-¡Estoy harto de que siempre que llego lo único que escuche de tu voz sean quejas y reclamos!
-¿Y crees que es poco lo que tengo que resolver yo sola? ¡No me ayudas en nada!Gritos y gritos él oía desde su habitación, Adam había imaginado cientos de veces esa discusión en su cabeza, pero por alguna razón no había ocurrido... Hasta esa noche.
-¡Adam sal de tu cuarto!
-¡Abre ya!La desesperación de sus padres era cada vez mayor.
Llegaron al límite, el padre de Adam tiro la puerta, Adam no estaba, la ventana estaba abierta y fue inmediata la reacción de sus padres.
Adam había saltado.