capítulo 4: Buenas y malas noticias

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El retorno a su casa había sido de lo más tranquilo y ahora mismo agradecía por eso, ya que de antemano sabia que al llegar a casa su pesadilla volvería a empezar, cuando llegó, se paró frente a la puerta, dio un hondo suspiro, metió la llave en l...

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El retorno a su casa había sido de lo más tranquilo y ahora mismo agradecía por eso, ya que de antemano sabia que al llegar a casa su pesadilla volvería a empezar, cuando llegó, se paró frente a la puerta, dio un hondo suspiro, metió la llave en la cerradura y tomando el pomo entre sus manos con nerviosismo ingresó a su "hogar", si es que a eso podía llamarle hogar.

— ¡Ya llegué, estoy en casa!— En voz alta se dirigió a quien estuviera adentro esperando por una respuesta.

— Hasta que te dignas llegar, llegas quince minutos tarde. — Su madre hizo su aparición cruzada de brazos mientras la miraba amenazante y con molestia.

— Lo siento mucho madre, tuve que ir a la biblioteca después de clases a sacar un libro que necesito para un trabajo— Con voz baja y la mirada agachada la rubia se trato de justificar sabiendo que todo lo que le decía a su mamá era mentira ya que realmente había perdido la noción del tiempo platicando con su nueva amiga Amy.

— Si, si como digas—bufó con fastidio Esmeralda, madre de Minako— necesito ver algo antes de poder continuar con lo que tengo pretendido, así que quítate la ropa, toma una ducha y cuando acabes sin vestirte te diriges al cuarto del estudio te estaré esperando así que no tardes — Minako al escuchar la última declaración de su madre solo agachó su mirada con tristeza y resignada obedeció sus mandatos sin protestar, al parecer hoy no sería un día del todo pacífico.

Una vez que había terminado de bañarse se puso la bata de baño y con el corazón palpitándole con fuerza por lo que fuera a pasar se dirigió a aquella habitación del estudio de grabación la cual conocía bastante bien, cuando llegó vio la puerta entre abierta, alcanzando a ver a su madre que estaba dentro de aquélla habitación checando varios maquillajes y ropa provocativa que no dejaba mucho a la imaginación, lo que haría con ella era simple, le tomaría bastantes fotos en trajes provocativos, semidesnuda o bien como Dios la había traído al mundo dejando a la vista sus atributos haciendo poses comprometedoras para después venderlas al mejor pervertido de la red, ya se lo tenía bien aprendido tendría que ser otra, actuar como una prostituta o una estrella porno y a decir verdad prefería mil veces hacer esto que ser grabada siendo violada por su padre, cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos no sabía pero lo que la hizo volver en si fue la fría y neutra voz de su madre quien le hacía señas para que se acercara a ella. Una vez estando frente a ella la despojó de la bata de baño y sin importar lo incomoda que esto le hacía sentir a su hija comenzó a pasar sus fríos dedos por sobre los hematomas que aun tenia marcados en su cuerpo, provocando que varios escalofríos recorrieran a la joven, permaneció ahí en medio de la habitación desnuda siendo analizada y tocada por su madre durante un periodo considerable, Esmeralda ya molesta dio un último vistazo rodeando a Minako con el entrecejo fruncido, tomó el maquillaje que había preparado con anterioridad y comenzó a aplicarlo por sobre la maltratada piel de la rubia, al ver que sería inútil tapar aquellos hematomas finalmente un gruñido de molestia salió de entre sus labios, asustando un poco a Mina.

Las dos caras de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora