- ¿Por qué me miras así? No voy a comerte. – Julian sonrió. Aquella frase podía ponerlo a pensar.
- Ya sé. Tonto. – farfulló _______. Miró una vez más la habitación, donde se quedaría por esa noche. ¿Cómo es que había llegado a aceptar? La idea le daba vueltas en la cabeza. – bueno, buenas noches. – sonrió.
- Debo cambiarme.
- Puedes hacerlo afuera.
- Esta es mi habitación.
_______ puso los ojos en blanco.
- Bien, como sea. Me voy.
- No, espera. – murmuró él. - ¿Por qué te vas?
- Porque no voy a quedarme mirándote, como tú lo haces conmigo.
Julian soltó una risa, de esas que llegaba a joder tanto a ______.- Yo no hago esas cosas. – se quitó la camisa, con descaro, ni siquiera un poco de vergüenza. Solo lo hizo. – solo te vi y pensé ...
- ¿Tú piensas?
- Mucho, nena.
- No parece.
- ¿Y tú, sí?
- Si vas a dejar que me quede en tu casa, entonces al menos podrías ser algo amable, ¿no?
- Soy muy amable, pero puedo serlo aún más, solo si tú quieres. – aquel tono de doble sentido hizo que ______enrojeciera. Él la miró de pies a cabeza. Sin un poco de culpa.
- Eres un pervertido. – se cruzó de brazos.
Él no dudo en colocarse la camiseta de dormir. Al menor porque ella estaba ahí.
- ¿Te parece? – le preguntó sincero. Queriendo saber de verdad lo que ella pensaba de él, al menos por un momento.
______ sonrió. Aún cruzada de brazos. No se atrevía a mirarlo todavía. No sabía qué era lo que temía que las cosas terminen mal, o que cada uno termine por su lado. O peor aún, que los dos, no, era una cosa que ni siquiera se atrevía a pensar.
Lo miró de reojo. ¿Siempre tenía ese aspecto de recién levantado? , no podía negar que ese aire matutino le hacía ver guapo, guapísimo. Rió para sus adentros.
- ¿Cómo te llamas? – se atrevió a preguntar. Sin mirarlo, solo por curiosidad. Jaló las sabanas para taparse por completo, aquella pijama de 'Bety boop' podía ser buena para estaciones de verano.
- Julian. – sonrió él. De pronto empezaba a pensar que a ella en verdad le interesaba. Y probablemente era así.
- Ah.
- ¿Tú?
- _______.
Silencio. Entre los dos. Él, sentado en el filo de la cama, de su propia cama, donde esa noche dormiría aquella vecina que empezaba a ponerlo a pensar, más de la cuenta.
- ¿Tienes novia?
- Para ti, no.
- Enserio. – sonrió ______. Aquel comportamiento, esa actitud no lograba entender por qué le gustaba tanto. Y no hacía nada para evitarlo.
- ¿Tú?
- Yo pregunte primero.
- Está bien, está bien... - le sonrió, al menos era la primera vez que reían juntos. – no. Supongo que a nadie le gustaría salir con un pervertido como yo.