Capítulo III

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Una semana había transcurrido desde que fuera a casa del genio, había estado analizando todo lo que le sucedía en relación al hombre, tenía una idea de lo que pasaba pero no quería ir con inseguridades. No podía permitir que el castaño intentase alejarlo si lo descubría y estaba el Capitán, ahora comprendía su molestia ante el icono de América. Hace algunos días había escuchado mientras el soldado le preguntaba al rubio por Tony y este le respondió con voz anhelante que le extrañaba y eso le molesto, no quería a Rogers cerca del oji miel y comprendió el alcance de su atracción por el filántropo.

Ya no vas a salir? – pregunto a quien menos deseaba ver.

Solo estoy pensando donde iré. –

Que sucede contigo? … hice algo para ofenderte? – la actitud del chico ya se le hacía inmanejable.

Mira Steve no estoy de humor. –

Últimamente nunca lo estas. –

Arruino la dinámica del paraíso? – dijo con sorna.

Se te olvida por que estamos aquí? –

No se a cual de las dos se refiere Cap… no firmar o encubrimiento?. – le miraba firme. – Oh cierto! Se supone que eso no se sabía. Que curioso como se tuerce la moral en su beneficio, no?

Como… - no le había dicho a ningún de los del equipo.

Tiene importancia?... usted no me lo dijo, obviamente, asi como al resto del equipo. –

Yo tengo mis razones. – dijo firme.

Por supuesto que las tiene… -

Claro que sí. No sabes de lo que hablas. –

Claro que no por que usted no ha dicho nada. – en ese momento llego Nat.

Que sucede con ustedes dos? –

Nada. – se apresuro a decir Steve.

Como siempre el Capitán tiene razón. – dijo dejándolos allí.

Era tarde y regresaba de encontrarse con Matt y Jessica  faltaba poco para lograrlo. El peli blanco no regresó y supuso que había encontrado algo más con que entretenerse.

Lanzo la chaqueta y su corbata sobre el sillón mientras sacaba botón a botón de su camisa necesitaba darse un relajante baño. Al salir del baño se puso un pantalón de chándal que remarcaba su cintura y una polera negra algo ajustada. Cuando volvió al cuarto vio un bulto en su cama durmiendo abrazado a su almohada, la imagen provocó que sonriera.

Y cuando creí que ya habías entendido... – dijo avanzando para despertarlo. – Hey niño despierta.

Dijo sentándose contra el respaldo de su cama.

Nnnh… - el más joven se aferro a su cintura sorprendiendo al castaño.

Lo que me faltaba… Pietro debes regresar. – dijo removiendo el cuerpo del alterado quien simplemente se aferro mas fuerte. – VIERNES alguna razón por la que no me avises que el llegó.

El joven Maximoff me lo pidió. – la IA respondió con simpleza. – Nadie ha alertado su presencia, Señor.

Y sólo por eso debo dejarlo usarme de cojín? –

Quizas el joven no se encuentra a gusto en Wakanda. – “si sabe donde estamos”.

Pero aún no puedo hacer nada… - luego miro y acercó su mano al cabello blanco. – Sólo espera un poco más, por favor.

Señor recomiendo que duerma ya es una semana desde la última vez que lo hizo. –

Y como supones que lo haga si tengo mi propia versión de ricitos de oro en mi cama. – Su mano no había cesado en su distraída caricia.

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