Día de muertos

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-Vamos Morty, aun hay mucho que hacer-

Le dije a mi nieto mientras caminábamos con bolsas de supermercado en las manos.

-¡Abuela Rita, esto esta muy pesado!-

Se quejó el pequeño niño que a duras y penas podía cargar 1 kilo de cosas sin quejarse tanto, rodé los ojos un poco fastidiado, mientras trataba de calmarlo, diciéndole que todo estaría bien.

-Tranquilo Morty, pronto llegaremos.-

Dije mientras doblábamos la esquina, y si, solo quedaban un par de casas para llegar a la nuestra, y cuando eso pasó, toqué el timbre y mi bella hija nos abrió con los brazos abiertos

-¡Mamá, llegan justo a tiempo, empezábamos a hacer los arreglos en toda la casa!-

Expresó emocionada mientras nos dejaba pasar a la casa, que estaba empezando a tomar una característica esencia de mis raíces mexicanas con todo ese decorado de papel picado y flores de Damasquina, más conocidas como cempasúchilt y un sutil olor a chocolate caliente, es decir, yo era de estados unidos, y por tanto que viajaba por la galaxia, parecía que yo pertenecía a todo lugar y a ninguno a la vez, pero, el "Sánchez" no era en vano en mi nombre, no podía negar que esas raíces aun eran parte de mi como yo era parte de ellas.

Por el contrario, mi familia era más de celebrar tradiciones estadounidenses, mi yerno Jerry siempre insistía en que era una perdida de tiempo y de dinero hacer este tipo de cosas,pero mi hija apoyando mi deseo de hacer esto, lo convenció de hacerlo, también para darles un poco de cultura a mis nietos, Summer y Morty, pues decía que era la oportunidad de que los niños supieran de sus raíces mexicanas, pues le gustara o no, los pequeños también eran parte de ello, y sería educativo aprender esas tradiciones que les podían ser heredadas si las aceptaban y las hacían suyas, mi Beth tan lista como su madre.

Deje las cosas en la cocina y las saque de a poco, mientras iba revisando la lista, por millonésima vez, nunca era demasiado tarde para volver a ir al supermercado si algo se me olvidaba, y todo estaba ahí, por fin podía empezar a hacer aquello que tanto añoraba hacer desde hace tiempo, empecé a preparar todo pero mi pequeño nieto de solo 7 años de edad jaló mi pantalón, llamando mi atención hacia el.

-¿Si, que sucede Morty?-

Pregunté al pequeño mientras ponía una mano en mi cintura y le sonreía amablemente.

-Abuela Rita, ¿Que haces preparando tanta comida en Halloween? ¿Habrá fiesta de disfraces?-

Sospechó el pequeño de manera tierna, tenía ganas de comérmelo a besos, era un caramelito dulce, más que cualquiera que diesen en las casas.

-No mi pequeño Morty, estoy preparando esto para la ofrenda de día de muertos.-

Pacientemente expliqué a el pequeño retoño de mi hija y lo cargué, mientras seguía planificando, caminé con el niño en brazos y lo llevé a la mesa que estaba destinado con ese propósito, el de construir una digna ofrenda para quienes "ya estiraron la pata".

-¿Porque se le hacen ofrendas a los muertos abuela?-

-Porque, según la tradición, todas las noches de 1 y 2 de noviembre, nuestros seres queridos ellos vienen desde el más allá a visitarnos-

Dije tomando un porta retratos, mostrándoselo, que portaba una foto de mi, mi hija cuando tenía la edad de mi nieto, y de mi difunto esposo.

-Siempre se les deja su foto para que los recordemos y la comida y bebidas que les encantaban en vida, y ellos vienen a deleitarse con ello-

-¿Entonces mi abuelito vendrá mañana a vernos?-

-¡No solo tu abuelo mi pequeño, sino toda la familia, de quienes recordemos y amemos!-

Pique suavemente su nariz con amor, y este reía, viendo las fotos de todos los parientes que yo tenía y el nunca llegó a conocer.

-¿Qué dices, quieres ayudarme a preparar todo, pequeñin?-


Pregunté con una sonrisa y un ceño desafiante.

-¡Claro abuelita!-

Dijo sonriendo mientras me abrazaba, lo bajé al suelo y pusimos manos a la obra, haciendo un esfuerzo, haciendo pausas para descanzar y una en especial donde acompañe a el y a su hermana pedir dulces por el "truco o trato", no me molestaba que tuviesen esas tradiciones, aun así, estaba orgullosa de que mi nieto realmente estuviese interesado en la ofrenda, más que su hermana, pues el era a quien yo planeaba heredarle todo lo que tenía.

Y todo, lo logramos hacer justo a tiempo para el 1 de noviembre, llenamos todo de Damasquina, velas y comida para los visitantes próximos, luego pusimos sus fotos y nos sentamos al frente de nuestra obra maestra, era una gran ofrenda, bastante clásica, de 2 pisos, uno contenía las fotos y otro la comida, varia la había preparado yo, también Morty puso de su parte pues el con toda su inocencia me dio un par de dulces que recolecto en halloween para la ofrenda, diciendo que era su manera de recibir a la familia, y ellos, aunque no los conoció en vida, lo cual causo ternura en mi y en su madre que escuchó todo, pero, este era un momento especial, un momento de nieto y abuela, sus padres y su hermana estaban dormidos en sus habitaciones, era un ambiente de paz.

-Oye Morty...sobraron 2 panes de muerto...¿Quieres cenar?-

-Si abuelita Rita-

Emocionado se bajó de su silla y voló a la cocina, yo siguiéndole el paso con suavidad, y ambos, en la cocina, con algo de chocolate caliente, merendamos ese rico pan tibio que horneé, mientras me preguntaba de todos mis familiares difuntos mientras yo trataba de recordar algunas anécdotas para acompañar el recuerdo de quienes eran ellos, hasta que hubo un silencio y el agacho ligeramente la cabeza

-Abuela; ¿Tu morirás, cierto?-

Su voz sonaba desilusionada.

-Pues... si, así es querido-

Rasqué un poco mi nuca, mientras desviaba la mirada, no quería romperle el corazón y tener que hacer esta charla ahora, no cuando mi nieto aun era un pequeño.

-Eso significa, que el altar...tendrá tu foto, y solo podrás venir una vez al año a visitarme.-

Sus ojos se llenaron de lagrimas, mientras una mueca de dolor y tristeza, y algunas lagrimas cayeron haciendo un ruido de goteo sobre el piso, no sin antes recorrer sus sonrojadas mejillas.

-Oh cariño...-

Rápido tome sus mejillas y con mis dedos pulgares limpies esas lagrimas, el puso sus manos llenas de azúcar en mis muñecas, apretándolas suavemente.

-Mira, la muerte no es más que otra etapa de la vida, la verdadera muerte en el mundo, es el olvido, y mientras tu no me olvides...yo siempre estaré viva.-

Este me miró a los ojos, y los de el estaban llenos de esperanza, y un gran brillo especial.

-No lo haré abuela, no dejaré que mueras olvidada.-

-Se que lo harás Morty...-

El me abrazó, y yo suavemente acaricie su cabello, mientras miré hacia el altar, que desde la cocina se veía, toda esas fotos, la comida, las velas...y por un segundo, vi un par de siluetas humanas, tan familiares...que juraría era mi familia gozando de la ofrenda, feliz, pues ellos se sentían vivos, pues vivían en mi memoria.

-...se que lo harás.-

Dije y esas siluetas desaparecieron.

Historias Cortas //Rick/Rita y Morty/Mortricia\\Where stories live. Discover now