijo mientras hacía una mueca; podía sentir como mi corazón se encogía dentro de mi pecho. Tomé aire.

-Y yo a ti...

***

Si me había sentido incómoda la primera vez que había visitado la casa de Gemma... No sé que demonios sentía ahora porque ella no estaba. Estaba sentada en la sala rodeada de adultos, callada, sin hacer ruido alguno. Así de incómoda estaba.

Cuando llegamos, no me encontraba tan nerviosa porque sabía que Gemma estaría ahí, pero me llevé una pequeña sorpresa.

- ¿Y Gemma? -Pregunté después de haber saludado a Anne y a Robin. 

- Oh cariño... Ella no se encuentra. Tuvo que salir, a casa de una amiga suya, por la escuela. -Me dio una media sonrisa.

Mierda. ¿Y ahora?

-Pero mi hijo, Harry, no debe tardar en llegar. Así que no te preocupes, aprovechan para conocerse.

Una hora y media. Había pasado una hora y media desde que Anne me había dicho eso y tenía la leve sensación de que ella se había percatado de ello, así que, de vez en cuando me regalaba una sonrisa nerviosa.

Como de milagro, escuché la puerta abrirse y por un momento, mis esperanzas se contuvieron pensando que sería Gemma cruzando la puerta. De pronto vi una corta cabellera rizada. Dios...

-Hum... Hola. -Llevaba una camisa negra a juego con los pantalones.

-¡Cariño! Al fin llegas. Estaba comenzando a preocuparme... -Anne se levantó deprisa yendo hacia el chico.

-Lo lamento, mamá. Es que, hubo un problema en la panadería, con una de las máquinas, y me quedé a ayudar. Pensé que no demoraría mucho pero veo que me equivoqué. -Dijo mordiéndose el labio nerviosamente y posando la vista sólo en su madre.

-Está bien, cariño. Pero a la próxima, por más que creas en tus intuiciones, avísame. -Anne volteó hacia nosotros tomando al chico por los hombros.- Por cierto, ellos son Robert y Marie, los nuevos vecinos -Presentó a mis padres, después volteó hacia mí.- Ella es Emma, su hija. -Me miró.- Éste es mi hijo menor, Harry.

Demonios. Demonios. Demonios.

-Mucho gusto en conocerlos. -Dijo mientras tomaba mi mano en un delicado apretón.

Estaba más bueno de cerca.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2015 ⏰

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