En el plano espiritual no había mucho que hacer. Para Kokkuri-san era sumamente aburrido ir de aquí para acá sin rumbo fijo, le molestaban la mayoría de Yokai que rondaban con libertad como él y no soportaba a los espíritus juguetones que se la pasaban provocándolo. Con suerte tenía un amigo, por llamarlo de alguna manera, ya que si bien, no lo irritaba demasiado, seguía pareciéndole de lo más molesto
Era por eso que adoraba cuando alguien se atrevía a invocarlo, ver sus rostros llenos de terror cuando movía la moneda, alguna vez le tocó asustar a un hombre maduro, haciendo que mojara los pantalones. No obstante, en las últimas invocaciones a las que había acudido terminaba arruinando la diversión él solo. Perdía la paciencia con los jóvenes fácilmente; se supone que le llamaban para saber cosas importantes del futuro -aunque la mayoría de veces mentía para fastidiar a las personas-, no para decirles que comerán mañana, y gracias a la irritación que aquello le causaba terminaba materializándose en el plano terrenal, asustando a cada uno de ellos por pocos segundos antes de que salieran corriendo. Aquello era el doble de tedioso, ya que si no rompían la hoja o conservaban la moneda que usaron, debía quedarse un tiempo más en el lugar de la invocación -sin poder ir muy lejos- hasta que el descerebrado que lo invocó hiciera las cosas bien y pudiera regresar a su hogar
En el peor de los casos, la gente no soportaba el tormento que les causaba y terminaba acabando con su propia vida. Y no era algo que le importara demasiado, ya que para él, la línea entre la vida y la muerte no tenía importancia
—¡Oi, Bakugo!
Kokkuri-san detuvo su caminar por el campo de estrellas, suspirando pesadamente y dándose la vuelta para encarar a su único amigo: Un Oni* de su estatura, piel roja al igual que sus ojos, un par de cuernos y una simpática sonrisa llena de dientes afilados
—¿Qué quieres, Kirishima?
Los nombres y los apellidos no tenían razón de ser en el mundo de los espíritus, pero si esos dos tenían algo en común, era que les fascinaban las cosas del plano terrenal, siendo por esa razón que adoptaron nombres humanos para identificarse
El Oni, únicamente vestido de la cintura para abajo con medio kimono amarrado a su cintura, le sonrió animado
—Estuve vigilando a unos cuantos mortales —informó en tono juguetón —. ¡Uno de ellos era muy lindo! —rió tontamente —¿Y qué crees? Pronto tendrás algo de diversión
Aquello formó una sonrisa maliciosa en el rostro de Kokkuri-san, la cual era imposible de ver por la máscara de kitsune que llevaba puesta
—¿Que dices, Kokkuri-san? —llamó divertido—, ¿me llevas esta vez? —pidió juntando sus manos, poniendo carita de cachorro desamparado
—Jódete Kirishima, si te llevo sólo me darás problemas —bufó borrando su sonrisa
—¡Hermano, sólo ésta vez! —suplicó tirándose al suelo de rodillas—. ¡Ese mortal era lindo de verdad!
—¿Y a mi que me importa? Encuentra otra manera de encontrarte con él
—Si voy así como estoy va a salir corriendo —hizo un puchero—. Tú eres muy sabio, y tu lado mapache me puede convertir en algo menos temible** —suplicó de nuevo
Aún llevando su máscara puesta, Kirishima podía sentir la mirada asesina que su amigo le dedicó, pero se sintió afortunado al ver que el yokai mayor suspiraba frustrado
—Si algo sale mal y no eres capaz de regresar no será mi problema—gruñó antes de seguir caminando
El Oni abrió los ojos sorprendido y volvió a sonreír poniéndose de pie, alzando los brazos en modo de victoria
—¡Eres tan amable, Kokkuri-san~! —exclamó
—¡Deja de llamarme así maldito!
Bakugo Katsuki, mejor conocido como Kokkuri-san, era un espíritu de carácter difícil. Su lado zorro lo hacía muy astuto, cosa que usaba para engañar a otras personas, su lado perro lo volvía el mejor guardián -y en ocasiones, se ponía juguetón, cosa que intentaba contener para mantener su orgullo a salvo-, pero al mismo tiempo una fiera cuando lo molestaban demasiado, y su lado mapache sacaba lo peor de él, jugueteando con el destino de las personas de forma cruel, aunque de igual manera daba buena suerte
Su antecesor era un Kokkuri-san admirable, juguetón, protector y astuto, pero desde que él tomó su lugar, rondan murmullos criticando al Kokkuri-san actual, del cual nadie sabe nada más que tenía un carácter horrible. Alguna vez un espíritu malicioso fue a hacerle preguntas, el mismo regresó con la mirada vacía y depresión eterna, porque si alguien se atrevía a siquiera molestarlo cuando estaba tomando la siesta -una simple ilusión que hacía que el tiempo fuera más rápido- sería testigo de su ira
Pero a pesar de todo, Katsuki-Kokkuri-san no era un espíritu maligno, como varios pensaban, lo único malo que podría pasarle a alguien que "requiriera sus servicios" era ser engañado por el yokai
Nadie sabía que también era un ser con sueños y metas en la vida, nadie sabía que se sentía bastante solo. Anhelaba ir al mundo de los mortales sin estar atado a gente temerosa que olvidó gastar la maldita moneda o no rompió la hoja, y no podía pasar al plano terrenal sin una torii por la cual entrar. Y aún si lograba ir sin ser invocado, se debilitaría poco a poco sin dejar un sucesor que tomara su lugar y desaparecería
No temía desaparecer, pero no quería hacerlo sin antes sacarle provecho a su existencia
Claro que sabía sobre el mito de que si se enamoraba podría quedarse, porque hasta un amargado como él entendía lo fuerte que era ese sentimiento, pero no tenía interés en encontrar el amor
Era ciertamente caprichoso
—Kokkuri-san, Kokkuri-san, si estás aquí, por favor, mueve esta moneda
Sonrió de lado al escuchar su llamado, soportando los comentarios emocionados de su amigo. Con una mano tomó el hombro de Kirishima y de un momento a otro estaban frente a una torii enorme, cosa que el oni jamás había visto y parecía estar a punto de desmayarse de la emoción
—Ni se te ocurra tratar de mover la moneda ¿oíste?
—Fuerte y claro hermano
Con un toque en la frente de su dedo índice, Kokkuri-san transformó a su amigo en un humano, sin lograr cambiarle el color de ojos o la forma de sus dientes, pero dándole un aspecto más amigable
—¡Bakugo esto es genial hombre! —exclamó viéndose de pies a cabeza—¡Gra-!
—No hay tiempo —interrumpió jalando su brazo y pasando por la torii hacia el plano terrenal
Jamás olvidaría al primer rostro que logró ver al llegar, lleno de pecas, mirada esmeralda llena de curiosidad y una mueca de incomodidad en el rostro. Un rostro que incitaba a molestarlo
Ese día, Izuku juró ver una sonrisa maliciosa y juguetona entre la oscuridad de la sala en casa de Mina
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*Los oni son criaturas del folclore japonés, similares a los ogros o demonios occidentales. Son personajes populares en el arte, literatura y teatro japoneses.
** Se supone que los mapaches (Tanukis) tienen el poder de cambiar su aspecto, aunque no estoy segura de que puedan cambiar el de otros. Al menos en esta historia será así
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Kokkuri-san [コクリさん]
FanfictionNecesitas al menos dos personas más que también participen, una hoja de papel, un bolígrafo y una moneda. 1.- Toma la hoja de papel (debe estar en blanco) y dibuja una "torii", no es necesario que te esfuerces mucho; si el símbolo que dibujes tiene...