Chapter 02

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Los recuerdos de la mañana volvieron sigilosamente a su mente. La luz palida se filtraba por las cortinas de encaje, el olor a cítricos en el aire al despertarse.

Una parte de ella quería conservar el recuerdo escondido en el pecho, pero Plagg se enteraria en seguida. Un árbol que brotaba en el dormitorio de la noche a la mañana era algo difícil de ocultar. Mari se sorprendió de que aun no hubieran corrido los rumores, dada la habilidad que tenía Plagg para el cotilleo o tal vez había estado dormido toda la mañana.

- Provienen de un sueño. confesó finalmente Mari, llevando las tartas a la nevera para que se terminaran de enfriar
- ¿Un sueño?.-plagg hizo una larga sonrisa que dejaba ver sus dientes-.
- cuéntame...

- ¿y que se entere todo el reino para el atardecer? De ninguna manera. Tuve un sueño, me desperté y encontré un limonero que crecía en mi habitación. Es todo lo que necesitas saber.

Cerró la nevera con un portazo terminante, tanto para hacer silencio y evitar más preguntas. La verdad era que había llevado el sueño pegado a la piel, acechandola y provocándola desde el momento que se despertó. Quería comentarlo casi con las mismas ganas con que deseaba mantenerlo en secreto.

Había sido un sueño difuso y bello, en él aparecía un muchacho bastante guapo, bello y difuso como el propio sueño. Estaba vestido de negro y blanco parado entre limoneros, y ella tuvo la inconfundible sensación de que él tenía algo que le pertenecía, no sabía que; solo que deseaba que él se lo devolviera, pero cada vez que daba un paso hacia delante, el retrocedía cada vez más y más lejos.

Un escalofrío le recorrió por la espalda de su vestido, la carcomía por dentro la curiosidad, la necesidad de seguirlo, de ir tras él.

Pero lo que más la obsecionaba eran sus ojos. Verdes y tersos, ácidos y dulces. Sus ojos habían sido brillantes como limones jugosos como los del árbol que apareció en la mañana.

Apartó los recuerdos de su mente y se volteó hacia Plagg.

- para cuando me desperté, una rama del árbol ya había arrancado de cuajo uno de los pilares de la cama. Por supuesto, mi mamá hizo que los jardineros lo talaran antes de siguiera causando destrozos, pero antes pude extraer en secreto algunos limones.

- Me preguntaba por qué se había armado semejante revuelo esta mañana. ¿Estas segura de que se pueden comer? Si vienen de un sueño, podría ser, no sé, de ese tipo de comida.

Mari llevo a vista hacia la nevera y las tartas que se escondían tras sus paredes.

- ¿Te preocupa que al Rey le suceda algo?
Plagg resopló

- Por el contrario, me preocupa que si yo como una, me transforme en una ballena, estoy cuidando la figura ¿sabes?

- No importa el tamaño que tengas, eres perfecto Plagg; pero las tartas no presentan ningún riesgo; mordí un pequeño trozo antes de ponerlas en el horno.
- Además, aunque fueras a comer comida en mal estado, me seguirías sirviendo. Siempre he querido un carruaje tirado por gatos.

-No eres tan simpática como lo piensas Lady Dupain-cheng.
- Podrías hacer ese truco de magia, desaparecer y solo dejar tu cabeza visible, todos se asombrarian.
- Soy un felino orgulloso, no una bestia de carga.
- jaja, tranquilo, era solo una broma Plagg. Dijo Marinette mientras se soltaba el delantal y lo colgaba en la pared.

-A propósito. la voz del pequeño gatito la alcanzó. - tu mamá te está buscando.
- ¿Para qué? He estado aquí toda la mañana.
- sí, y ahora llegarás tarde, salvo que te vistas de tarta de limón, será mejor que te apresures.
- ¿Tarde?.

Marinette echó una vista al reloj cucù de la pared, recién había pasado medio día, tenía tiempo suficiente para......
-Sintió algo extraño cuando escuchó un débil silbido que provenía del interior del reloj-.

- Oh, cucù, ¿Te volviste a quedar dormido?. Tocó a uno de los lados del rejoj, en el cual había un pequeñito parajarito durmiendo. - ¡cucù!. -El pajarito se despertó de golpe.

- ¡Ay no! Santos cielos. preguntó rascándose los ojos y batiendo las alas. - ¿Qué hora es?.
- ¿Para qué rayos me preguntas, pajaro idiota?. Con un quejido de preocupación. Marinette salió corriendo de la cocina, chocando con Alya en las escaleras.

- Mari... ¡Lady Marinette! Venia a.... La Marquesa está....
- Lo sé, lo sé, la fiesta, el baile; perdí la noción del tiempo.

La doncella la examinó de los pies a la cabeza, advirtiendo que estaba cubierta de harina.

- será mejor que te asees antes de que te vea así y pida por las cabezas de ambas.

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Sin corazón [corrigiendo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora