La caída

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En las muy transitadas calles de la ciudad de Columbus, a Tyler no que resultaba extraño que ningún taxi se detuviera y algunos lo pasaran por alto, pero estaba empezando a perder la paciencia.

Estaba bastante tarde para el trabajo, su jefe lo mataría si llegaba tarde de nuevo, ese día era más que importante, aunque su aburrido trabajo de contador le hacía completamente infeliz, creía que no podía vivir de algo más, aunque lo odiara, era bueno en su trabajo, de los mejores, y su superior le dijo que podría darle un aumento considerable por su eficacia, sin embargo, eso no sería posible si el castaño seguía con sus muy seguidas llegadas tardes, no quería ni podía perder esa oportunidad.

Caminaba a toda prisa por la carretera hacía la parada del autobús, si ningún taxi se detenía tenía, aunque no le gustará, tomar otra ruta para llegar. Pero mientras sostenía en una de sus manos su café y en su otra mano su celular, no pudo si quiera evitar golpear su rostro contra el suelo al caer gracias a una pequeña grieta en el suelo, quedando en medio de la carretera.

El castaño maldijo sin importarle que las personas que caminaban a su lado lo miraran, pero ninguna de ella se detuvo a ayudarlo y siguieron hacia su destino, dejando a Tyler solo, ni siquiera pudieron advertirle que el semáforo estaba por cambiar.

Estaba tan distraído, que sólo se percató de que estaban a punto de atropellarlo cuando escucho el rechinido de las llantas al detenerse repentinamente seguido de un horrible olor a quemado que dejó las llantas ante ese acto.

Se quedo inmóvil sobre el suelo, con su camiseta manchada de café caliente, su teléfono con la pantalla rota en el suelo, y su corazón saliéndole del pecho.

No podía si quiera insultar a la persona que casi lo mata, cuando este salió del auto, se acercó a él con pasos lentos y cansados, como si el hecho de casi matar a alguien le despreocupara. El desconocido se quedó parado frente a él, con sus manos en las bolsas de sus pantalones, mirándolo, casi con fastidio.

—¿Necesitas que te lleve?—soltó solo así, parecía que no tenía pensado disculparse por su anterior casi asesinato.

Tyler refunfuñó y apretó el entrecejo, se puso de pie tomando su teléfono y tirándo al suelo el vaso de cartón que antes contenía café.

—C-Casi me matas—dijo Tyler, balbuceando aún por el susto.

—Casi—repitió el desconocido—Agradece eso.

Las piernas de Tyler temblaban y aún sentía como si su corazón fuera a salirse por su garganta. Sus rodillas se doblaron y está por caer de nuevo pero logró sostenerse, apoyándose de la parte frontal del taxi.

—Oye, oye—dijo el otro—Cuidado con la pintura, es como mi hijo.

Tyler miró al desconocido, suspiró pesadamente y se enderezó, cerró los ojos unos segundos queriendo calmar su respiración, intentando ignorar todos los autos que pasaban junto a ellos, haciendo sonar sus claxon y gritando que se quitaran del camino

—¿No vas a subirte?

—Prefiero ir en autobús—dijo a regañadientes.

—¿Estás seguro?—dijo en tono de saber que estaba mintiendo—Bueno, digo, seguro no vas a ningún lado importante, como quieras.

El muy despreocupado taxista volvió a subir al auto, Tyler seguía apoyado ahí pero dio un salto cuando el claxon del auto casi lo deja sordo.

—¿Podrías quitarte?—dijo asomando su cabeza por la ventana.

Se apartó de inmediato, sin quita su penetrante y furiosa mirada de él, quien al pasar junto a Tyler en el auto, le sonrió, estaba manejando muy lento, Tyler se mordió los labios y sin pensárselo más, silbó, y el taxi se detuvo de inmediato.

—¡No tengo todo el día!—gritó desde el auto.

El castaño corrió al taxi, la puerta delantera se abrió, pero él decidió subirse a la parte de atrás.

—Nunca esperes que vuelva a abrir la puerta para ti—le dijo estirandose al lado del copiloto y cerrar la puerta.

—Sólo has tu trabajo y conduce, rápido—le dijo Tyler con molestia.

El conductor suspiró y chasqueó la lengua. Condujo hacía la dirección que Tyler le indicó, no había mucho tráfico, pero en ese momento Tyler creyó que si una tortuga pasaba junto a ellos, los rebasaría con facilidad. Estaba comenzando a pensar que lo hacía a propósito.

—¿Puedes ir más rápido?—dijo Tyler casi como orden.

—No me hables en ese tono—lo regañó cual niño pequeño fingiendo una voz graciosa.

—Usted no me hable de esa forma—Tyler respiró profundo y negó—¿Sabe qué? deténgase ahora.

—Ya casi llegamos—avisó el conductor.

—Eso quiere decir que puedo caminar desde aquí—dijo Tyler amenazante—Deténgase ya.

El taxista se detuvo en seco, haciendo que Tyler se impulsará hacia adelante, la mitad de su cuerpo quedó entre los asientos delanteros, casi golpeando su rostro contra la palanca de cambios.

Tyler volteó su mirada al conductor, y este le sonrió.

—¿Quieres que te espere?—le dijo con voz divertida.

—¿Para qué tendrías que esperarme?—dijo Tyler quejumbroso a la vez que salía del auto, parándose junto a la puerta del copiloto.

—Emergencias—se encogió de hombros.

—No te necesito para nada—dijo Tyler con aspereza, pagándole al taxista.

—No—el hombre puso su mano frente a Tyler, dando a entender que no lo tomaría—Déjalo así.

No iba insistir en pagarle, después de todo se lo debía por casi atropellarlo, sólo se encogió de hombros y se dio la vuelta para entrar al edificio donde trabaja.


No había durado ni siquiera media hora dentro del edificio cuando su jefe lo hecho prácticamente a patadas, diciendo que no valía la pena tenerlo en su equipo de trabajo si era un irremediable chico que nunca aprendería a ser responsable.

Aunque tampoco creyó que llegarían a despedirlo, pero lo hicieron, y ahora estaba desempleado y deprimido sin saber que hacer.

Tenía las palmas de sus manos sobre sus ojos, el ruido de la ciudad y los autos a su alrededor eran sordos para él en ese momento, su vida estaba en un momento crítico, ¿qué haría ahora para vivir? no sabía hacer nada más.

Pero no se dejaría vencer tan fácil, así que agitó su cabeza, intentando sacar los pensamientos negativos de su cabeza, y justo cuando se paró a la orilla de la banqueta, un auto se detuvo frente a él, y al bajar el vidrio, no pudo evitar sorprenderse.

—¿Necesitas que te lleve?

taxi cap {joshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora