Dos de la mañana

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Acostada en tu cama, mirabas el techo crema de tu cuarto. Llevabas un largo rato intentando dormir, pero nada servía: la lluvia y los truenos de afuera te mantenían despierta. Tus ojos se dirigieron al reloj en tu mesa de noche, ya eran las dos de la mañana. Al momento que tus pies tocaron el piso frío del apartamento, sentistes escalofríos por todo tu cuerpo. El leve sonido de carros pasando por la calle, los pájaros cantando y tú silbando era lo único que se podía escuchar en tu sala, cuando observabas los álbumes viejos que te traistes de casa de tus padres. Estabas viendo tu álbum de cuando todavía estabas en el colegio, y llegastes a ver una foto de tu primer novio. Tus ojos se concentraron en su sonrisa, que aún no ha cambiado después de tantos años. Mirabas las otras páginas, esperando no verlo, pero siempre aparecía, aunque sea de fondo.

"Siempre andábamos juntos...no?" Te hablabas a ti misma al ver la foto de ustedes dos en una gira. Ese día fue de esos que son inolvidables: estaban en octavo, y fueron al Yunque. Podías escuchar el sonido de los coquíes y las cotorras, las hojas crujir cuando las pisaban al caminar y el viento soplando tú pelo. Estabas con tu grupo de amiguitas, pero de vez en cuando te ibas con el.

"Él siempre hacia bromas!" Decías en voz alta, riéndote al ver una foto de el poniendo un coquí por tu espalda. Si solamente pudiera revivir ese día tan feliz... Cerrastes el álbum para evitar pensar en musarañas relacionadas al pasado.  Te cambiastes de ropa a una blusa anaranjada, con unos mahones y jacket de mahón. Al salir, te pusistes tus converse negros favoritos. Ya casi eran las 3, y tú estabas caminando por Central Park, admirando las siluetas de los árboles en la oscuridad. Mirabas a tu alrededor: árboles por doquier, las luces de los edificios, y las pocas estrellas que iluminaban el cielo. Trepastes a una de las rocas que están alrededor del parque, y te acostastes. Cerrastes tus ojos, intentando volver a los tiempos donde podías ver el cielo estrellado, sentir la grama verdosa incar tu cuello al acostarse encima de ella, escuchar los millones de coquíes cantando su canción, y tu padre suavemente tocando su guitarra. Abristes los ojos, y ya no estaba el cielo estrellado, ya no estaban los coquíes, y ya no estaba la guitarra de papa: estabas en un pedazo de naturaleza escondido en una jungla de concreto. La lluvia volvió, pero no te importo. Dejastes que mojara todo tu cuerpo y dejara sus gotas frías en tu cara. Ahora, después de tanto evitarlo, volvió un pensamiento que lo dejastes escondido dentro de ti desde la última vez que lo vistes: tú primer novio. Después de ver esas fotos y concentrarte tanto en el pasado, esa época ha estado intentando ocupar tus pensamientos, y finalmente te rendistes. Si solamente lo pudieras ver una sola vez más, y darle las gracias por todo...

"Ya son las cuatro de la mañana y no paro de pensar en ti."

Dozing Off...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora