- Y-y-yo si que lo vi.- Tartamudee ganandome la atención de todo el bar de la zona 13
- ¡Que dices chaval! seguro que tu no has salido de aqui nunca.- dijo un hombre que estaba en la barra del bar, borracho. Mi madre siempre me dijo que ese hombre mató a toda su familia cuando... Bueno, cuando los atraparon. Desde entonces ahoga las penas en alcohol. -¡Eres tan mentiroso como la ----- de tu madre! Ojalá hubieras muerto como ella, solo eres una carga inutil. En el instituto te pegarán por nenaza.
- ¡No te metas con mi madre borracho asqueroso!- Me abalancé hacia el para golpearlo a lo que dos hombres de mediana edad se pusieron delante protegiéndolo.-¡Dejadme voy a matar a ese hijo de -------!
-Calmate chaval-Dijo con voz tranquila uno de los hombres que me cerraban el paso- Yo conocí a tu madre.
-¿Enserio?- Me calmé.
-Si, recuerdo que era buena en la cama.- Risas y mofas venían por todos los lados.
Para variar ya no pintaba nada aqui por lo cual me fui al único lugar donde estaría seguro, mi casa.
De camino a casa la vi, radiante como un ángel la única capaz de alegrarme cualquier día pase lo que pase.
Fui a saludarla y cuando estaba a menos de un metro se fue a no se donde. No la seguí, no estaba de animo.
Cuando llegué a casa mi dia acabó de empeorar, vi uno de ellos estaba ahi quieto mirandome era oscuro y de sus ojos nacían unas llamas azules. No me lo creía mi cuerpo no respondía y ese monstruo se me acercaba. Cerré los ojos y dejé que me matara. Noté un calor cerca de mi pero no sentia dolor. Abrí los ojos y para mi sorpresa ahí estaba Miriam. Abrazada a mi cuerpo como si acabara de ver un fantasma.
-¿Lo has visto?-le pregunté, a lo que ella asintió mientras las lagrimas caían por su rostro de princesa. -Tranquila-le dije acariciándole la cara a lo que ella dejó de llorar.
-¿Puedo dormir hoy contigo Adri? No creo que me echen de menos en casa.-Ese chiste había sido un poco incómodo ya que ambos perdimos a nuestros padres.
Nos conocimos en nuestro trabajo cuando teniamos 8 años. Eramos la basura de el grupo, puesto que eramos niños y por lo de ser huérfanos. Un dia de trabajo en la mina, pude escuchar una niña pequeña llorar en una gruta no muy lejana me acerqué y ahi estaba, aún teniendo toda la cara llena de manchas negras de carbón se le veía hermosa. Tenia un pie atrapado entre unas cuantas piedras. Cogí mi pico y empecé a hacer palanca con la piedra que tapaba su pie. Despues de diez minutos de grandes esfuerzos pude sacarla de ese maldito lugar.
-¿Estas bi...- antes de que acabara de hablar me abrazo cortandome la respiración y aciendo que mi corazón se acelerará.
Tenia las manos sangrando por el esfuerzo de antes por lo cual no le devolví el abrazo pero aun así apoyé mi barbilla sobre su hombro juntando nuestras caras.
-Gracias, me llamo Miriam- dijo avergonzada
-Yo Adri,¿te acompaño a casa?
-No, no hace falta- me dijo haciéndose la dura, pero en cuanto intentó andar cayó sobre mí- ¿Bueno me ayudas un poquito?- le dije que si con la cabeza y me la subí a la espalda, mis manos escocian pero me daba igual: Me había enamorado.
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La oscuridad que nos acecha
Mystery / Thriller"Cuando se apaga la luz. No se pierden los colores: llegan ellos."