Capitulo III

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"Revelaciones"

De verdad quiero morirme...

Ese pensamiento fugaz iba acorde muy bien con sus malestares.

Aunque su pecho se inflaba de felicidad por esas últimas semanas, era difícil luchar contra esas molestas sensaciones.

Chat Noir la visitaba dos o tres veces por semana. Él siempre le comentaba que hacia todo lo posible para verla a pesar que su día a día era muy ocupado. Pero cuando tenían la oportunidad solían charlar, comer dulces, ver películas, reír tontamente de sus malos chistes de gatos y de la clara torpeza de Marinette. Todo era casi como estar en una relación de parejas normal.

Casi...

Porque a pesar de todo, ellos no habían tocado directamente el tema. Chat no le había mencionado que la quería, aunque él demostraba su cariño en la forma en que le abrazaba, besaba y la acariciaba. El héroe siempre se refrenaba cuando sus caricias se hacían más hambrientas y estaban por cruzar el límite de la decencia, con la respiración acelerada al igual que su corazón él se apartaba ligeramente para tomarla y estrecharla entre sus brazos y le murmuraba que quería hacer las cosas bien antes de volver hacerle el amor.

Marinette no podría ahogarse más de ternura y amor aunque quisiera por su consideración.

Sin embargo, su ambicioso corazón quería más, mucho más...

Entonces era allí cuando su sentido común le reprochaba, él le estaba ofreciendo más de lo que debería recibir, a pesar que se moría por saber su verdadera identidad y se controlaba muy a menudo de arrancarle el antifaz del rostro sabiendo que era mágico, pero respetaba su decisión de estar al anonimato.

Era un completo milagro que no la hubiera despachado al principio. Después de un debate de emociones, finalmente tomo la decisión de que aprovecharía al máximo su tiempo con el felino y atesoraría cada recuerdo y cada muestra de cariño sería suficiente para ella, y cada vez que cayera en el abismo de exigencia recordaría que lo quería y su felicidad estaba por arriba de la suya.

Si Chat era feliz por lo tanto ella también, y si en algún momento él desidia dejarlo... pues con una sonrisa seguiría adelante amándolo en secreto como le había pasado con Adrien.

Tal vez ese era su destino después de todo.

Su cuerpo se estremeció y su estómago se contrajo dolorosamente, y regreso el poco alimento que había ingerido esa misma mañana.

—Marinette... me gustaría poder ser de ayuda—murmuro la Kwami, dándole pequeños golpecitos en la espalda.

La pelinegra no dijo nada, solo hizo un leve movimiento de la mano para que no se preocupara, pero Tikki no pudo relajarse, ver a su querida portadora en esas condiciones era algo angustiante. La pobre chica había estaba prácticamente abrazada al inodoro desde que habían llegado de la cita médica.

Marinette se levantó con esfuerzo y con las piernas algo temblorosas; se enjuago la boca para luego mirarse al espejo. Hizo una mueca, estaba pálida, con el cabello revuelto y con pequeñas ojeras por debajo de sus ojos. Su apariencia en general daba mucho que pensar sobre su energía y sus ánimos.

Pero no era por nada, ahora sabia el porqué de su extraña salud durante ese último mes...

Después de aquella vez en que ella y Chat tuvieron su segundo encuentro pasional, ella había notado que los malestares estomacales y el cansancio aun persistían a pesar que estaba alegre por haber platicado después con el gatito, así que decidió ir a un médico para ver que le decía y si les mandaba alguna vitamina para recuperar su antiguo apetito.

¿Un pequeño Catbug?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora