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Su sorpresa fue demasiado grande al darse cuenta de qué, o mejor dicho de quién lo seguía... Esta era una chica que por como reflejaba la luna esas suaves e inocentes facciones no pasaría de los veinte años, con un largo cabello de un color tan rubio que casi era blanco y ella era todavía más que pálida sólo que con un rubor en sus mejillas que las ponía muy rosadas, de ojos con un color que no decidía entre el verde y el gris, de estatura mediana entre las mujeres aunque el no había visto a muchas en su vida puesto que, por el miedo que generaba su apariencia estás solían huir tan sólo al divisarlo a lo lejos, tenía una pequeña boca de labios rojos y largas pestañas que brillaban con el reflejo de la luna, en realidad era hermosa por lo mismo a él se le hizo muy extraño que estuviera observándolo, en ves de huir como la mayoría de las personas al verlo por lo que solo bajo el arco y le preguntó con aire ermitaño:
–Que se supone que tengo de interesante para que no dejes de mirarme?
Al escuchar aquella gruesa y a la vez grave voz ella salió de su ensimismamiento y comenzó a ponerse nerviosa, estando frente a ese sujeto alto pudo notar que en realidad era bastante apuesto sus ojos eran de un verde azulado, unas gruesas y pobladas cejas así como unas largas pestañas negras hacían su mirada aun más intensa, tanto, que por un breve momento se sintió intimidada, sus labios eran delgados y un poco rosados los cuales estaban en una línea recta y tenía una incipiente barba, tardó unos segundos en hallar su voz por lo que está salió temblorosa al responder
–Disculpe si lo moleste al observarlo... Yo no pensé que... Pero mejor me voy.
Y comenzó a caminar hacia atrás para luego dar la vuelta y comenzar a correr, al cazador le pareció que ella tenía una voz muy hermosa por lo que decidió cerrarle el paso tomándola por sorpresa y acorralándole contra un árbol, entonces cambiando el tono de su voz le dijo:
–No te parece que sea un poco tarde para que una señorita como tú salga a observar el contenido del bosque?
–Ssupongo que no me di cuenta cuando oscureció...
–Porque estas aquí... No te han advertido de que el bosque es un lugar peligroso?
–Si... Pero...
–Es que no temes por tu vida?
–Usted me dañaría?
Riéndose por aquella pregunta tan carente de sentido el hombre le respondió con una mirada aún más intensa. –Crees acaso que yo no soy peligroso niña? Te aconsejaría que no volvieras por aquí o...–La miro de arriba a abajo notando como de veras era muy hermosa, y con una voz ronca continúo–No se que te podría pasar...
–Entonces le ruego por favor, me deje ir...
–Mmm y que pasaría si no lo hago, dijo tocando su barbilla meditando en si jugar con ella sería lo más prudente -yo no perdería nada o si?
–Los de la aldea vendrán a buscarme puesto que soy la hija del jefe así que mejor déjeme ir.
–Esos bastardos? A mi no me importa si vienen o no... Pero si lo hacen, saben a que atenerse.–
Y sin pensar más en lo que sería prudente o no, la cargo como a un costal poniéndola sobre su hombro y se la llevo, quizá esa noche no conseguiría carne pero si una muy buena diversión.

La leyenda del cazador con piel de lobo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora