Cuando las luces se apagan

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Muchas veces he escuchado como mi abuelo pelea con mis padres, y parece que esto jamás va a terminar.

"Que si Mortricia es esto." "Que si Mortricia es aquello."
Es tan fácil definir que es Mortricia para cada quien, pero el problema es que con cada palabra que escucho, parece que Mortricia, se desconoce así misma.

La aventuras son divertidas, si, y amo más que nada, como se siente la adrenalina corriendo por mis venas, es divertido cuando vamos de planeta en planeta, saltando de galaxia en galaxia, recorriendo universo, por universo, y toda esa felicidad, parece iluminar mi recorrido.

-¿Y qué hay de cuándo las luces se apagan?- Pregunté al aire, solo para sacarme la pregunta de la cabeza.

-¿Será que dejo de ser Mortricia? Se siente como su piel, más sin embargo, se siente ajena a mi persona.-

-No.- Respondió, como si de algo obvio se tratara.

Las mentiras de vez en cuando, parecían ser verdades que nadie quería creer, y más a menudo, terminaba por hacer una pregunta, para asegurarme de seguir en lo que parecía ser la verdad.

-¿Todo caduca, no es cierto?- Volví a preguntar, con esperanzas de ser contestada.

-No todo.- volvió a contestar –Por lo general lo intangible está en constante renovación, como la luz o el aire.-

-El cielo es un asco esta noche.- Decidí alargar la conversación

-Amén por los combustibles fósiles...- Parecía querer cooperar

-...Y por el calentamiento global- Sonreí y alcé mi trago

Se escucharon nuestros pequeños vasos chocar para después beber, en nombre del brindis que dedicamos a la gran bola de contaminación que opacaba la luna y las estrellas, aunque, no hacían falta, las velas eran suficientes.

El volvió a llenar nuestros vasos de cristal con su licorera de bolsillo, y un silencio no tardó en hacerse presente.

No pude evitar querer romperlo con otra conversación

-¿Puedo serte sincera? Nunca creí verte más allá de mi familiar, y ahora mismo pareces ser mi primer, y único, compañero de tragos.- Me sinceré un poco, después de todo, no parecía ser un momento inadecuado.

-Tarde o temprano alguien de nosotros 3-- - dijo refiriéndose a el mismo y a mis padres – tendría que enseñarte a beber, es preferible eso a que en algún momento, vayas a una fiesta, y quizá no vuelvas a casa sin haber sido víctima de un video vergonzoso o una violación, o quizá las 2 cosas, y bueno, tu padre es un marica, y tu madre no parece querer importarle enseñarte algo tan básico, sigue siendo un tabú.-

Murmuré una risita, y este tomó su trago, volviéndolo a llenar.

-Gracias... pareces ser el único que realmente le ha importado un poco que no le moleste con mis lloriqueos, y se esfuerza un poco para no tener que soportar mis desgracias.- Bebí todo de un sentón, y el volvió a llenarlo.

-Parece que por fin lo entiendes- Murmuró en un tono complacido.

-¿Hoy volverán las luces?- Volví a cuestionar, mientras trataba de conservar el calor.

-No lo creo.- Se limpió la saliva, y dio un pequeño sorbo para mojarse los labios. -

El silencio volvió, y me rasque el brazo con el que sostenía el trago, suspiré y volví a mis pensamientos.

La obscuridad me hacía querer pensar, en el vació de este mundo, pues sin sol y con un poco de imaginación, se asemejaba al espacio sideral, obscuro, y frio, tanto que no podría distinguir el aquí o el allá si perdiese la conciencia por un momento.

Las luces, parecían estrellas que iluminaban un poco, y no hacían el viaje tan frio, el día parecía una oportunidad de salir y estar tibios, un poco de luz... quizá por eso es que siempre han asociado la vida con el sol, y la calma con la noche.

-¿Y si nos vamos a una aventura?- Interrumpió mis pensamientos.

-¿Ahora?- Pregunté como si no hubiese entrado la idea a mi cabeza.

-¿Y porque no? –Insistió –Estoy aburrido, y creo que tú no quieres pasar toda la noche aquí sin luz.-

-Sigo pensando. –Negué un poco la invitación –Es fácil irse de fiesta con solo las ganas de ir y ya, y sin embargo, me siento entre dilemas psicológicos de cualquier adolescente con 19 recién cumplidos.-
-Estás borracha, es todo. –Trató de animarme, y se puso de pie, extendiéndome la mano. –Se te pasará con un nuevo elixir que inventé, lo tengo en el garaje.-

Tome su mano, y me puse de rodillas. –Muy bien...- Accedí

Mojé con saliva mis dedos índice y pulgar, y apagué las velas con ellos, extinguiendo la luz del cuarto, para después, irnos al garaje, donde, tomamos aquel viscoso líquido y, después nos subimos a la nave, pusimos una canción de aquellas que ponen a todo volumen en las discotecas, y nos pusimos en marcha, en búsqueda de un bar o una fiesta intergaláctica, y si no encontrábamos, nos haríamos de una.

Desde entonces, cuando las luces se apagan, él se vuelve mi compañero de tragos, mi respaldo en la ebriedad y mi cuidador en las resacas.
Cuando estas se encienden, parece que a él le importa un carajo, solo quiere trabajar.

Es quizá, lo más cercano que tengo, a un ángel guardián, que me cuida en su propio beneficio, es un idiota a veces, pero... una luz muy brillante para mi.

Historias Cortas //Rick/Rita y Morty/Mortricia\\Where stories live. Discover now