The Shadow Of Crime

Capítulo 2: Artur Porter.

1 día después de la desaparición de Mindy Curly...

En un lugar no muy lejano a donde había acontecido la fiesta de Mindy, se encontraba un adolescente de preparatoria común, éste, había decidido no asistir a la extravagante fiesta. Tal vez porque odiaba a Mindy con todo su ser, ó porque odiaba asistir a las fiestas, cualquiera que fuera la razón, estaba conectado de alguna manera con lo sucedido esa noche, puede que haya sido indirectamente, aún así, muy pronto se daría cuenta que el solo hecho de no asistir al festejo del año, ya lo convertía en un sospechoso de la desaparición de la joven y para nada amigable Mindy Curly.

Ahora, viajemos a la casa de éste joven, ubicada en la calle Desolación en la avenida Perdición. No, realmente esa no era su ubicación verdadera, aunque pronto, seguro que sí. Volviendo a lo importante, tomen su mapa y un marcador, dibujen un círculo entre la calle Golondrina y Alcon Peregrino, contra esquina de Gorrión, justo ahí, es la casa de Artur Porter, nuestro primer sospechoso. ¿Nombres de aves? ¿En serio? Apuesto a que lo pensaron. Pero, díganme, ¿esperaban calles con nombres de flores en la colonia Bird?

Tendrán que esconderse entre los arbustos y sacar sus binoculares, sean precavidos y no se dejen ver, no querrán fallar tan pronto en su misión de investigadores.

Sobre su cama, se encontraba el joven Artur Porter, un chico muy amable y sobretodo alguien quien escondía un oscuro secreto. Dentro de esa carcasa de amabilidad y jovialidad se encontraba no una mariposa, sino un monstruo. Un pecador. El chico hacía su tarea despreocupado, con sus audífonos puestos a todo volumen, solo así, podría menguar un poco el sonido de las parlantes que rugían en el festejo de Mindy. Había pasado ya tanto tiempo con los audífonos en sus oídos que estos, comenzaban a doler. En el preciso instante en que Artur se los quitó, una roca fue arrojada a su ventana, rompiendo el vidrio y cayendo del otro lado de la habitación, junto al closet de Artur. Éste, pegó un brinco y de inmediato corrió hacia su ventana para averiguar que había sido eso, o mejor dicho, quién. Buscó por todas partes, pero todo indicaba que la persona que hubiera sido, había escapado sin ser vista.

Frustrado, llevó ambas manos a su cabeza y recorrió la habitación buscando el objeto que había impactado contra su ventana. A unos metros de su closet, encontró una roca, la cual, pegada a esta, tenía un papel. Tomó ambas cosas y se dispuso a leer la nota:

¡Cuidado!
Tuviste suerte que la roca no hubiera golpeado tu cabeza. Pero como siempre, nunca fallo y, el lanzamiento dio en su blanco.
Así es, sé todo sobre ti, Artur Porter. Sigue escondiéndote en ese armario, te aseguro que si sales de el, no serás tan agraciado como Harry Potter.

XOXO, E.V.I.L.

Debía ser una broma. ¡No! Nadie podría haber descubierto su secreto. Eso era imposible, por años lo había ocultado tan bien, que hasta él mismo se había sorprendido de lo natural que le había sido pasar desapercibido por todos. Si bien no tenía novia, eso nunca había levantado sospechas, se las apañaba para librarse del sermón de sus padres y tías en reuniones familiares. Esto no podía estarle pasando en estos momentos, no cuando había conseguido todo. Es verdad que así como ganas las cosas, las pierdes. Todo se había ido a la mierda para Artur. Si sus padres descubrían su homosexualidad, sería su perdición. De entrada, su padre lo molería a golpes; el rechazo sería inminente, desde luego, después seguro lo corrían de su casa.

No podía aceptar que eso sucediera, debía ocultarlo a como de lugar; empezaría por esa nota. De hoy en adelante haría como si nada de eso hubiera pasado, ignoraría por completo la nota, pero no la advertencia, la cual seguro resonaría en su cabeza toda su vida. Envalentonado rompió la nota en pedacitos y los arrojó en su inodoro y jaló la palanca, desapareciendo así, aquella nota y su ahora, no tan perfecto teatro de heterosexual.