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El conejo volvió a tocar la trompeta, después se metió el instrumento bajo el brazo y se inclinó. Marinette se volteó con el resto de los invitados cuando el rey emergió en lo alto de su propia escalinata privada. Una ola de reverencias e inclinaciones se propagó por todo el salón.
El Rey llevaba su atuendo real: una capa blanca, un traje elegante negro zapatos blancos relucientes y en la mano, un cetro coronado con un corazón.
Cuando Marinette se levantó después de hacer la reverencia, su Majestad tenía una sonrisa idiota en el rostro.
Y la sonrisa estaba dirigida a ella.Marinette se puso tensa mientras el rey descendía torpemente por las escaleras. La multitud se abrió para permitirle el paso, creando un camino directo y antes de que Marinette pudiera pensar en quitarse de en medio, el Rey estaba frente a ella.
- ¡Buenas noches, Lady Dupain!. Se inclinó haciendo una pequeña reverencia.
- Buenas noches, Su Magestad; ¿Cómo está usted?. Hizo una nueva reverencia.
El conejo, que había seguido al Rey, carraspeó.
- Su Majestad Real, quisiera solicitar la mano de Lady Marinette Dupain-Cheng para la primera cuadrilla.Los ojos de ella se agrandaron.
- Oh, gracias Su Majestad; será un honor.Marinette se inclinó por tercera vez, la reacción instintiva a cualquier cosa que se dijera en presencia del Rey. No era que resultara una persona intimidante, al contrario. El Rey, por su nombre Theo, tal vez quince años mayor que ella el cual siempre tenía una tendencia a reírse en los momentos más inoportunos.
Tras entregar su cetro al conejo, el Rey de Corazones tomó la mano de Marinette y la condujo a la pista de baile. Mari se dijo a sí misma que era una bendición haber sido apartada de Chloé aunque no estuviera mucho mejor en compañía del Rey.
No, eso no era justo. El Rey era un hombre dulce. Un hombre sencillo. Un hombre feliz; lo cual era importante ya que un Rey feliz, contribuía a un reino feliz.
Sencillamente, no era un hombre inteligente.
Mientras se posicionaban como la pareja principal en la pista de baile, Mari sintió una punzada de temor. Estaba bailando con el Rey. Todas las miradas estarían puestas en ellos y todo el mundo creería que había elegido ese vestido con el único objetivo de llamar su atención.- Luces preciosa, Lady Dupain. —Dijo el Rey tomando a Marinette por sorpresa.,haciendo que ésta se sonrojara—.
¿Porqué no pudo oponerse al deseo de su madre sólo por esta vez?
- Gracias, Su Majestad. Fino con voz tensa.
- ¡Cómo me gusta el rojo!
- ¿A quien no, Su Majestad?
El Rey accedió riéndose y Mari se alegró cuando comenzó la música y entraron en la primera figura del baile, se alejaron el uno del otro para caminar por las filas exteriores de parejas, demasiado lejos para hablarse. Marinette sintió que el corsé se le incrustaba bajo los pechos y presionó sus manos contra la falda, para evitar jugar con ella.- Qué baile tan encantador. —Dijo cuando se volvió a reunir con el Rey al final de la línea. Se tomaron las manos, las de él eran suaves y humedas—.
- ¿Lo creés?. —Su rostro se alegró. - me encantan los bailes en blanco y negro, son tan... tan...
-¿Neutrales?. —Ofreció Marinette—.
- ¡Sí!. —Suspiró como en sueños con la mirada fija en su rostro. - Tú siempre sabes lo que estoy pensando, Lady Dupain.—Mari apartó la mirada—.
- Debo preguntarte. Comenzó a decir el Rey al tomarse las manos una vez más., supongo que esta noche tu no habrás traído.... de casualidad.... algunos dulces contigo, ¿verdad?.
—Mari esbozó una sonrisa amplia—.
- Justamente, esta mañana hornee tres tartas de limón y mi criada se iba a encargar de traerlas al baile, a que llagaran a la mesa del banquete.
El rostro del rey se iluminó y giró para ver la mesa, pero estaba muy lejos para poder identificar las tartas.
- ¡Fantástico!.— Dijo extasiado —.
- Espero que las disfrute.
Volvió su atención a ella. - Lady Dupain-cheng, eres un tesoro.
Ella reprimió una mueca, incomoda por el tono sentimental con el que se lo dijo.
- Aunque debo confesar que tengo una debilidad en particular por las tartas de lima y de limón. Las mejillas se sonrojaron. - Sabes lo que dicen... ¡La lima es la llave del corazón de un Rey!.
Mari jamás lo había escuchado, pero asintió. - Eso dicen.La sonrisa del Rey era efervescente. Para el final del baile, Marinette se sentía apunto de colapsar por el esfuerzo de simular alegría y estar atenta, y no pudo sentir más que alivio cuando el Rey besó el dorso de su mano y le agradeció el placer del baile.
- Debo ir en busca de tus deliciosas tartas, Lady Dupain, pero ¿puedo esperar que también me reserves el último baile?
- Con mucho gusto, será un honor.
Con mucha alegría, el Rey avanzó hasta la mesa de banquetes.Mari sintió que se quedaba sin energía y agradeció que hubiera terminado la primera cuadrilla. Tal vez podía convencer a sus padres de marcharse antes de ese último baile. Sus pensamientos la hicieron sentir culpable, ¿A cuántas jóvenes les encantaría recibir semejante atención por parte del Rey?
No era un compañero de baile ofensivo; tan solo, aburrido.Con la idea de que un poco de aire aliviaría sus mejillas de tanto forzar la sonrisa, se dirigió hacia los balcones. Pero no había avanzado ni diez pasos entre la multitud cuando los candelabros alumbrados con velas parpadearon todos a la vez y se apagaron.
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Sin corazón [corrigiendo]
FanficAdaptación para Miraculous Ladybug, fanfic AU [Alternative Universe] Miraculous Ladybug contada desde Wonderland (el país de las maravillas). Historia la cuál nos narra la historia de Marinette hija de un importante Marquez la cual esta en una encr...