Caminaba tranquilamente por aquella vereda que tan conocida era para él, hacia ya un rato que la oscuridad de la noche había caído y por lo mismo le parecía que era el momento perfecto para salir a conseguir algo de carne al bosque, pues justo a esa hora ese lugar estaba menos concurrido,así que, con seguridad, salio a cazar dando por hecho que en el bosque solo habría algunos animales solitarios...
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Desearía no haber ido nunca, justo ese día, a esa más perfecta hora para confirmar eso que tanto se rumoreaba por su aldea, que justo a esa hora, en ese preciso lado del bosque solían aparecer extrañas criaturas que para ellos, eran más que aterradoras, claro jamás pensó que llegaría a ser esa su manera de conocerlo... estaba pensando que no podía ser más tenebroso el bosque y justo en ese momento, lo vio... pero al contrario de causarle terror o algo parecido, su reacción fue de completa sorpresa y curiosidad al ver a ese calmado ser, caminando como si fuera el mejor de los momentos para salir a pasear, claro sin contar que justo en su espalda colgaba un arco y una bolsa con flechas... pero no parecía un monstruo, sino que a ella le pareció completamente fantástico e irreal tanto así que comenzó a pensar que su miedo le jugaba una mala pasada y que sólo para calmar sus nervios había imaginado a ese hombre tan velludo que parecía traer a un lobo en su espalda, era más alto que la mayoría de los hombres en su aldea de hecho podría asegurar que casi llegaba a los dos metros de estatura, su cabello era de color negro azabache y más largo que lo habitual en un hombre pero aún así este brillaba a la luz de la luna como si esta lo nutriera, transmitía tranquilidad y ganas de caminar y platicar con él, así que como si fuera la cosa más normal del mundo se acerco para hablarle y salir de dudas...
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Cuando había llegado al mejor lugar para cazar comenzó a inclinarse lentamente para no espantar a su presa, el cual era un hermoso ciervo que comía pasto más que confiado, justo cuando estaba a punto de disparar la flecha escucho unos pasos sobre las hojas secas que servían de alfombra en el suelo, entonces haciendo caso de sus impulsos e intuyendo que no era nadie con buenas intenciones giró lo más rápido posible y disparo la flecha justo al árbol que estaba a un lado de la cabeza de aquel intruso...
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La leyenda del cazador con piel de lobo
AcakSi te lo cuento estoy segura que no creerás que sea real puesto que era tan asombroso que parecía sacado de un cuento pero mucho más perfecto