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La chica no dejaba de golpear su espalda como si de esa manera el fuera a soltarla, entre golpe y golpe llegaron a su casa que, tal y como decían los rumores estaba en lo más oculto del bosque...
Una vez dentro el se aseguro de que no escapara metiéndole dentro de una reja para osos, la verdad era que para el era más que gracioso verla ahí dentro como si fuera algún pájaro al que se le priva de su libertad pero un poco distinto ya que ella por ser hija de aquellos mal nacidos sujetos merecía estar ahí, por lo que para molestarla un poco decidió sacarle conversación
–De acuerdo niña te diré las reglas para ti al estar en este lugar–Al ver como agrandaba sus ojos rio un poco al continuar-no son tantas como para que te pongas así, verás, la primera es muy importante, no tienes permitido salir, si lo haces tendré que castigarte, segunda, cada que traiga carne serás la encargada de cocinarla de manera que sea comestible–Esta vez ella achicó sus ojos de manera muy evidente en señal de enfado, el volvió a reír esta vez con una más sonora carcajada y dijo–bien bien, la tercera es no molestarme o habrá consecuencias y la cuarta y no menos importante es... Duermes en el suelo, la cama es mía.
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A ella le parecía que estaba burlándose al decirle esas estúpidas reglas, acaso sería su sirvienta? Si era lo que el quería estaba equivocado al pensar que ella lo sería, no por ser demasiado apuesto o tener la sonrisa más perfecta ella aceptaría aquel trato pacíficamente.
Aquella noche en serio que sería larga para ella y no era por que tuviera miedo precisamente, sino que dormir en el suelo y encerrada en la pequeña celda era más que incómodo, así que dejándose llevar por los sentimientos encontrados comenzó a llorar, aquello como era de esperarse despertó al cazador aunque en realidad no había logrado dormir tampoco, por lo qué, molesto, le dijo:
-¿Qué es lo que intentas conseguir actuando así?–Ella lo ignoro, por lo que siguió y dijo–De acuerdo, que es lo que te molesta... ¿Dormir en el suelo o estar enjaulada?–Como ella seguía sin prestarle atención se exasperó y le dijo–Me ignoraras todo el tiempo? Por que también soy bueno en eso...
–Las dos cosas...–Dijo en tono bajo mientras miraba a algún sitio de la habitación
–Claro... Y de esas cual más?–Le pregunto mirándola desde su posición, ella se encontraba sentada de lado en medio de la celda cuando ella se percato de que la veía lo miro con cara roja y contestó–Dormir en el suelo.–El cazador poniendo su mejor rostro de seductor le pregunto–Sabías que soy un hombre muy generoso?–La cara de la chica era de impresión pura por lo que el agrando su sonrisa y dijo–Y para que lo notes te dejaré salir de ahí y podrás dormir en la cama.–
–En serio?, pero... En donde dormirá usted?–Ahora solo tenia confusión en su rostro y se hizo más grande al escuchar su respuesta.–Pues aquí también, a fin de cuentas es mi cama no?–La   joven poniéndose aun más roja que antes pregunto–No podría dormir en otro lugar?–El cazador con más que diversión en su voz contesto–Tu? Claro hay mucho sitio en el suelo para dormir, pero supongo no te agrada...
–Y no hay otra cama?
–Aparte de la mía...me temo que no, entonces... Que harás?
–En serio no tengo más opción?
–Digamos que no...–Ella trago saliva y contesto temerosa mente–De-de acuerdo.

La leyenda del cazador con piel de lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora