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—¡Lisa! —dije entre risas— ¡Basta!

—Dame un beso y me detengo —contestó sin dejar de hacer presión en mis costillas. Volví a reír y cedí. Se detuvo un momento para permitir que me acercara a ella, sonreí por última vez antes de juntar nuestros labios.

—Te amo —dijimos al unísono.

Aquel recuerdo no había salido de mi mente. Visitaba a Lisa con mayor frecuencia, siempre comenzando de la misma manera. Sigo sin recordar mi nombre y ella aún no despierta.

cuando despiertes; lalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora