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Dylan

(21 años después de su nacimiento)

Hoy luego de desayunar, salí al bosque cerca de mi casa al lugar que solía practicar mi poder algo así como mi "campo de entrenamiento". Al llegar solté mi mochila y tomé mi encendedor. Con el mismo prendí cada una de las antorchas a los costados del campo. Era un rectángulo en medio del bosque sin árboles y en cada uno de sus costados, más largos, habían 4 antorchas, en cada lado.

Luego de encenderlas todas me pare en el mismo medió y me asegure que nadie me estuviera observando y cerré los ojos y concentre mi mente en el sonido del fuego lo hice acercarse hasta mi lentamente cuando abrí los ojos se hizo una esfera.

La mire y gire para lanzarla al pequeño estanque que estaba atrás mio. Al contacto con ella fue diferente comparado a ocasiones anteriores. Este se seco al instante y quedó un pequeño agujero.

Respiraba agitadamente debido a la cantidad de energía que había gastado. Escuché una rama partirse y rápidamente gire al lugar donde se escuchó. Por instinto apagué todas las antorchas y observé el lugar donde provino el sonido. Al poco rato salió un lobo. Blanco con ojos azules. No me gruñó ni nada simplemente me dejo acariciarle.

Tomé mi mochila y saque la botella de agua bebí un poco y le dí un poco al lobo que decidí bautizar como Blake. Cuando dispuse de irme el perro me siguió no le tome importancia ya que nos habíamos cogido cariño al instante. Al llegar a casa le abrí la puerta y lo dejé entrar.

—¿Otro perro?— cuestionó mi madre al verme entrar con el.

—Si lo dices por mi padrastro cuando sea lo puedes votar.—Sin más salí a la parte trasera de la casa y lo dejé jugar en el patio.

Recordé las veces que jugaba con mi padre en el y mi madre nos ofrecía limonada, pero desde que papá murió todo cambio. Mi madre se volvió a casar al no poder con los impuestos, y desde que Alex llegó a la casa todo cambio. Mi madre ya no era la misma. Aunque ellos aún no sabe de mis poderes pues estoy tranquilo.

Entró a la casa y voy a la cocina y mi madre al parecer se ha ido. Reviso la cocina y no hay nada de comer así que tomó mi mochila y salgo al mercado con una capucha. Compro frutas, vegetales, pan, carne y queso lo suficiente para un sándwich. Al terminar vuelvo asegurando que nadie me ha seguido. Al llegar me preparo la comida y al terminar de comer me dirijo a mi cuarto a bañarme y alistarme a dormir me quedo un momento mirando el patio trasero por la ventana. Cuando ya me iba a la cama vi una luz. Parecía un hombre. Salgo y voy corriendo a donde ella pero esta se adentra en el bosque y no dudó en seguirla. Al ver que se detiene en donde práctico mis poderes le voy dando la vuelta hasta que queda frente a mi. No puede ser...

Narrador Omnisciente

—Hola hijo,— es mi padre.—nuestro padre celestial me ha dado la oportunidad para para felicitarte en tu cumpleaños. Así que ven aquí abrazame.— dijo abriendo los brazos y sin más lo abrazó y se desplomo en sus brazos. Lágrimas bajaban y no se detenían. —Hijo ya eres mayor de edad y se muy bien que sabes lo que significa. Dios también me ha dado el privilegio de entregarte el cien de tu poder, si lose desde pequeño te vi atraído por el fuego y no fue hasta los 9 que te vi con una llama en tus manos. Pelearas y morirán personas tanto buenas como malas. Aunque no lo creas. Y se que tu harás el bien. ¿Quieres recibirlo?— asentó con la cabeza. Lo hacía por el más que nadie.—Estoy muy orgulloso de ti, Hijo. Es mi momento de irme. Pero antes, debes reunirte con los demás en las cuevas alli recibiran dirección. Sabes que siempre estaré aquí— señaló su corazón.— y allí.— señaló el cielo.— Lucharé contigo hijo sabes que siempre lo haré.— y empezó a subir nuevamente.

Dylan

-¡No! ¡Papá!- dije aguantando su mano.

- Te Quiero, Mi Campeón.- me abrazo y sin más se fue.

No me había dado cuenta que las antorchas estaban encendidas. De momento todas se unieron formando una esfera y está se introdujo en mi. Sentí un cambio en mi interior. Estoy mucho más energético que antes. En un movimiento las antorchas se prendieron. Wow nunca había creado el fuego siempre dependia del encendedor.

Fui corriendo a casa y al llegar entre a mi cuarto. Tiré todo lo que había a mi pasó y cuando ya no había más me senté en una esquina abrazando mis rodillas a llorar. Desde que papá murió y mi madre se casó con Alex todo es malo en esta casa. Llegaba borracho y le pegaba a mi madre. Y abusaba sexualmente de ella con golpes. Tomé mi mochila nuevamente baje a la cocina tomé todas la provisiones que yo mismo había comprado. Subí y tomé unas sábanas y una muda de ropa. Entre los cajones encontré una carta. Decía mi nombre y era la letra de mi padre. La desdoble y empecé a leer.

    Hijo, tal vez ahora este muerto y hayas conseguido esta carta en tu mayoría de edad. Quiero que sepas que en sótano en la pared de las escaleras guarde algo que se que te va ayudar en tu Mision y propósito. Sabes que Te Quiero y estaré siempre contigo.

Papá

Y ese era el fin de la carta. Tomé mi mochila corrí al sótano y busque en la pared algún ladrillo débil o algo y lo encontré sin más seguí derrumbando la pared y saque algo un poco pesado enrollado en una tela. Al descubrirlo vi una espada en su funda. Al sacarla era hermosa. En su mango tenía oro y plata y varios diamantes rojos y al otro lado el símbolo de mi espalda.

Le di las gracias mentalmente y la puse en su funda y la envolví en la tela y salí corriendo de la casa con mi mochila y la espada. Llegue a una cueva y allí encendi la fogata y establecí mi cama improvisada y ya iba a acostarme.

—Gracias, Papá. No te voy a defraudar.—y sin más cerré los ojos.

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