This Boy ; NamJin

L u n e s

NamJoon acabó, finalmente, su jornada escolar. Su parte favorita del día era después de la escuela, pues, podía ir a visitar a su persona favorita en todo el mundo. 

Sus amigos lo detuvieron, en la entrada, preguntando si saldría con ellos al karaoke, a divertirse en grupo. Sin embargo, el negó. Excusándose con visitar a SeokJin ese día. 

SeokJin vivía muy cerca de su escuela, por lo que caminando era suficiente para llegar. Conocía el camino desde que tiene memoria.

Es una rutina para él ir a casa de su mayor. Diez cuadras a la derecha desde la entrada de su instituto, doblar en la esquina a la izquierda. Imposible confundir aquella mansión color rosado de jardines inmensos. 

La enorme reja blanca, con algunos detalles rosas estaba siempre abierta para él. Y en la entrada lo recibía siempre un camino de piedra rodeado de flores de distintos colores.
Nam siempre pensó que aquel jardín era digno de las escenografías que sólo aparecían en las películas de Disney. Se creyó, durante toda su infancia, el príncipe que llegaba al castillo, donde su princesa esperaba a ser rescatada. E imaginar a SeokJin como su princesa sólo hacía que sus mejillas se colorearan cada vez que pensaba en ello. 

El sonido del agua le dio una pista de dónde se encontraba su amigo esa tarde del Lunes.
Jin estaba regando sus preciadas y bien cuidadas plantas, echaba agua con una pequeña regadera en forma de osito que él le regaló hace ya unos cinco años. Su sonrisa era visible en su rostro iluminado por los rayos del sol de aquella tarde despejada.

Se agachó apenas para quitar una hoja que, con gracia, había caído sobre la cabeza de su cachorro blanco, impidiéndole la vista y logrando que realizara monerías para intentar quitársela. Tiró la hoja junto a una pila de malezas que, con anterioridad, habría podado de su jardín y el cachorro volvió a correr, persiguiendo una mariposa que revoloteaba por la zona.
Jin soltó una pequeña e imperceptible risilla, cubriéndose la boca con una de sus manos y a NamJoon se le aceleró el corazón. 

Se acercó por detrás del mayor, abrazando su cintura, posó sus labios sobre el blanquecino cuello contrario, depositando un suave beso sobre él, consiguiendo que el mayor temblara un poco por la sorpresa y él riera por hacerle reaccionar de ese modo.

- Namjoonie, no sabía que ya estabas aquí. 

- Lo extrañé Hyung. 

Ah, cuánto deseaba poder probar aquellos rosados y enormes labios que sonreían para él. Pero aún no podía hacerlo. 

NamJoon conocía a Jin desde la infancia, le contó una vez que cuando él era apenas un bebé no lloraba si Jin estaba a su lado, el Jin de dos años de edad lograba calmar el lloriqueo de un recién nacido como lo era él; al menos así es como SeokJin se lo contó, y NamJoon quiso creerle. 

En la primaria se enamoró completamente de él, pero Jin no quería nada formal hasta cumplir la mayoría de edad. Y NamJoon decidió crecer para finalmente estar juntos, y SeokJin esperó por él. 

NamJoon cumpliría sus dieciocho años este viernes. Faltaba tan poco que la espera valdría totalmente la pena si podía encontrar esa escena todos los días de su vida.