Kate

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No he dormido mucho esta noche, claro que eso no es muy raro en mí. Ya me he duchado y voy a bajar a desayunar. A estas horas solo estamos Matt, Tim y yo porque el comandante Jackson y el resto de los líderes de Ankron desayunan antes y el resto de residentes (no marcados, por lo que no están obligados a convertirse en guerreros) duermen más.
-Buenos días- saludo a Axel, con quién me acabo de cruzar en el pasillo, quitándome un auricular.
-Buenos días. ¿Alguien mas ha visto eso?- pregunta señalando mi rizado pelo rojo.
-Aún no jajaja. Allá voy.
Se ríe también.
-Luego nos vemos.
-Hasta luego- y me vuelvo a poner el auricular.
Cuando llego al comedor Matt escupe la comida y Tim se gira para ver qué es lo que ha hecho atragantarse a Matt. Me fijo en que tiene unas ojeras negras bastante notables. Su cara es similar a la de Matt.
-Y bien.... ¿Os gustaba más el pelo corto?- pregunto socarronamente.
-¡No!- exclama Matt.
-¿¡Cómo has conseguido recuperar la marca!?- pregunta Tim sonriendo y levantándose para abrazarme y hacerme dejar de tocar el suelo con los pies.
-¡No he hecho nada! Simplemente estaba entrenando y Axel me lo dijo. ¡Ni me había dado cuenta!
-¿Axel?-preguntan los dos a la vez.
-Sí. Estaba entrenando y apareció.
-¿En uno de esos entrenamientos súper privados tuyos? ¿Y desde cuándo ha pasado a ser "Axel"?-preguntan Tim y Matt recelosos.
-Ey tranquilos. Estaba entrenando oí que alguien entraba paré me lo dijo y nos fuimos a las habitaciones.
-¿Habitaciones o habitación?- pregunta Tim claramente enfadado.
-Habitaciones, Tim, habitaciones. Oye puede que crea que no es tan horrible como pensábamos pero no he llegado a ese punto, ¿vale? Relajaos.
Tras esto los dos se calman, vuelven a sentarse y desayunamos hablando de las chorradas de siempre.

La reunión con el comandante Jackson ha sido...¿Extraña? No lo sé la verdad. No había visto nada que le hiciera quedarse con la boca abierta y durante la reunión ha estado todo el rato con la mandíbula en el suelo. Ha dicho que llamará al Consejo Supremo y que es posible que alguien venga a verme. Ni que fuera un mono de feria. El consejo siempre me ha mantenido bien vigilada, aunque ellos creen que no lo sé. No saben que he estado mucho tiempo en el conducto de ventilación de encima del despacho del director de mi orfanato durante largas conversaciones sobre mi conducta, ni que me colé en la biblioteca privada del Consejo Supremo, ni muchas otras cosas. Tim y Matt vienen a buscarme a mi habitación y vamos a la sala de entrenamiento.

Estamos los tres sudados sin camiseta y con un pantalón corto en el suelo del gimnasio. Comienzo a subir por el rocodromo.
-No sé simplemente no me gusta- dice Tim.
-Ni a mí- dice Matt.
-A ver no estoy diciendo que sea la persona más simpática del mundo, es más creo que es un prepotente hijo de su papá y su mamá. Sólo digo que también tiene 17 años y también le gusta entrenar.
-Sigue sin gustarme- dice Tim.
Ya he llegado a lo más alto y me subo a una de las vigas que sujetan el tejado tirando de la fuerza de mis brazos y un gran salto.
-Oye, ¿no os habéis dado cuenta de que hace mucho que no ha habido ningún ataque de los Darkens?
-Sí, la verdad que parecen estar tranquilitos-dice Matt.
-No sé yo si eso es algo bueno- comenta Tim.
- ¿Creéis que si hubiera un ataque el Stairler vendría?- pregunta Matt.
-Se supone que debería pero estando como está todo el mundo con él...- le contesta Tim.
-Tim, ajusta la cuerda- llevo un arnés por si acaso me cayera mientras trepo y salto de una viga a otra y Tim lleva otro que es el que usaría para frenar mi caída, aunque nunca me he caído.
Una vez que he pasado por todas las vigas Tim me va bajando y después se sube él sujetado esta vez por Matt. Así son las cosas siempre.  Así es como deben ser las cosas.

Marcados 1. Luz y OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora