capitulo 8 "un pequeño viaje al pasado" parte 2

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Los días para Seiya habían sido bastante agotadores y vergonzosos. Y como no serlo si su casa se había convertido en un centro de espectáculos. Por la tarde, cuando todos habían terminado sus actividades, los Tsukino y las amigas de Serena llegaban a casa de los Kou y se quedaban a observar como Seiya cumplía con su castigo. Todo eran risas, burlas, tomadas de pelo y vídeo grabaciones que quedarían grabadas hasta la posteridad sin embargo algo que tenía al joven un tanto preocupado era el hecho de no haber visto a Haruka desde aquella última vez en la que fue bastante atrevida. ¿A caso estaría planeando algo realmente vergonzoso para él? Es decir ¿Que tan feo seria lo que tendría que hacer como para que esa rubia jodedora no se hubiera aparecido hasta ahora? ¿Lo torturaría como lo hacían en la edad media? Es más ¿Por qué pensaba tanto en ella? Desde que ella había salido por aquella puerta no había podido sacársela de la cabeza, pero ¿Por qué? ¿Qué es lo que ella había hecho en él? Por más que intentaba olvidarse de ella no podía, ya hasta comenzaba a sentirse presionado. No lograba entender porque Haruka había hecho aquellas cosas tan atrevidas y mucho menos lograba entender por qué su cuerpo había reaccionado de aquella forma. Se había sentido nervioso, un tanto asustado, feliz y hasta para su misma sorpresa... ¿excitado? ¿Qué es lo que haría ahora? Será que quizá... solo quizá ¿Estaba sobre exagerando las cosas? Sí, eso debía ser, Haruka solo quería verlo humillado y lo había logrado... vaya que lo había logrado por que en lugar de sentirse como un hombre hecho y derecho se sentía como una damisela en puros punto de ser atacada por un violador en potencia.

Con la mente aun confusa y teniendo un poco de incomodidad por la posición en la que se encontraba se removió en su cama buscando la comodidad que quería. Después de todo mañana tendría que enfrentarse a la rubia y presentía que sería un día bastante complicado, un día en el que tendría que tener bastantes energías para poder soportar lo suficiente, solo esperaba a que aquellos sentimientos extraños que estaba sintiendo solo fueran los nervios, solo esperaba que fueran desapareciendo conforme se acostumbraba a lo que le tenía preparado la rubia porque de lo contrario se volvería loco.

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Las cosas que acontecieron aquella vez no podía sacárselas de la cabeza, es decir, nunca en su vida había hecho algo como aquello, el haber acosado de esa forma tan libidinosa al pelinegro le había provocado una extraña sensación, entre vergüenza, diversión y placer. De una u otra forma aquella sensación de tener poder sobre él le había agradado desde siempre, pero esta vez había sido diferente y no era un diferente desagradable sino todo lo contrario, si antes le gustaba molestarle ahora le había extasiado y así como la droga provoca adicción en el consumidor, Seiya y su actitud avergonzada, intimidada y sumisa le empezaba a provocar esa adicción tan extraña y ¿placentera? ¿Qué estaba pasando con ella? ¿Acaso se estaría volviendo loca? No lo sabía con exactitud, era extrañamente confuso, pero por primera quería dejarse llevar por su instinto sin importarle las consecuencias que después acarrearía, esta vez dejaría de pensar tanto las cosas y se dejaría llevar por la corriente.

Desde que había visto a Seiya vestido de mujerzuela había algo que le habría gustado hacer ahora que estuviera prácticamente entre sus manos y ese momento ahora había llegado. Durante mucho tiempo lo había pensado con detenimiento su lado racional le decía que estaba mal lo que hacía, pero hizo a un lado esos pensamientos, después de todo ya había decidido hacer lo que fuera necesario para hacerlo sentir avergonzado sin importarle nada. Él la había ofendido y tenía que pagar caro por eso.

Haruka ahora estaba frente a la cama observando aquella prenda, la sonrisa que su cara reflejaba era monumental, estar frente a aquel "uniforme" que había comprado para el pelinegro le tenía bastante satisfecha y como no hacerlo si ya hasta se lo estaba imaginando. Al principio le había tomado bastante decidirse y no solo por la ropa que llevaría mientras estuviera como su "esclavo" sino porque le había dado un poco de vergüenza haber entrado así a ese lugar tan... "especial", no es como si a diario visitara aquellos lugares, no claro que no pero al haber pasado por ahí y al ver aquella ropa que tanto estaba buscando sus impulsos habían terminado por convencerla de entrar. Había ropa de todo tipo de estilos, de todo tipo de telas y de todo tipo de colores, todas bastante atrayentes, no entendía por qué al ver aquella prenda su corazón latió desbocado, no comprendía aun porque se sentía tan... "excitada" quizá y solo quizá era porque no estaba acostumbrada a ver aquello, pero sin duda alguna imaginarse al moreno con aquello le estaba empezando a calentar de una manera inimaginable, el sentirse así de atraída a Seiya, era raro, pero al final y por alguna extraña razón le estaba gustando sentir aquella sensación. Es decir, desde que se habían conocido ambos le había llamado la atención, le gustaba molestarlo, le gustaba mirarle en secreto mientras estaba distraído tocando sus instrumentos, practicando sin embargo ahora era diferente, un diferente que le asustaba pero a la vez le hipnotizaba de una forma inimaginable.

Las dos caras de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora