- Julian ... - susurró ella. Otra vez con lágrimas en los ojos. El miedo volvió, volvió a ella. – no puedo seguir con esto.
Julian se volvió a ella. Sintió las lágrimas de _______ muy cerca a su corazón. Le dolía escucharla decir esas cosas.
- Tú y yo no estamos haciendo nada malo. – susurró él. Por primera vez no tenía el valor de mirarla.
- ¿No? – le preguntó ________. Se limpió las lágrimas. - ¿y entonces qué? – lo miró a los ojos, intento buscar su mirada. – Julian, me voy a casar. - repitió. Y esta vez sintió como aquellas palabras también le dolían a ella.
Julian se puso de pié, dejándola a ella con el corazón en la mano. Se desacomodó el cabello, no quería pensar, no quería ni siquiera mirarla.
- Ya lo sé. – murmuró él. De espaldas. _________ también se puso de pié. No quería seguir llorando, no quería seguir ilusionándose más con cosas que sabía que no llegarían a nada. Como él. Como ellos. Como lo que eran. Nada. ¿Novios? Ella iba a casarse. Era prácticamente imposible.
Cogió su bolso, mientras intentaba descifrar lo que Julian estaba pensando en ese momento.
- Tengo que irme. – susurró. Sin fuerzas. No tenía de donde sacarlas, ahora resultaba que Julian era el único que se las daba. Lo miró por última vez, de espaldas, pensativo. Retrocedió algunos pasos, sin esperanzas, y abrió la puerta principal.
- ________ ... – susurró él. Aún de espaldas. _________ se giró a mirarlo. - ¿me quieres? – le preguntó, era lo último que había planeado preguntarle, quería salvar esa pequeña esperanza que tenía con ella, con la chica que le gustaba, no quería perderla.
- Julian, por favor ... - le suplicó ella. Cerrando los ojos, sabía que si escuchaba una palabra de Julian desvanecería. Lo quería. Sí, por supuesto que lo quería.
- Solo dime. - susurró él. Se acercó a ________. Cerró la puerta. Y rodeó a _________ con sus brazos, recordando un pequeño fragmento de la noche anterior, cuando ninguno de los dos se toleraba, ese día de lluvia en el que por fin pudo probar sus labios con su aprobación. – dime que no me quieres, y te dejaré. - _______ cerró los ojos. – Dímelo. – la retó. Y sintió esa debilidad por besarla de nuevo.
- Sabes que no puedo.
- ¿Por qué?
- Sabes por qué.
- Quiero escucharlo.
________ se soltó de su brazo. Se volteó, dándole la espalda, respiró hondo. Julian la sacaba de quicio siempre. Era una pequeña cualidad que él tenía con ella, y que le encantaba.
- ¿Por qué te gusto cierto?
- Eres insoportable. – golpeó el torso de Julian, verdaderamente furiosa.
- No, no. - la cogió del brazo de nuevo, impidiendo que se valla. – espera, no quiero discutir contigo de nuevo. - _________ se cruzó de brazos, con los ojos humedecidos. – de acuerdo, ya no volveré a molestarte más.
Y nunca pensó que esas palabras le lastimarían el alma. Tanto a él, como a ella.
Soltó su brazo, pero ella, casualmente, no soltaba el de Julian. Lo miró a los ojos, enternecida, amaba a ese hombre, lo quería, con todo el alma, el corazón, era perfecto. Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Julian al notar que ________ no soltaba de él.
- ¿Qué pasa?
- Que no quiero dejarte.