Capítulo 1.

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Sale de la oficina. Es un día como cualquier otro, uno que otro villano fue capturado en el transcurso del día y demás actividades que iban de acuerdo a programas sociales, nada más ni nada menos. La realidad es que meter a los héroes en un ranking es algo que ya los tiene sin cuidado, son una generación que no necesitan escuchar si son el mejor por encima de otros compañeros porque ellos saben qué tanto esfuerzo le dedican a su trabajo.

Aunque claro, Katsuki Bakugō es el número uno tal y como prometió.

Ahora está en camino a casa, toma su moto y va a toda prisa. La realidad es que tiene dos, una que es para uso cotidiano y luego está la razón por la que ahora ama más su trabajo: la motomight. Ah, desearía regresar con ella a casa, es tan genial, pero no puede demostrar más su identidad de lo que hace ya.

Cualquiera sabe quién es, no puede tomarse tantas libertades, entre ellas, tener una familia. Todo aquel que desea ser un héroe debe de conocer las consecuencias, así que todo aquel que tiene hijos teniendo una profesión tan peligrosa es sin duda un irresponsable.

Al llegar a casa, unas pisadas lo hacen voltear. Se tratan de un trío de niñitos que corren a toda velocidad hacia a él.

—¡Papá!

Y antes de darse cuenta, esos bracitos son los que rodean su pierna sin dejarle reaccionar. ¿Qué mierda está sucediendo?

Tres pequeños: uno de cabellera rubia y ojos rubís, otro cabello y ojos verdes, y el último rubio de ojos verdes. La mezcla entre él y cierta persona. Esa maldita persona. No puede creerlo, en realidad es demasiado extraño, debe de tratarse de un error porque que esos niños le estén llorando en la pierna es demasiado...

—Veo que ya los conoces.

Levanta la mirada. Esa cara irritante lo hace arrugar el entrecejo, mas no es como otras veces, sino por la confusión del momento.

—¿Qué significa esto...?

Una manito se extiende hasta su camisa para tirar de esta débilmente, se trata del pequeño pecoso idéntico a aquel que tanto tiempo lo ha perseguido y que de pronto desapareció de su vida.

—Papi... Papi... —hipea el pequeño—. Deseábamos tanto conocerte...

—Todoroki, habla de una vez. ¿Qué signifi...?

—Son tus hijos —interrumpe el héroe número dos, Shōto Todoroki—. Necesito que los cuides un mes.

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