2.-Capítulo dos.

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Hay no, hay no, pensé.

Desperté incrédula,  me había olvidado donde estaba,.....y con quien estaba.

Mateo y yo estábamos durmiendo de cucharita, ni siquiera se como llegamos a esta posición,  el tenía sus brazos abrazando mi cintura,  va a ser un problema levantarme de la cama sin despertarlo y crear una situación incómoda.

¡que buenos brazos! bien moldeados.

Como siempre tendré que optar por la sututilesa.

Uno.....dos....tres....

Me levanté de la cama rápida,  y poco cuidadosamente posible.

Mateo se despertó de un tirón.

Pero era la mejor opción, si me levantaba lento,y quitaba su mano de mi cintura, por más cuidadosa que haya sido él se habría despertado y todo se pondría raro. Esta opción es mejor, me levanté de golpe, ahora que Mateo despertó no recordará como estábamos dormidos y solo preguntara algo.

- ¿ que paso?-

-Lo siento,  creí haber visto una araña, me asusté y salte- Mateo se levantó de la cama de un solo golpe.

- No veo nada-

- Bueno, ya no importa,  ahora estamos levantados los dos- Ya si Dios no me dio cuerpo de supermodelo, mínimo me dio creatividad.

- Si-alargó y se tallo los ojos.

¡Que ojos! verdes y bonitos.

- Me bañare,  este lugar da asco, infestado de alimañas- dije y el asintió.

Mientras me duchaba, me reía de lo que acababa de inventarle a Mateo. Su cara al saltar de la cama, fue épica,  el chico estaba muerto del susto.

Cuando salí del baño, Mateo entró a ducharse. Me arreglé, me puse unos jeans negros y unas botas café oscuro, una blusa negra y encima una camisa de manga larga color verde militar.  Mis rizos habían regresado,  oh como los extrañaba,  me pasé crema para el cabello para arreglar un poco los rizos,  me maquille ligeramente,  ni siquiera puse base ni polvo para el rostro.  Solo un poco de bronceador en las mejillas, delineador sobre el párpado y rimel. Heredé los labios de mi padre, gruesos y con un peculiar delineado natural al rededor del rosa que los rellenaba.

Como el delineado natural de mis labios jamás terminó de agradarme decidí ponerme un poco de labial, el color que elegí estaba entre rosa,rojo, y café.

Luego salió Mateo del baño, vestido y arreglado. 

A veces quisiera ser un estúpido hombre, solo se visten y ya. Eso es todo, ese es todo su arreglo.

El clima, seguía tormentoso y fresco,  estoy segura de que había llovido durante toda la noche.

Igual tendría que vender mi cacharro, no tenía sentido que me arreglara más.

-¿a donde, a donde iras ahora?- preguntó Mateo

- Venderé mi cacharro, y luego no sé,  lo demás es un misterio- sonreí

- ¿ puedo acompañarte? -

- Claro- ¡siii!

Salimos del hotel, la lluvia se había detenido,  pero a juzgar por las enormes nubes grises que se paseaban en el cielo, cuando de nuevo comenzara a llover, seria peor.

Caminamos jalando la moto asta la casa de una amiga de mi madre, al parecer mi moto era un  clásico,  y a su esposo le había gustado, estaban dispuestos a comprarla. Mi madre me dijo que muchos coleccionistas pagarían una buena suma de dinero por la moto, pero eso no me importaba,  la suma que su amiga Matilde me ofreció era miy razonable.

Solo entre yo a la casa, la señora Matilde me había depositado el dinero en una de mis cuentas de banco. Por suerte la moto no se mojó, gracias a que la había dejado debajo de un pequeño techo, si no, el negocio  se habría arruinado.

Salí de la casa y caminé con Mateo asta la autopista nacional.

Habíamos decidido que nuestro futuro paradero sería todo un misterio, así que la forma de llegada también.  Caminamos y caminamos por la autopista pidiendo un "aventón" pero nadie nos hacía caso, incluso llegamos a un pequeño poblado, entramos en una tienda.

- Disculpe ¿sabe donde puedo encontrar un cajero automático? -

Pregunté a la señora que atendía la tienda.

- Huy, mija, el único cajero que vaz a encontrar en este lugar y sus alrededores es mi hijo, y no es nada automático- muy chistosita. Mire mal a la señora.

- ¿ que tan lejos cree que este él más cercano? -

- Muy lejos, asta la ciudad- señaló el mapa que estaba en su pared,  vaya, no mentía cuando dijo que estaba miy lejos.

Solo tenía ciento diez pesos, Mateo tampoco tenía efectivo,  ambos teníamos todo el dinero en las tarjetas.

Compré agua, jugos y galletas,  ese iba a ser nuestro desayuno.

Mientras escogiamos las galletas dos "hippies" o algo parecido entraron a la tienda,  afuera tenían estacionada una "combie". Esta era nuestra oportunidad.  Pagué y salimos de la tienda esperando a que salieran los hippies.

Cuando finalmente lo hicieron me acerqué a ellos.

-Hola- le dije a la muchacha hippie.

- Hola- me sonrió muy amablemente.  Eran unos hippies, amor y paz hermano,  y todo eso, seguro nos darían un aventón.

- ¿ hacia donde se dirigen?- Pregunté

- A la ciudad ¿necesitan un aventón?- Creo que la muchacha leía las mentes.

- Si, por favor,  de verdad que se los agradecería-

- Si claro, no hay problema, suban-

-Te juro que encontraré la manera de pagarte-

- No hay problema- sonrió.

Subimos a la camioneta,  dentro estaba el otro hippie, y un muchacho miy moreno al cual no vi salir de la camioneta.  El hippie nos saludo muy amablemente y el moreno puso cara de asco.  Pero no importaba en lo absoluto,  habíamos conseguido que alguien nos diera un aventón.

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⏰ Última actualización: Apr 29, 2014 ⏰

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