Había pasado una hora desde que le mande el mensaje a Kevin. Estaba cansada de esperar. Luego de desayunar con Kevin y su familia, decidimos ir a la playa. El me dejo en mi casa para que yo busque las cosas que necesitaba y quedamos en que nos juntaríamos en la playa. Yo ya tenía un buen rato aquí y el nada de aparecer, le había enviado un mensaje preguntándole que donde estaba y no me contestaba.
En un ataque de histeria, lo llamé una última vez. Al ver que no contestaba estrellé el móvil en la arena, tomé mis zapatos y me pare:
-¡Maldito infeliz, hijo de tu egocéntrica y puta madre! ¿Quién rayos crees que eres, para dejarme esperando una mañana comple...?-
-Creo que a mi madre no le gustaría escuchar esos insultos- la voz de Kevin hizo que me diera vuelta y diera un pequeño brinco por el susto. No tenía ni la más mínima idea de que él se encontraba detrás de mi escuchando como insultaba a su madre.
-Lo siento- dije un poco avergonzada -no quería decir eso. Es solo que...- Kevin puso su dedo índice en mi boca.
-Tranquila, el que lo siente soy yo, no quería dejarte esperando pero se me pincho una goma y mi móvil sea había quedado sin pila-
-No hay nada que perdonar. ¿Está todo en orden ya?- le dije, pasándole la mano por su lacio pelo negro, que se encontraba totalmente sudado.
-Si cariño- Kevin tenía el poder de hacerme sonrojar hasta por decir una simple palabra. ¡Es que es un Dios!
Después de hablar un rato y jugar en el mar, nos tiramos en la arena agotados de tanto correr. Mi tarde con Kevin iba de maravillas, aun no podía creer que esto estaba pasando. Kevin era la última persona que me imagine como novio.
-¿Te has divertido?- le pregunté a Kevin, girándome un poco para verlo.
-¿Qué si me he divertido? ¡Claro que sí, Gaby! Todo lo que hago contigo es así- dijo, dándome un beso en la frente.
Mis hormonas estaban muy alborotadas y mi corazón estaba latiendo tan fuerte que sentía como quería salirse de mi cuerpo. Me subí encima de él, abrí mis piernas a los extremos de las suyas y puse mi trasero en su amigo. Sin pensarlo, fui directamente a sus labios, que se encontraban húmedos. Mis labios se acomodaron con los suyos y su lengua y la mía se encontraron. Él puso sus manos en mi trasero y yo rodeé las mías por su cuello. El beso se volvió más apasionado, sus besos cada vez exigían más. Un sonido, que provenía de mi móvil hizo que aquel beso, que me tenía completamente excitada, quedara en el aire. Lo miré a los ojos tratando de pedirle una disculpa y me separé de su cuerpo para tomar la llamada.
-¿Gabriela, dónde estás?-
-Estoy en la playa con Kevin ¿pasa algo?- dije, contestándole a August.
-No, solo te vine a buscar porque hoy tenemos el cumpleaños sorpresa de Lorena, lo olvidaste supongo. Apresúrate para que logres llegar- Yo me pase la mano en al frente. MIERDA, había olvidado el cumpleaños sorpresa de Lore.
-Creo que nos tenemos que ir- me dirigí a Kevin y me puse de pie. Luego, colgué el teléfono.
-Tu de aquí no te vas- Kevin me tomó del brazo, haciéndome caer a la arena una vez más y besándome nuevamente. Me sentía en el cielo, su boca era como una droga. Desde que la sentía, quería más y más. Mi lengua, se encontraba tan bien en la suya.
-¡Mmm...! Debemos irnos- dije, tratando de separarme de él. Kevin estaba sonrojado y me pidió, que le pasara un toalla que se encontraba al lado de mí. No entendía la razón por la cual estaba reaccionando así, pero aún así hice lo que él me pidió.
-Kevin ¿pasa algo?- dije, dándole la toalla.
-Es que, cuando eres un hombre y estás en la arena con tu novia, la cual es jodidamente sexy y fogosa, y se encuentran besándose apasionadamente, a veces se pierde el control y...- no deje que terminara de hablarme ya que había entendido perfectamente. Se trataba de su amigo.
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¿Puede ser posible?
Teen FictionFrases cliché como: "Del amor al odio hay un solo paso" o "El amor es una palabra hasta que llega alguien y le da sentido", cobran vida cuando hay una Gabriela Swan o un Kevin Macoman. Nadie esperaba que un viaje de excursión a Bora Bora y un acci...