...El viento resoplaba, lentamente, con una tonalidad suave y fresca, mientras mis pensamientos vagaban entre los constantes aleteos de las mariposas.
La luz del sol resplandecía, ligera y delicada, como una rosa, sus rojizos tonos daban el toque perfecto, tal cual una cereza en un pastel de bodas.
Las hojas de los árboles ya marchitos comenzaban a ceder, lentamente, desprendiendo sus melodiosas tonalidades cafés grisáceas.
Levanto mi taza de chocolate caliente una vez más, acercandola así a mís ahora fríos labios, bebo un sorbo, noto como el ligero humo brota por la pequeña abertura, y sonrío.
Bajo mi mano lentamente, sosteniendo aún la taza de chocolate, un mágico resplandor azul ilumina aún más mi rostro, mientras que en el suyo, veo la inmensidad de la perfección.
El azul del océano, sería poco más que la nada, si en el universo no existieran sus ojos...
-K. C. Valerio-
