Sin corazón [corrigiendo]

Chapter 08

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Los cascabeles de su sombrero tintinearon y de la base de esas tres diminutas puntas surgió un enorme pájaro negro que comenzó a graznar y al remontar vuelo hacia el techo; el público lanzó un grito de sorpresa. El cuervo giró alrededor de la sala; sus alas eran tan grandes que, al agitarlas, levantaba los montículos de papel que había debajo. Recién de dar la segunda vuelta alrededor del salón, se posó sobre el candelabro encima del joker.

La multitud comenzó a aplaudir; aturdida, Marinette se encontró batiendo las manos casi sin darse cuenta.

El joker volvió a ponerse el sombrero en la cabeza y luego se bajó deslizándose del aro de modo que quedó colgando de una única mano enguantada. El corazón de Marinette se estremeció; era demasiado alto para arriesgarse a una caída, pero al soltarse, un pañuelo rojo de terciopelo se hallaba sujeto al aro. El joker giró con languidez hacia el suelo descubriendo pañuelos blancos y negros a medida que descendía, unos atados con otros y apareciendo como por arte de magia de sus dedos hasta que finalmente alcanzó el suelo, no bien, cuando sus botas tocaron el piso, el círculo de luz del candelabro se extendió por todo el salón, así hasta que el recinto entero resplandecía de luz. La multitud aplaudió; el joker hizo una reverencia pronunciada.

Cuando se enderezó, tenía un segundo sombrero entre las manos: una boina blanca como marfil.  El joker comenzó a hacerla girar sobre su dedo.

- Les pido disculpas, pero ¿alguien perdió una boina?.— Preguntó, su voz se abrió camino entre los aplausos—. Un instante de incertidumbre se generó, seguido por un rugido ofendido.

A medio camino del otro lado del salón, Luka se hallaba dándose palmaditas sobre el cabello revuelto con ambas manos. Todo el mundo se río, y Marinette recordó a Alya diciendo que Luka había tenido la. Intención de robarle el sombrero al Joker a modo de iniciación.
      – Mis más sinceras disculpas!. —Dijo el Joker sonriendo, como si no lo sintiera para nada. – No tengo ni idea de cómo esta gorra vino a parar a mis manos; tome, se la devuelvo.

Luka cruzó la sala como un huracán; a medida que la gente sofocaba las carcajadas a su alrededor, el rostro se le iba enrojeciendo. Pero al llegar a la boina que aún seguía girando, el joker se echó hacia atrás y la volteó al revés.

– Pero espere... Creo que puede haber algo dentro... ¿una sorpresa? ¿Un regalo?. Cerró un ojo y escudriñó dentro de la boina. – ¡Ah! ¡Un pasajero clandestino!.
        El joker metió la mano dentro de la boina. Su brazo desapareció casi hasta el hombro... mucho más profundo que la boina en sí... y cuando la volvió a extraer, tenía dos orejas blancas, largas y peludas en el puño.
La multitud se acercó más.

– ¡Valganme mis orejas y bigotes!. —Murmuró el Joker. – Que cliché; de haber sabido que era un conejo, lo habría dejado allí, pero como ahora no tiene remedio...

Las orejas, cuando las sacó afuera, estaban sujetas ni más ni menos que al conejo blanco. Emergió farfullando y escudriñando a la multitud con los ojos desorbitados como sino alcanzara a comprender cómo había terminado dentro de una boina en el medio del baile.

—Marinette apretó las manos contra la boca, ahogando un bufido poco femenino—.
-¡Esto es increíble!. —Balbuceó el conejo, sacudiendo los enormes pies cuando el joker lo apoyó sobre el suelo. Retiró rápidamente las ojeras de las manos del bufón, enderezandose la túnica, –¡Que atrevimiento! ¡Hablaré con Su Majestad acerca de esta descarada falta de respeto!

El joker se inclinó.
        – Lo lamento mucho Señor Conejo, no era mi intención faltarle el respeto; permita que le ofrezca un sentido regalo en desagravio del acto cometido. Sin duda, debe haber algo más aquí dentro.

Luka intentó quitarle una vez más la gorra, pero el joker lo alejó de su alcance con aire despreocupado. Un sonido de cascabeles se oyó cuando sacudió el sombrero al lado de su oreja.

–Oh si, con esto andaremos bien. Volvió a meter la mano y esta vez salió con un elegantisimo reloj de bolsillo, con cadena y todo. Con un gesto teatral, le presentó el reloj al Conejo. –Aquí tiene, y vea! ya está puesto en hora.

El Sr. Conejo resopló, pero cuando advirtió el brillo de un diamante incrustado en la cara del reloj, se lo arrebató inmediatamente al joker de la mano
            – Eh... Está bien; Tendré en cuenta... veremos... pero, realmente se trata de un reloj magnífico. El conejo lo observó detenidamente para comprobar que fuera de buena calidad y de joyas preciosas reales, lo deslizó dentro de su bolsillo y le echó otra mirada furiosa al joker para después desaparecer entre medio de la multitud.

– En cuanto a ti, Sir Luka-sé-ágil, Luka-sé-rápido. El joker le ofreció la boina a Luka, quien se la arrebató de las manos y se la colocó con brusquedad sobre la cabeza.
El bufón se le adelantó y levantó un dedo.
            – Tal vez convenga...

Los ojos de Luka se salieron de las órbitas con rapidez, se volvió a quitar la gorra y una larga vela encendida descansaba sobre un pequeño candelabro de plata encima de su cabeza. La llama ya había hecho un agujero humeante en la parte superior de la boina.

– ¡Oigan, estoy tratando de dormir!. Grito la vela
– Disculpe. —El Joker extendió la mano y apagó la llama con las yemas de los dedos de sus guantes de cuero negro—. Una voluta de humo envolvió la cara de Luka
– Que extraño, estaba seguro de que saltarías sobre el candelabro, pero ciertamente todo está al revés.

Los invitados habían caído presa de un ataque de risa; algunos se reían tanto que no oyeron el resonante graznido del cuervo que se soltó del candelabro y voló hacia ellos.

Con un sobresalto, Marinette dio un paso hacia atrás al tiempo que el cuervo pasó rozándole la oreja y se acomodaba en el hombro del joker.
   – Y un último consejo, les deseamos a todos muy buenas noches. El joker se llevó la mano hacia la cabeza para inclinar el propio sombrero hacia la muchedumbre. – antes de ponerse un sombrero, fíjense muy bien qué tiene adentro... Nunca se sabe que puede estar escondido ahí.

Cuando giró sobre los talones para asegurarse de quedar frente al público, los cascabeles tintinearon.
         Al volverse en dirección a ella, Marinette se enderezó y... el... ¿le guiño el ojo? No podía asegurar que no lo hubiera imaginado.

Hizo un gesto rápido con la boca hacia un lado y, luego, ante sus propios ojos, su cuerpo se fundió en una oscura negrura en el lapso de un latido, el joker se había convertido en una sombra alada; un segundo cuervo.

Ambos pájaros volaron hacia una ventana y desaparecieron.

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