Capítulo treinta y siete.

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Volvimos a entrar y ella se sentó a la mesa sin dejar de sonreírle a Dallas. Él nos miró consecutivamente y sonrió levemente esperando escuchar algo.
—Cam, mañana vamos al partido con Shawn —le dijo ella. El moreno sonrió.
— ¿De verdad? ¿No te molesta? _______, si no quieres ir... podemos ir al cine como habíamos acordado.
—Tranquilo Cam, vamos a ver el partido. La vamos a pasar bien igual que en el cine —dijo ella y apoyó su mano sobre la de él.
La miré de reojo, ¿Con que ese era su plan, verdad?
— ¿Qué pediste para cenar Dallas? —le pregunté. Él me miró.
—Mmm, bueno pedí algo simple y rico. Pastas —dijo él.
—Lamento decirte Cameron que ______ es...
—Vegetariana —me interrumpió él —Lo sé. Por eso para ella pedí una pasta especial, de sémola con una salsa de espinaca.
—Eres tan considerado —le dijo ella.
—Lo mereces —le dijo galante. ¡Ya no iba a poder tolerarlo!
— ¿Y cómo van las cosas en el centro Cameron? —le dije para que pusiera su atención en otro cosa y dejara de mirar a mi Anne.
—Por ahora todo marcha sobre ruedas. La semana pasaba tuve una reunión con el rector y el director de la administración. Vamos a hacer un nuevo proyecto basado en mejorar las condiciones de los laboratorios y talleres.
—Sí, he escuchado un poco de eso. Todo el mundo está muy conforme con tu mandato —le dije divertido. Él rió.
—Yo no lo llamaría así. Solo soy un alumno más que fue elegido por el resto del alumnado para hacerle llegar sus quejas e ideas a las autoridades —dijo condescendiente.
—No seas modesto —le dijo ______, haciendo que ambos la miráramos —Eres un gran presidente... si yo hubiese estado cuando te postulaste te aseguró que te hubiese dado mi voto.
—Serías una excelente asesora de campaña —dijo divertido.
— ¿Lo crees? —preguntó ella.
—Sí, eres así como especial para esas cosas —dije metiéndome en su conversación —Te gusta mucho el tema de hablar, de opinar sobre la gente... tienes la palabra fácil.
—Ella tiene ese carácter fuerte y decidido, como todas las mujeres que saben de política y esas cosas —me dijo él. Lo miré.
—Sí, principalmente porque miente muy bien —dije divertido.
Sentí como una pequeña mano se apoyaba sobre mi rodilla. Mis ojos se abrieron bien y mi cuerpo dio un pequeño respingo sobre la silla.
— ¿Sabes Cameron? Ayer encontré ese libro del que hablamos el otro día —le dijo ella. Su mano comenzó a acariciar mi rodilla, por debajo de la mesa. ¡Oh diablos, este sí era su maldito plan!
—¿Ah sí? —dijo él algo sorprendido —¿Has podido leerlo?
—Muy poco —dijo ella sin dejar de mirarlo a él.
Ellos seguían hablando, pero mi cabeza estaba demasiado distraída como para prestarles atención. Tragué saliva. Su mano apretó mi rodilla sutilmente, haciéndome recordar que así también lo había hecho la otra noche.
Entonces mi respiración comenzó a agitarse un poco, cuando sentí como su mano comenzaba a subir un poco más a allá de mi rodilla.
¡Oh si, ella quería enloquecerme!
Justo cuando estaba a la mitad del camino tomé su mano con la mía. Ella abrió bien sus ojos, que no dejaban de mirar a Cameron.
—Y entonces, por eso fue que comencé a enseñarle a leer a los ciegos —habló él.
Al fin había podido lograr concentrarme y escuchar algo de lo que decían. Acomodándome un poco, tomé mejor su mano con la mía. Con cuidado giré su palma hacia arriba, y comencé a acariciarla con mis dedos. Sonreí levemente al ver la expresión que tomaba su cara. Ella sabía lo que significaba eso. Cuando un hombre acaricia la palma de la mano de una mujer, es porque quiere, ansiosamente, irse a una cama con ella.
Lentamente fue retirando su mano de la mía y poniendo ambas manos encima de la mesa, mientras Cameron seguía hablando. Sonreí maliciosamente.
Ella no era la única que podía jugar de esa manera. Distraídamente dejé caer mi servilleta al suelo, justo al lado de ella.
—Lo siento —dije y me agaché para recogerla. Sus piernas quedaron bien puestas frente a mis ojos. Con cuidado coloque mi mano en la parte inferior, justo sobre su gemelo. Y con mucho más de cuidado comencé a subir por ella. Interrumpiendo sus palabras, se sentó erguidamente. Sonreí y me acerqué más para morder levemente su piel. Dio un pequeño salto en la silla.
—______, ¿estás bien? —le preguntó Cameron.
Rápidamente me incorporé. La miré divertido, y sus mejillas estaban rojas.
—Sí, sí, sí estoy bien —dijo nerviosa.
—Espérenme un segundo, que voy a ver porque se tardan tanto con la comida —dijo Dallas y se puso de pie para dejarnos solos.
— ¿Qué crees que estás haciendo? —me preguntó nerviosa.
—Lo mismo que tú cariño, jugar... sucio —le dije.
—Pero ¿no podías ser más discreto?
—Te gustó, ¿verdad? Te encanta que te toque, que te acaricie y que te muerda.
—Lo que va a encantarme a mí, va a ser que te levantes de esta mesa, agarres tus cosas y me dejes en paz...
—Tú sola te lo buscaste. Tú me tocas, yo te toco y te muerdo. Si yo te toco y no me quieres tocar... tranquila cariño, me conformo con tocarte yo.
Cameron volvió a la mesa y se sentó.
—Ya sale nuestra orden —afirmó.
—¡Qué bueno! —dije contento y metí mi mano debajo de la mesa, para volver a jugar con ella. Apoyé mi mano sobre pequeña rodilla —Muero de hambre...
Entiéndase el doble sentido, ¿cierto?
Un minuto más tarde la comida llegó a nuestra mesa. Trate ya dejar de tocarla, porque de verdad quería comer, pero aun así no se iba a salvar de mí. Ella lo iba a sufrir tanto como yo lo hacía. Los tres comenzamos a comer en un completo y algo molesto silencio. Hasta que Cameron acomodó su garganta, para romper el hielo.
—Hace un mes que ya no vas a verme, para que te salve de alguna travesura, u omisión del reglamento Universitario Shawn, ¿Por qué? —me preguntó. Terminé de tragar y sonreí.
—Digamos que estoy... descubriendo otros hobbies ¿verdad ______? —dije y la miré.
Ella me miró con desprecio.
—Sí claro, ahora se dedica a andar por la vida mirando películas... de terror —dijo ella.
—Y absolutamente creo que la has calificado mal, Annie. Más bien yo diría que fue una película de romance —le dije.
—Comedia romántica, mejor al caso —sentenció ella.
—Claro que no, _______. Es más, Cameron te podrá desmentir y decir sobre que trata la película.
—Si eso acaba con su diferencia, claro que sí —dijo él amable — ¿De qué se trata?
—Trata sobre un chico y una chica que se conocen casualmente, y bueno... su relación no comienza de la mejor manera pues el joven, apuesto, seductor y galante muchacho es un poco impulsivo —dije.
— ¿Un poco? Yo diría demasiado —agregó ella. Sonreí por lo bajo.
—Eso no es lo importante. Sucede que el primer día en que ellos se conocen el chico la besa, porque ella es realmente irresistible... Ella reacciona mal, lo golpea y todo empieza así. Pero luego empiezan a ser amigos...
—Eso no es así —me interrumpió —Ella quería ser su amiga, pero él era un cerdo que quería una sola cosa de ella.
— ¿Vas a dejarme hablar o seguirás interrumpiéndome? —le dije. Ella me miró con odio —Como te decía, quedan como amigos. Pero pasan muchas cosas entre ellos. Se desean mutuamente, pero ella es soberbia y muuuuuuy orgullosa, no quiere admitir que le gusta el muchacho.
—Y él es un mujeriego, arrogante, egocéntrico, manipulador y sobre todo un egoísta que solo piensa en sí mismo, y que no quiere admitir que está muerto de amor por la chica —le contó ella sin dejar de mirarlo.
— ¿Muerto de amor? Eso no es así, él no está muerto de amor por ella —le dije a Cameron.
—Oigan, ¿no les parece que solo es una simple película? No vale la pena que peleen por ello. Es una tontería —nos dijo Dallas.
—Yo solo digo que _______ la esta clasificando mal —me defendí.
—Es una aberración —aclaró ella —Además de que no le creí ni un poquito al actor principal.
—Tal vez —dije dándole un poco de razón —Pero la actriz principal, ¡Diablos! Te lo juro Cameron esta tan buena, como para encerrarte con ella en una habitación muy oscura y fría, para poder entrar en calor.
—Pues el actor ahí andaba, no era ni muy, ni tan...
—Oh, eres una pequeña mentira —le dije divertido —Mientras veíamos la película te la pasabas diciendo cosas indecentes sobre él. O mejor dicho... bajo él.
Ella me miró intensamente, haciendo que un escalofrío bajara por mi espalda.
—Mmm, ¿Qué les parece si pedimos el postre? —preguntó Cameron haciendo que ambos lo miráramos. Pedimos el postre, y lo comimos sin decir ni una sola palabra.
_______ comía despacio su helado, y parecía que nunca lo iba a terminar. Hasta que al fin lo hizo. Cameron estaba por llamar al mozo para pagar la cuenta, pero le dije que ya estaba pagada, pues el dueño del lugar era amigo mío. Nos pusimos de pie y salimos de allí.
—Te llevo, ______ —le dije. Ella se giró a verme.
—No gracias, me voy sola —sentenció.
—No ______, va a ser mejor que te vayas con Shawn. Así yo me quedaré más tranquilo... prometo que para la próxima tendré mi auto —dijo y se acercó a un muchacho para decirle algo.
Con discreción me acerque a ella.
— ¿Lo ves? Hasta un extraño te tira a mis brazos... todos saben que me perteneces cariño, que eres mía —le susurré al oído y palmeé su trasero. Ella dio un pequeño salto. Se giró a verme con ojos venenosos.
— ¿Hace falta que hagas eso? —me dijo.
—Solo es un gesto territorial —le dije con una sonrisa burlona —Estoy palmeando lo que es mío, solo mío. Cameron volvió a acercarse a nosotros.
—Bueno, yo me tomo aquel taxi de allí —nos dijo. Miró a ______ y le sonrió —La pase muy bien, ______.
—Yo también, eres un encanto —le dijo ella y se acercó a él para abrazarlo. Revoleé los ojos y esperé a que la estúpida escenita terminara. Ella se alejó de él.
—Bueno Dallas, nos vemos mañana en el partido como acordamos —le dije.
—Claro que si Shawn, allí nos vemos —me dijo y se fue de allí.
Ambos miramos como se subía al taxi y partía rumbo, seguramente, hacia su casa. _____ se giró a verme y comenzó a caminar.
—Allá está el auto —le dije.
—No voy a ir contigo —me dijo. Caminé hasta a ella y la alcé en brazos. Ella comenzó a patalear y a quejarse. Caminé con ella así hasta el auto. La bajé frente a él, saqué las llaves y abrí la puerta para que se subiera. Me miró con odio.
—Te detesto —me dijo.
Le sonreí burlón. Se subió y cerré la puerta, para luego rodear el auto y subirme frente al volante.
Prendí marcha y comencé a manejar hacia su departamento. La miré de reojo y ella no decía nada, solo miraba al frente y tenía los brazos cruzados sobre su pecho. Acomodé mi garganta.
— ¿Cómo la pasaste? —le pregunté. Ella clavó su mirada en la mía.
—Arruinaste mi cita —aseguró — ¿Cómo crees que la pase?
—Vamos, no fue tan malo ¿Acaso no te divertiste? —le dije.
Ella sacó su mirada de mí y miró al frente. Una pequeña sonrisa amenazaba con salir de sus labios. ¡Oh si, ella si se había divertido!
—Eres un tonto —dijo reprimiendo aquella sonrisa.
—Pero te gusta el tonto —le dije. Frené justo frente a su edificio. La miré a los ojos.
—No, no me gusta el tonto —me dijo.
—Pues a mí sí me gusta la tonta, me encanta la tonta.
Su exquisita mirada se volvió tierna y algo confusa. Recorrí con mis ojos su cara, hasta mirar fijamente sus labios. Solo necesitaba un poco de esos labios, y ya era totalmente feliz...
Despacio comencé a acercarme, ella no se movía. Me acerqué más y más, hasta estar tan cerca de ella que pude rozar sus labios con los míos. Sentí como mi corazón se aceleraba un poco más. Cerré mis ojos para poder besarla completamente, pero un celular comenzó a sonar. Ella alejó su boca de la mía y tomó su teléfono.
—¿Hola? —dijo al atender.

(Si ven algún error de adaptación, háganmelo saber por favor.)

SWEET OBSESSION. »Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora