Kokkuri-san [コクリさん]

Bakugo, Kokkuri-san

Kokkuri-Katsuki-san de verdad se divertía haciendo a los jóvenes temblar. Era en especial divertido molestar al gracioso chico de ojos y cabellos verdes, el único que hacía preguntas buenas y por ende, era más divertido engañarle para que se asustara. Fue entonces que unas palabras que jamás esperó escuchar salieron de sus labios, y no pudo evitar sentirse emocionado por ese momento

—Kokkuri-san ¿te presentarás ante nosotros? 

Era una petición normal en sus sesiones, que en su mayoría rechazaba, pero terminaba enseñando la máscara de kitsune para sacar un buen susto. Sin embargo, imaginar la expresión de terror que el peliverde de seguro pondría era demasiado tentadora

Tanto que terminó haciéndolo. No imaginó que se fuera a desmayar

[Kokkuri-san]

Kaminari estaba entre aterrado y confundido. De la nada Kokkuri-san y un chico pelirrojo se aparecieron, y este último estaba abrazándolo con tanto cariño que lo dejaba sin aire, sin mencionar que ahora Midoriya estaba inconsciente

—¡Mi-Midoriya! —exclamó

Kokkuri-san bajó de la mesita de centro volviendo a colocarse la máscara, supuso que había salido de la hoja que usaban para comunicarse con él. No era para nada como se lo había imaginado. En su mente, Kokkuri-san tenía una expresión zorruna bastante graciosa, orejas de pug y cola de mapache, quizás con algún conjunto cómico y de estatura similar a la de Mineta. Se había equivocado totalmente 

El ser frente a ellos era alto y fornido, a su kimono rojo le faltaban las mangas, dejando ver músculos trabajados en sus brazos; sobre su cabeza habían un par de orejas de perro akita, y en vez de tener una sola cola de mapache, tenía nueve de zorro. Le era imposible saber si tenía la expresión graciosa que se imaginaba, pues la máscara de kitsune cubría su rostro por completo, sin embargo, tenía el presentimiento de que su expresión sería de todo menos cómica

—¿Está muerto? —soltó el temible espíritu por lo bajo

Por su parte, Ashido se movía lentamente hacia su amigo inconsciente, sin quitar la mirada de Kokkuri-san. Katsuki sintió los ojos de ésta sobre él, y con indiferencia le devolvió el gesto, dejándola congelada 

—Kokkuri-san, m-mi amigo...

El yokai se quitó del medio, dándole paso a la chica, quien se acercaba a Midoriya con discreción y movimientos lentos. Revisó su pulso, suspirando aliviada al asegurarse de que parecía más dormido que desmayado 

—Cumplí con la petición y respondí sus preguntas —habló Kokkuri-san de repente, sobresaltando a los presentes. Volteó a ver al chico que seguía sin soltar a Kaminari, quien reía tontamente al tenerlo entre sus fuertes brazos—. Kirishima, deja a ese idiota en paz

—Hermano ni loco, este chico es genial   —se negó, sonrojando a Denki

—¿Me conoces...?  

Kirishima soltó una risa 

—¡Te he estado siguiendo unas semanas! —confesó sin pudor, asustando ligeramente al rubio— Un día te vi saliendo de un arcade con ese de ahí —señaló a Mineta, quien enseguida se puso tieso— mientras hacía un encargo. ¡Simplemente me pareciste muy lindo!

Denki no sabía si asustarse, reír, o sonrojarse por la sonrisa impecable del otro. Cuando estuvo a punto de preguntarle algo más, Kokkuri-san los interrumpió