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—Cada mes deberás de acudir a un chequeo general, solo por precaución.

La sonrisa que adornaba el rostro del doctor Kim nunca me había parecido tan sincera, supongo que es normal que se sienta complacido de ver que su paciente ha mejorado. Salí de la habitación y caminé a la de Lalisa. Tomé asiento a su lado y sujeté su mano. Con el tiempo comencé a acostumbrarme a los constantes recuerdos momentáneos que invadían mi mente, en todos estaba ella, lo que lo hizo más llevadero.

—Prometo estar aquí cuando despiertes —sonreí con la vista nublada—.

cuando despiertes; lalisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora