Un día cualquiera...

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Es un dia cualquiera... Sólo que esta vez no lo es para mi.

El tiempo pasa, transcurre lentamente, quebrándome una vez, más con cada segundo, con cada gota de lluvia que se desliza por mi ventana, en un Son melancólico que agudiza mis emociones.

Una gota, tras otra... Una gota más, pero ahora por mi mejilla, que brotó sin querer.

Estoy sentado en medio de mi habitación. Peor cárcel, no puede haber. Simplemente no puedo hacer nada. Mi situación es deplorable, estoy sólo en esto, pero no daré vuelta atrás.

Mi unico trabajo era ir a ese lugar a hacer mis prácticas, después del colegio. Y ¿que me pasó?
Estoy a nada de titularme, no puedo tener este tipo de problemas dentro de mi cabeza.
Podría estar maldiciendo este incómodo capítulo de mi vida, pero no lo aré. Si no todo lo contrario.

Bendita seas mujer por haberme provocado esto... Un mar de sentimientos que emergió en mi ser, a causa de tu sonrisa
Bendita sean tus manos que me tocarón, aunque sea un instante, un bendito segundo!
No dejé de pensarte ni un segundo, estoy confundido, pero no quiero renunciar a este sentimiento.

Tengo su sonrisa tatuada en mi mente, tu voz y tu largo cabello... Estoy desesperado.
Pero... ¿Que decisión debería tomar, si no existe ninguna posibilidad?

Por mas que le doy vuelta al asunto, yo salgo sobrando.
Es imposible.
No puedo pensar más en ella, pero me ha confundido.

¿Qué tipo de juego es este?

Es un vergonzoso pensar que ella y yo... Sabiendo que tiene a alguien a su lado.
Tal vez un hombre del cual yo podría superar con muchas espectativas. Eso está claro. Pero realmente no puedo hacer nada.

Esto es una absurda fantasía. No existe, ni existirá. Sólo está en mi cabeza.

Necesito darle vuelta a esta página, aunque derrame un par de lágrimas más.
Miro mi escritorio. Mis cuadernos esparcidos por la mesa, me provocan un poco de ansiedad.
Golpeó la mesa con desesperación.

Llevo mis manos a mi cabeza como si realmente mis manos me ayudaran a sostener todo el peso que esta dentro de mi mente.

Miro el mini componente y pongo musica a bajo volumen, pero sólo se oye mi cancion favorita. Podría ponerme de buenas. Pero no quiero. Apago el aparato y no se que más hacer.

Doblo las mangas de mi camisa de mezclilla y me tumbo nuevamente en mi cama, mirando al techo.

Pienso.

Cierro los ojos y me acomodo con las manos en la nuca.

Algo rechina cerca de mi codo.
La libreta que hace un momento llevaba conmigo, estorbaba mi lugar de descanzo. Lo tomo, y lo aviento levemente hacia un costado de mi cama.

Algo se asoma de entre las hojas.

Hay un papel doblado delicadamente, asomandose en mi cuaderno, una hoja rosa pálido. Muy descolorido.

Sin pensar un minuto más, abro mi libreta y saco el papel y lo desdoblo desesperadamente casi rompiéndose entre mis manos.

Mi Estrella FugazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora