Despertó sobresaltada y con la angustia aferrada a su pecho. Cuando quiso darse cuenta había estallado en lágrimas, en un llanto agónico cargado de incomprensión y dolor. Cada día se volvía más incógnita el por qué de esos sueños, solo eran una horrible tortura para enloquecerla.
No podía volver a dormir, el sudor frío empapaba su rostro y sus cabellos se pegaban a su cara, a pesar de que parecía no notarlo. Se levantó y buscó por su habitación sin saber muy bien que esperaba encontrar, quizás respuestas a mil preguntas que se arremolinaban en su pecho. Se había visto a sí misma con otro nombre y en otro tiempo, sus mismos rasgos, sus ojos, su voz, toda ella era un reflejo de sí misma y ese hecho inusual y oscuro había llenado su alma de pavor.
Necesitaba desahogar todos los extraños sucesos que venían dándose en su mente desde hacía ya días y no sabía cómo hacerlo hasta que topó con un cuaderno en blanco. Lo agarró como si su vida dependiese de ello, sabiendo que si no vaciaba pronto su subconsciente acabaría completamente desquiciada.
Escribió durante horas, hasta que las luces del amanecer la sorprendieron, ojerosa y aturdida mas con el alma serena. Entre las páginas de ese diario de sueños estaban relatados todos los encuentros que había tenido con Lexa, desde la salita en llamas hasta los verdes prados donde pudo contemplarse, donde pudo ver como, en otros ojos idénticos a los suyos, nacía la llama del amor.
Con cuidado y todo lujo de detalles, se encargó de plasmar en un dibujo el rostro de Lexa. Solo la había visto tres veces y en sueños pero su rostro, sus facciones, se le habían quedado marcadas a fuego en su mente, le bastaba con cerrar los ojos para verla, nítidamente, como si contemplara una vieja fotografía inalterada por el tiempo, su hermosura hacía latir desenfrenado su corazón y el pánico la invadía, era demoníaca y aun así su boca se secaba en su presencia, todo su cuerpo reaccionaba ante ella buscando un contacto que jamás llegaría puesto que estaba muerta, no existía, solo vivía en sus sueños.
Leyó y releyó las palabras guardadas en su cuaderno, a medida que iba leyendo creía comprender por qué se sentía vacía, por qué no había podido amar a Finn como merecía, por qué siempre se había sentido sola rodeada de gente, le faltaba Lexa, siempre le había faltado.
Llorando desconsolada con el cuaderno entre sus manos fue como Raven la encontró, mas creyó que su estado se debía a la ruptura con Finn y no hizo peguntas, solo la abrazó para hacerle ver que no estaba sola, a pesar de que Clarke se sentía más sola y perdida que nunca.
Dedicó su tiempo a su tesis, necesitaba despejar su mente y dejar de pensar en Lexa, dejar de pensar en su rostro, sus ojos y las mil sensaciones que provocaba en ella con su cercanía, necesitaba olvidar la montaña rusa que corría por su cabeza desde la noche anterior, mas no podía concentrarse. La necesidad de saber, de satisfacer su curiosidad sobre esa época que Lexa le había mostrado finalmente ganó la batalla, haciendo que Clarke se levantase de pronto y sin decir adiós a su compañera, saliese por la puerta precipitadamente en dirección a la facultad. En la biblioteca encontraría respuestas. Tenía un nombre y un apellido, tenía su titulo, todo cuanto necesitaba para encontrarla y saber quién fue la condesa Green y por qué torturaba sus sueños, por qué aparecía ella con otro nombre en los recuerdos de la castaña.
Entró a la biblioteca y como siempre se perdió maravillada por la cantidad de libros que se ofrecían ante sus ojos, ese era el paraíso para ella, mas ese día no estaba por gusto o por trabajo, ese día había acudido a su santuario a investigar por necesidad.
Durante horas deambuló entre las secciones de historia, sin encontrar nada significativo. Desesperada de que sus mejores amigos le hubiesen fallado de esa forma, se topó de bruces con Abby Kane, su tutora de tesis. La mujer se la quedó mirando con semblante preocupado puesto que el brillo de la locura asomaba en sus ojos azules.
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Un alma oscura
FanfictionAdaptación Clexa de un fic swanqueen también escrito por mi AU. Lexa, condenada a una eternidad en el infierno, recibe el encargo de corromper el alma de Clarke Griffin, pero el destino tiene preparada una misión distinta para ella, encontrar en Cla...