¡De perdidos, al Río!

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El color carmesí de la sangre se mezclaba con el barro y la lluvia. Cientos de cadaveres yacían en un enorme campo rocoso, estos eran los miembros de los Clanes mas influyentes y poderosos en las Naciones Elementales, los Senju y Uchiha.

El día de ayer se había desatado la batalla mas fuerte entre ambos clanes, todo finalizó cuando los restantes guerreros observaron a sus compañeros muertos; hermanos, primos, amigos... los Senju principalmente no quisieron seguir luchando y se retiraron. Dejaron un ultimo mensaje permitiendo que el día de hoy; los Uchiha vinieran a recuperar los cuerpos de sus caídos.

Un pequeño peliazabache de 8 años observaba toda la escena frente a el con el ceño fruncido. Los miembros del Clan Uchiha recogían los cadáveres y los sellaban, para luego llevarlos al pueblo en donde no se les haría funeral, sólo se les entregaría a sus respectivas familias.

"Tou-san... ¿porqué yo no puedo venir a la Guerra?" Preguntó el chico llamando la atención de su padre, el líder del Clan Uchiha "Nii-san sólo es mayor que yo por minutos.... y él ya está siguiendo escuadrones"

Tajima suspiró mirando a su hijo, sabía que esta pregunta llegaría luego "No es el momento Sanada, tú eres... diferente" lamentablemente, su segundo hijo no tenía el talento necesario para ser un Shinobi, sabía perfectamente que si dejaba ir a Sanada a la Guerra sólo seria un estorbo, ni su Sharingan había sido despertado. La única razón por la que el pequeño era catalogado como Uchiha, es por que era capaz de hacer una Bola de Fuego, pero nada más.

Sanada frunció el ceño a las palabras de su padre, siempre era así "¿Qué tengo de diferente?" Era igual a todos los miembros de su Clan; pelo azabache, ojos onix, piel bronceada... no entendía "Volveré al campamento"

Tajima observó como su hijo dio media vuelta y comenzó a alejarse "¿Sabes cómo llegar?" Le preguntó, pues estaban bastante lejos de su pueblo, aunque por un lado no estaba tomando una sabia decisión dejándolo ir solo, no obstante creía que el debía tener un tiempo para sí mismo.

Sanada asintió antes de desaparecer en las sombras del bosque que rodeaba el infierno. Tajima giró y observó como su clan seguía recogiendo los cadáveres, no había día en el que no se preguntaba cuándo acabarían con los malditos Senju.

....

Sanada soltó un gruñido mientras pateaba las ramas que había en el camino, ya no soportaba ser el ignorado.... es verdad que no tenía el talento de Madara, pero no por eso era inútil.

El peliazabache dejó de caminar cuando llegó a un gran rascacielos, si bien había un río abajo, no tenía la intención de caer desde semejante altura. Caminó por la orilla del rascacielos durante varios minutos, hasta que llegó a una especie de puente, que en realidad era sólo un gran árbol caído.

"No se ve en el mejor estado" murmuró el Uchiha con dudas, pues el tronco estaba bastante dañado y viejo "No creo que se caiga"

Sin más el peliazabache cruzó, todo iba bien hasta que su pié se quedó atrás por una razón "¡Cable Ninja!" Pensó en pánico abriendo mucho los ojos, ya era demasiado tarde.

[¡EXPLOSIÓN!]

El tronco estalló en llamas y el rubio salió disparado, lo inevitable pasó y cayó directamente por el rascacielos. En tiempos de Guerra era tan común encontrar una trampa como arena en el mar, pasa que Sanada olvidó eso.

....

"Tenemos que despertarlo"

"¿Cómo se te ocurre?... puede ser un Ninja, estúpido"

"Pero si se ve de nuestra edad"

"¿Y acaso tu no eres un Ninja?... debemos llevarlo al pueblo"

Sanada abrió lentamente los ojos para toparse con los rostros de dos chicos, uno moreno de pelo café y otro más pálido de pelo blanco.

Sanada Uchiha- Liberación del Odio. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora