No sé ustedes, pero a mí me gusta creer que el amor de mi vida puede estar a la vuelta de la esquina o, en su defecto, en el siguiente hueón en tinder. La verdad es que eso no pasa así, es más probable encontrar sólo un pico que el amor de tu vida y vasta experiencia tengo en eso ya. Como, por ejemplo, la historia de número 21, el que parecía buena gente.
Esta empieza conmigo, un día cualquiera, tirada en mi cama viendo x película mientras cotizaba hombres en tinder. No like, no like, no like, no like, este parece guapo... nombre: número 21, edad x, 20 km; "no está lejos" fue todo lo que pensé y le di like, un segundo después el ansiado match y eso es todo, no le hablé, seguí en lo mío hasta que me dormí.
Despertando a la bella mañana siguiente odiando a todo ser viviente (rima), agarré mi celular y tenía un mensaje en tinder, me peiné un poco y respondí (espero no ser la única que hace eso), fue una conversación bien hueona la verdad pero hablamos todo el día hasta que me tira el 'por si la pongo'... "oye me dai tu whatsapp, no me gusta hablar por acá" ni tonta ni hueona, le mandé mi número y la cosa se formalizó porque no le doy mi número a cualquiera.
Día tras día hablábamos, pasaron dos semanas y empezaron los coqueteos sutiles... tengo que decirlo, me ilusioné, o sea, dos semanas sin tirarte un palo y/o mandarte y/o pedirte pack, en estos tiempos, quiere decir que es algo bueno.
"Quiero conocerte en persona" me dijo y me volví loca, toda nerviosa. Acordamos un día sábado, vísperas de dieciocho de sedtiembre.
Por las vueltas de la vida y mis viajes inesperados fuera de la ciudad nos juntamos el día antes con la excusa de "tomarnos un jugo antes de mi viaje", inocentemente creí en el jugo pero no fue así.
Llegué a casa, más nerviosa que... muy nerviosa.
Hablamos un rato hasta comenzar a besarnos, nada mal debo decir. Besos aquí y allá y ninguno atinaba a manoseo, yo no quería empezar el jugueteo porque según yo era un cabro de bien. De repente me vi en su cama y pensé "ah yapo, vamo a darle". Me desvistió con toda tranquilidad y con "cariño"; dos segundos antes de ponerse el condón me preguntó "estás incómoda en algo o quieres parar?", en mi mente ya estaba pensando en mis votos pal matrimonio y le dije "estoy bien, no quiero parar", momento seguido sentí entrar algo, salió ese algo, volvió a entrar y salió...
"¿Acabaste?" yo impactada, "sí" con cara de pena el precoz culiao.
Nos abrazamos románticamente por un rato mientras me contaba sus planes pal día "¿será tiempo pa pararselo de nuevo?", agarré un penesín pequeño y comencé a manosearlo, el tamaño erecto no me sorprendió pero tampoco era algo que no funcionara, sin preguntar me monté encima... alcancé dos metidas más y era.
"Si nos vamos a casar, tiene que aprender como hacerme acabar" pensé, y dije "¿puedes meterme dos dedos?" accedió enseguida y quedé feliz.
Me di una ducha y me fue a dejar a la micro, yo iba a despedirme de beso en la cara pero número 21 quería un beso, le di un beso tierno y dijo "¿Hablamos después?", sonreí y dije que si con la cabeza.
Adivinen que pasó luego.
Redoble de tambores...
No me volvió a hablar, "hijo de perra, ninguna otra te va a aguantar con tu problemita" pensé, después de tres vistos.
Una queridísima amiga me dijo "weona difunde que es precos, se lo merece por maricón", pero yo sí soy una niña de bien y jamás lo haría, pero sigo pensando que es un hijo de perra.
Hijo de perra.
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Historias de una aweoná
RandomEs una recopilación de anécdotas de todo tipo, ya sea sexual, amorosas, desamor, etc. ¿Te imaginas vivir una vida siendo yeta? pues, esta aweoná se pasa. The Bendiciones Production