Parte 1

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Amano fue mi mejor amigo del primario. Era un muchacho divertido y amable con todos, además de apuesto y tenía una gran cantidad de admiradoras. Poseía un sedoso cabello negro largo hasta las orejas y grandes ojos grises con manchas celestes, tenía piel muy pálida y pestañas largas. Realmente era un niño muy lindo.

Nosotros habíamos congeniado rápidamente, y desde entonces nos la pasábamos juntos, teníamos una actitud más o menos parecida, aunque él era más animado que yo, me veía como alguien tímido. Físicamente éramos opuestos, en ese entonces yo poseía un cabello castaño claro y ojos verdes, piel lechosa y rasgos suaves, era un pequeño muy débil, Amano era del tipo deportista, yo me inclinaba más hacia el lado estudioso, aunque no era un genio.

Amano y yo nos conocimos en sexto grado, él era nuevo en la escuela y andaba algo perdido, recuerdo bien el momento en el que entro a mi campo de visión, de alguna u otra forma llego a parar en el salón de música donde yo me encontraba en esos momentos.

Amano dijo que había seguido mi voz. En ese entonces yo amaba cantar, pero no era capaz de compartir mi música con nadie, excepto el.

Yo lo admiraba, era mi mejor amigo, teníamos una intimidad muy grande y nos confiábamos todo.

Hasta esa noche.

_ ¡Rayder!

Salí de mi ensoñación alertado por la voz de Kiki. Ella me miraba amenazadoramente desde la caja registradora al otro lado de la barra de madera pulida. Kiki era una muchacha bajita estilo tsundere, con cabello y ojos marrones, facciones redondas y tonificadas, dándole un falso aire inocente.

_ ¿Otra vez soñando despierto?_ ella alzo una ceja inquisitivamente y yo bufe.

_Cállate, solamente estaba pensando._ respondí mientras seguía con mi labor de barrer el piso. Trabajaba en The Sweet Kiki desde hacía cuatro años, era una pastelería bastante hogareña, con piso de madera brillante y paredes blancas decoradas con cuadros, tenía mensajes de los clientes regulares pegados en todos lados y frases coloridas en las esquinas. Era un lugar agradable para pasar el tiempo.

_Aja, sí. ¿Tan interesante era la cosa para tener que llamarte cinco veces?

_ ¿Qué quieres?_ conteste cruzándome de brazos, pude verme reflejado en el vidrio de una máquina de bebidas detrás de Kiki. En estos siete años había cambiado muchísimo, ya no era un debilucho, mi cabello se había oscurecido para quedarse de un color chocolate, ahora era más alto, y definitivamente mi personalidad no era la misma que en aquel entonces.

Tengo un mal genio que pocos pueden soportar.

_Los clientes esperan, no te pago para que te quedes contemplando el suelo._ dijo ella depositando sobre la barra un vaso alargado relleno de crema y galletas.

_Si...._ conteste sin prestarle demasiada atención, tome la bandeja con el plato y cruce a la sala donde los clientes estaban cómodamente degustando dulces. En la bandeja Kiki me había dejado un papel con el número de la mesa._ Número seis..._ recorrí con mi mirada el recinto hasta visualizar una mesa apartada, curiosamente eran dos personas quienes se encontraban sentados allí y yo solo tenía un pedido. Algo dudoso me acerque a ellos.

Eran una pareja, la muchacha era muy atractiva, con ojos celestes y largo cabello rubio, parecía alguien simpática, tenía sus labios pintados de rojo y vestía un vestido con estampado floreado. A pesar de ser algo sencillo se notaba a millas lo cara que era esa ropa.

El hombre estaba usando su celular, tenía lentesde sol y una gorra gris con el estampado de un anime, se le escapaban vario scabellos negros que le llegaban hasta por debajo de las orejas y poseía piel muy blanca. A pesar del buen clima ocultaba sus brazos bajo una chaqueta negra con mangas largas, no sé cómo hacía para soportar el calor. Parecía hipnotizado con el aparato, así que me centre en hablarle a la chica.

Tiempos DoradosWhere stories live. Discover now