Ira

Después de la Ira... Vacio

Anthony tarareaba mientras miraba los diferentes hologramas desplegados frente a él. Entre proyectos para Stark Industries, mejoras para su traje y el de Rhodey, así como el avance en el cuerpo físico de FRIDAY. Se encontraba demasiado entretenido, olvidando casi, casi, por completo a ciertas personas non gratas para él.

El pitido de una alarma lo sacó de sus asuntos, para concentrarse en ello. El Soldado del Invierno había llegado a su destino.

A través de la cámara que había instalado en su traje, observaba lo mismo que el Soldado, a su misión y acompañantes. A veces veía al Soldado dudar en uno que otro movimiento, dándole a entender que Bucky peleaba contra el condicionamiento, en especial más ahora que había visto que Steve era, nuevamente, su misión.

–Soldado –le habló por medio del intercomunicador. –Hazlo –ordenó. –Me lo debes, James.

Entonces, con un ágil movimiento y un sonoro disparo, el bote que los tres fugitivos estaban por abordar explotó, creando una inmensa llamarada, cuyas flamas desprendían un inmenso calor que se sentía desde muy lejos.

**

Cuando el barco estalló, Steve supo que juntos jamás lo lograrían, Tony no los dejaría escapar. Debía al menos ganar tiempo para sus amigos.

–Debemos separarnos, yo los atraeré mientras ustedes escapan. Nos reagruparemos más adelante, de vuelta a la casa de seguridad de Natasha.

–Steve no creo que sea buena idea –dijo Sam, mientras Wanda lo miraba con ojos asustados, aún seguía débil pues no podía usar sus poderes.

– Si algo pasa nos veremos en Londres. Ahora nos vemos en unos minutos –sonrió. Estaba a punto de agregar algo más para tranquilizarlo cuando un disparo le atravesó el pecho.

**

–Misión exitosa –habló la voz del soldado por el comunicador. Y, a pesar de que Anthony no lo podía ver, sabía que James estaba llorando.

–Bien hecho Soldado, regresa.

La comunicación se cortó, dejando a Anthony sumido en un silencio mortal. Una parte de él, aquella que aún lloraba de amor por el hombre rubio de otro tiempo, gritó de dolor al saber que ese era el fin del Capitán América, pero más que el final de la leyenda, era el final de Steve Rogers.

–Este es el verdadero inicio del fin –habló Vision a su lado. –¿Se arrepiente, Sir? –preguntó con curiosidad al mirar el rostro del moreno.

–La época del arrepentimiento quedó mucho tiempo atrás. Ahora solo queda el vacío.

**

James lloraba mientras veía a los que antaño fueran, por un breve lapso, sus compañeros de batalla, quienes transportaban a un herido Steve Rogers. Sabía que la herida no era letal, que con el suero del super soldado se recuperaría en un par de días, pero, lo que llevaba ese dardo que le lanzó después era otra cosa. El dardo había cayó cuando todo su contenido fue vaciado dentro del cuerpo de Steve. Era una pequeña cosa muy inteligente para no dejar evidencia.

Derrotado, con el corazón roto y su mente fragmentada, se llevó el arma a su sien, dispuesto a terminar de una vez con todo. Le había fallado a Stevie, a su amigo de la infancia, al que había dado la espalda al mundo por él. Steve que había dejado a su familia en esta nueva época por él. A él le había fallado. Este era el final de la línea.

Con el dedo en el gatillo, recordó una sola palabra «regresa». James sabía que no significaba nada para el otro, que solo era la mugre de sus botas, pero, aun así, como Stark mismo le había dicho, se lo debía. Había destrozado a ese hombre en varios momentos de su vida, le arrebató a sus padres, a su pareja y finalmente a sus hijos. Regresaría, y enfrentaría su cólera, porque eso es lo único que movía al moreno, su ira.