I.

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Un terrible dolor azotaba mi cabeza, leves recuerdos me carcomían el alma; mi mejor amiga corría peligro incluso mi ciudad, la "Emerald town" de mi época quizás no volvería a existir.

"Claro, el solo aceptó para quitarme de su camino. Idiota, eso te pasa por confiar...con que el último descendiente, ¿eh? Supongo que yo era el encargado de acabar con sus planes. Maldito bastardo viajero del tiempo."

Con bastante esfuerzo, logré abrir mis ojos y enderezarme; a mi alrededor yacía un tranquilo y refrescante valle. Notando que me encontraba sobre unos matorrales me levanté con leves quejidos producto del "cómodo viaje".

-Ngh....

Nuevamente los quejidos, sobé mi cuello que se encontraba un poco irritado, aún recuerdo lo fuerte que grité su nombre y su cara que demostraba no reconocerme. Las aves huyeron atemorizadas ante mi brusco puñetazo que fue directo al suelo ocasionando un pequeño hoyo moldeado con mi puño.

- ¡Maldición! ¡Blaze juro que arreglaré esto y acabaré con ese bastardo! ¡¿Me oíste?!

Miraba las nubes moverse al compás del viento, era muy estúpido por creer que ella me escucharía. Resignado, me levanté del inocente matorral y me encaminé hacia un camino sin rumbo, dejaría que el bosque me aventurara hacía un nuevo inicio.

Las horas pasaban y no era capaz de reconocer alguna ruta familiar, como Blaze decidió viajar y claro yo la seguí, aquellos recuerdos de mi ciudad natal me eran ya lejanos.

- ¡Cuidado!

Di media vuelta sorprendido de aquella advertencia, por suerte logré apartarme del camino de una extraña ráfaga azul. La corriente de aire provocada por ese individuo movió con brusquedad mis púas, preguntándome quien era la persona que iba a gran velocidad.

"Un momento..."

- ¡Hey! ¡Espera! – como noté que esa ráfaga no dio pista de detenerse, tomé una gran bocanada de aire y marché en su persecución, rogando que me envíe hacia una ciudad, un milagro que esperaba me cumpliera este corredor.

Debieron varios los minutos que le seguí y supuse que no le molestaba mi seguimiento alrededor de este extraño bosque, inesperadamente, mi objetivo desapareció. Con cuidado, fui reduciendo la marcha al notar que estaba por bajar una colina.

-N....No puede ser....

Ante mis ojos presencié una vista completa de la ciudad ubicada unos kilómetros adelante y como esa ráfaga se dirigía a Central City, mi ciudad natal en el futuro. Saqué el pequeño morral que posaba detrás de mi espalda con todo lo necesario, (ya saben; alguna muda de ropa en caso de seguridad, cepillo de dientes y mi billetera con mis datos personales y dinero, aunque claro, dudo que el dinero del futuro sirva aquí) y con cuidado y delicadeza observé una vez más la única foto de mis padres que previo al viaje preferí guardarla en la dichosa billetera.

-Espero puedan ayudarme a regresar....

El bullicio muy común en las grandes ciudades atraía a prestar atención a cada leve sonido cerca de mí, incluso recibí un gran susto de parte de una mujer de raza canina que se me apareció por detrás y me ofrecía el periódico.

-Uy perdone, por darle ese susto y espero me perdone tenga, será nuestro secreto.

Dudoso, acepté la edición del periódico de hoy y seguí mi camino buscando al extraño corredor azul. Un poco aburrido de tanto caminar y no obtener respuesta me senté en una banca de un pequeño parque y comencé a leer.

Todo iba en orden, eran 25 años que retrocedí y en pleno verano, ahora mi teoría de la alta temperatura se había confirmado. Claro que esta apreciación del tiempo y el espacio cruzó por mi mente una fracción de segundo, ya que en la portada de esta acumulación de noticias se ubicaba una imagen de un erizo azul, un poco incomodo delataba su rostro, siendo abrazado por nada más ni nada menos que mi madre. A un lado de ambos, sonreía un zorro amarillo junto a un equidna de pelaje rojo que levantaba el dedo pulgar en señal que todo estaba en orden.

Mi futuro. Mi decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora