King Society #PromiseAwards17

TRES

La Casa de los Reyes, 23:30 horas.

Los autos negros comenzaron a llegar por todas partes. Por todas las avenidas, por todas las calles. Incluso de cualquier callejón. Pero todos llegaban al punto.

Del primer auto en llegar ahí. Bajó un hombre de aproximadamente unos treinta y ocho años. Un millonario excéntrico suizo. Tenía casas prácticamente por toda Europa. Cansado de su vida, de los mismos viajes, de las mismas mansiones, de los mismos negocios, de las mismas prostitutas rusas; se unió a la Sociedad de los Reyes.

Pero. Esta noche era diferente. Aquel hombre mientras bajaba del auto, pensaba en hacía un par de años. Una noche fría de Febrero, había luna llena, como esta misma noche. Recordó entonces, su iniciación. Lo difícil que fue pero al final, la recompensa grande había sido pertenecer a ese grupo, que se había convertido en su segunda familia. Y ahora estaba a punto de iniciar a alguien nuevo.

Era un chico estadounidense. De veintiocho años. Hacía los últimos siete meses, en sus viajes en aquel país. El hombre de treinta y ocho años llamado Turé, conoció a Charles. Y en ese tiempo se volvió su amante.

Las leyes de la Sociedad de los Reyes, dicen que cualquier hombre mayor de veintiún años puede unirse. Mientras tenga un Superior quien le ilumine el camino. Y el superior de Charles era Turé.

Turé bajó del asiento del copiloto, fue a la parte trasera y abrió la puerta. De entre las sombras apareció Charles. Rápidamente las luces amarillas de las lamparas de la calle lo iluminaron haciéndolo ver mas joven y atractivo de lo que ya era. Ambos, vestían un traje negro impecable, casi como el cielo nocturno. Una camisa blanca y una corbata negra. Los zapatos de los hombres brillaban con la misma intensidad de la luna en sus cabezas.

Turé y Charles avanzaron por un pasillo oscuro hasta desperecer en las sombras. Como si de mismos fantasmas se tratase. El auto que los había traído volvió hasta la mansión de Turé en Vyšehrad, uno de los barrios mas importantes de Praga. A menudo los turistas pensaban que aquella mansión era algún lugar al cual ir a visitar. Pues su vista desde el río Moldava daba esa impresión. De noche aquella mansión se iluminaba de manera mágica instinto a cualquiera a echarle un vistazo mas de cerca. El chófer de Turé tenía estrictas ordenes de volver por él a las dos de la mañana en el mismo lugar que lo había dejado. Sin preguntas. Solo llevarlo y traerlo.

De la misma manera otros cuatro autos negros se detenían en el punto indicado por los Superiores. Y al igual que Turé y Charles. Hombres de muchos lugares del mundo con sus iniciados. Desaparecían en aquel lugar oscuro.

Charles bajaba unas escaleras de mármol. A ambos lados había lamparas iluminando el camino hasta llegar a abajo. Y al llegar ahí. Una amplia caverna se abría paso vario metros hacia arriba. Sostenida por columnas estilo griegas y adornada con tela de terciopelo rojo, Charles contemplaba el vestíbulo principal de La Casa de los Reyes. La mirada del chico no alcanzaba para ver lo magnifica que era. Pues mas allá de sus columnas, podían verse salas y habitaciones ampliamente iluminadas y decoradas con detalles en oro. Los pisos de mármol blanco y gris se extendían hacía todos lados.

En en centro, una escalera se abría paso para subir a un segundo piso. Formando una ce. Y en medio de este espacio, una especie de altar se había colocado para la ocasión.

-Ven-. Dijo Turé a Charles. Avanzaron entre los demás hombres que ya estaban sentados para ver el ritual. Turé y Charles entraron a una amplia sala. Dividido en cinco secciones por cortinas blancas de algodón. Ellos entraron en la que estaba en medio.

Dentro. Cerraron las cortinas. Y ahí se encontraba una mesa pequeña. En ella había un collar de plata y una cadena del mismo material. Una vela encendida y una mascara blanca. Como los médicos de la edad media en la durante la peste. A un lado de esta, había una silla y a lado de esta una cómoda de dos cajones. El cajón de arriba era de Turé el de abajo el de Charles.