"- "Cuándo un alfa, unido a un omega muere, lo habitual es que también el omega muera”- cito el psicólogo alfa, como si fuese una afirmación veraz y contundente- “Tú recuperación es sorprendente. De tu marca, Eliseo, sólo queda una mancha negra y violácea" -el médico del hospital policial disimulo una mueca en su rostro, un gesto más de sorpresa que de lástima-
Yo sabía muy bien que detrás de sus palabras había rechazo, no podía creer que un simple omega después de seis meses de haber enviudado de su alfa ese gran héroe de la fuerza policial, no hubiera fallecido de tristeza, como correspondía al mandato social. Mi respuesta fue una sonrisa y levantar mi mirada levemente, demostrando mi sumisión a ese desgraciado que sólo me veía como una anomalía al sistema. Con un susurro de mi mejor y más dulce voz de omega le conteste.
- “Aún no puedo dormir por las noches, y hay veces que tengo ataques de pánico. Necesito las pastillas, por favor”
La respuesta fue inmediata.
- " La verdad es que ya deberías de superarlo le cuestas mucho a la obra social de la policía, y como no eres un miembro valioso de la sociedad haces que todo sea más complicado, sin embargo, no puedo dejar que el Viudo de Marcos Marlo sufrir, el realmente te amaba. Continuamente se llenaba la boca de lo lindo que era su omega, y eso que nunca le diste cachorros en esos seis años de matrimonio. Por está vez te recetaré las pastillas, siendo que ya no debería.
Su mano derecha busco el recetario que guardaba en el primer cajón del escritorio. Escribió con lentitud completando algunos espacios en blanco para finalmente firmar con su nombre y luego sellar con el número de su matrícula. Mi receta estaba casi en mis manos, excepto que se mantuvo observándome como sí estuviera estudiándome.
- “Me sorprende que Marcos Marlo te eligiera, mirándote de cerca eres demasiado colorado, con exceso de pecas nada adorables, y tú rostro es tan cuadrado que hasta pareces más un beta que un omega”.
Me encogí de hombros sin mostrar algún tipo de cambio interno. Ya estaba acostumbrado a este trato, él no era el primero y seguro no sería el último en criticarme. Mi respuesta debía de ser inmediata, sin pensarlo le respondí.
- “Sí, me lo dicen seguido”.
- "Al menos eres obediente y discreto, ¿hace cuánto que no tienes el celo?".
Su pregunta no me perturbo, ni siquiera esas palabras lo lograban últimamente. Cerré mis ojos y saqué los cálculos mentales antes de dirigirme al doctor.
- "Pronto, lo tengo cada seis meses" - Él tomó suavemente mi mentón, acercando su rostro hasta casi poder haberme besado sí quisiera, en vez de ello su aliento chocó en mis labios.
- “Llámame sí necesitas ayuda con eso”- esas palabras hicieron erizar los pelos de mi nuca, no de placer si no de asco. Me había jurado que jamás ningún alfa me tocaría de vuelta, amaba mi libertad más que cualquier relación.
Salí del consultorio huyendo y apretando la receta cómo sí fuese mi propia vida. Directamente fui a la farmacia, para luego sentarme en mi banco favorito del parque. Mi pequeño cielo era un banco que daba al lago, dónde más de una vez pude ver majestuosos cisnes que estiraban sus cuellos tal y como príncipes orgullosos. Allí me relaje, gracias a ese ansiolítico, sin embargo, continúe maldiciendo a los Alfas y más a él, a ese gran héroe policial que, gracias a la única vuelta del destino, que me fue favorable, había muerto cumpliendo con su deber, desbaratado ese cartel de narcotraficantes. Los malos recuerdos empezaron a agolparse sin ninguna contemplación en mi cabeza, esa historia que me unía a ese héroe se me proyecto como una película de mal gusto. Y sabiendo que ni esa pastilla o paisaje iban a ser mi salvación, me zambullí a revivirlos.
El día que lo conocí pensé, por primera vez, que podía ser inmensamente feliz, cuan equivocado estaba. Su uniforme policial le quedaba como un guante, parecía que estaba hecho sólo para ese cuerpo. Tan esplendido estaba, que tuve que desanudarme la corbata de mi uniforme escolar. Nuestras miradas se cruzaron mientras él patrullaba en el auto de la fuerza. Ese día seguro fueron las culpables mis feromonas, aunque tomaba los supresores mis celos siempre fueron fuertes, y con 16 años yo estaba lleno de vida. Marcos se bajó del auto y me preguntó de que colegio era. Su porte de alfa me hizo contestarle de manera tímida. Su aroma me embriagó y su sonrisa robo toda la razón que aún se mantenía combatiendo a mis instintos. Ese día con galantería me acompaño hasta mi hogar, y hasta se animó a preguntar sí podía verme de nuevo. Sin dudarlo le conteste que sí, admire que él se mantuvo caballeroso e inmune a mis feromonas, aunque yo sabía que estaba sufriendo por dentro. Sus manos se habían mantenido en los bolsillos de la casaca azul. Se despidió con una sonrisa, un beso ligero en mi mejilla y unas palabras que no había oído en toda mi joven vida: “eres muy lindo”. Me sorprendí ya que soy, hasta el día de hoy, un omega poco agraciado, muy alto, muy flaco, me falta esa gracia y delicadeza que tienen otros de mi tipo.
Al día siguiente, se presentó en casa con un ramo de flores y hablo con mis padres. Ellos se maravillaron mucho, nunca pensaron que yo tendría esa calidad de pretendiente: tan bello, fuerte, y tan bien posicionado en la vida, y por sobre todo tan correcto y educado. No les importo que a mis tiernos 16 años un alfa de 31 años me pretendiera como pareja, al contrario, les pareció normal. Aceptaron y aprobaron a Marco, sin ninguna duda.
Nos pusimos de novios, y por suerte mis celos son muy espaciados. Nos besamos, nos tomábamos de las manos, y nos decíamos tantas cursilerías que lograban enternecer a cualquiera que nos oía. Mi estado cotidiano ahora era estar sonrojado e idiotizado, y aunque nos veíamos dos veces a la semana yo lo ame con tal adoración y devoción que nunca imagine padecer. Después de cuatro meses, él pidió mí mano explicando que iba a ser transferido a la Capital, y que deseaba llevarme porque me amaba y quería volverse mi esposo.
La boda fue muy simple, sólo asistió mi familia, algunos amigos de la escuela, y compañeros de él. Di el “sí quiero” con mucha emoción, y el te amo que confesé cuando salíamos de la iglesia me fue contestado con: "ahora eres mío y no podrás escapar de mi". Abrí mis ojos de par en par, pero su sonrisa me tranquilizó.
Que estúpido fui…
Cenamos en un restaurante y a las horas ya estábamos viajando. Después de 12 horas en un colectivo llegamos a la casa, a “nuestro” hogar, sin más ceremonias me llevo a la habitación la cual tenia una ancha cama. Marcos sin preguntar me tomó y apretó contra su pecho, me besó al mismo tiempo que me despojaba de mis pocas prendas. En ese momento ya yo ni pensaba, deje que mi omega interior se expresará, mi cuerpo empezó a disfrutar el tacto, algo tosco y apresurado de mi esposo, pero mi excitación era tanto que ya escurría un líquido lubricante que fue mojándome hasta las rodillas. Sin dar tantas vueltas, me hizo ponerme en cuatro, mi cara fue estrellada en el colchón, y sin preámbulos con una estocada me penetró. Me dolió, lo recuerdo, porque casi lo detengo temiendo de que no llegara a entrar dentro mío, un pensamiento algo infantil lo admito. Sé que aunque le hubiese confesado mi temor, él seguro continuaría con su idea de no detenerse hasta que entrara del todo. Durante el vaivén de su cintura, sentí su aliento caliente en mi nuca, me olfateaba y tanteaba con sus dientes mi piel buscando el espacio entre mi cuello y hombro para colocar su marca, para hacerme suyo completamente. Cerré los ojos no pudiendo controlar mi expectativa, ya mis gemidos iban retumbando en esa habitación que nada más tenía una cama, ansié ser suyo y cuando sus dientes fueron rasgando mi piel sentí el cómo eyaculaba en mi interior, estaba lleno de él…en ese momento mi ultimo gemido fue de felicidad. Nuestros cuerpos cayeron sin separarse, y una última sacudida feroz hizo que yo también llegará al clímax. Me sentí tan lleno de felicidad…
Que estúpido fui…
Marcos luego se sentó al costado de la cama y encendió un cigarrillo, gesto que se me hizo extraño ya que nunca lo había visto fumar. Sin ni siquiera mirarme me preguntó con su voz alfa:
- No soy el primero, ¿Cierto? - el golpeo con fuerza la pared con su puño- ¿No eras virgen?
El no necesito que yo le respondiera, mi cuerpo se había hecho un ovillo y de mis ojos unas lágrimas amenazaron en salir.
- ¿Cómo? y ¿cuándo? Y más te vale decir la verdad- agarró con fuerza mi cabeza para observarme a los ojos y saber si yo no le mentía-
Las lágrimas se me caían y sollozando respondí
- "En mi primer celo, en el piso del baño de la escuela me violaron, a los 14 años, yo no quería".
-
Bajé la cabeza y en ese momento sentí la colilla del cigarro quemándome la mano. Grite de dolor, pero él no se detuvo hasta ver que el fuego se extinguiera en mi piel.
- " Maldición te busque joven y feo para asegurarme que fueras virgen. Sólo mío, pero eres como ella… Sabes, mi Madre es una puta que vivió abandonándome. Nos engaño a mi y a todas las parejas que ella tuvo. Todos los Omegas son iguales, unas perras en celo que se acuestan con el primero que se les cruzan Desde ya, te advierto que empiezas a tomar los anticonceptivos. No quiero ningún cachorro del cual no esté seguro si es mío o del vecino”.
Quise decirle que nunca lo engañaría, que realmente lo amaba. Sin embargo, en ese momento me dio el primer bofetón que me partió el labio, seguido de otro que me dejo el ojo morado.
- "No quiero escucharte, y que te quede claro que ahora que se cómo puedes actuar, me obedecerás o sufrirás las consecuencias"
Esa fue mi primera paliza, pero no la última. Durante el resto de mi matrimonio pagaría los pecados de su madre con mi cuerpo, mi libertad y mi vida.
Cuando regresé de mi viaje introspectivo, vi como las personas que pasaban frente a mí me miraban, sentí vergüenza por las lágrimas que estaba derramando. Los cisnes escondían sus picos entre sus alas, y casi quise haber recordado el traer un pañuelo. Me levanté de mi asiento y con los efectos de la pastilla, llevé mi cuerpo anestesiado al hogar que una vez compartí con ese monstruo que se hizo llamar mi esposo.♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤♤
BUENO ESTÁ ES LA PRIMERA VEZ QUE ESCRIBO A NIVEL PÚBLICO. ESPERO QUE LES GUSTE ACEPTO SUGERENCIAS. Y DESDE YA GRACIAS POR LEER. Saludos
ESTÁS LEYENDO
Omega + Omega - Alfa
Werewolf"Cuando un alfa unido a un omega muere, lo habitual es que el omega muera. Sentenció ese sicologo alfa como si fuera una afirmacion veraz y contundente. Eliseo ahora se encuentra solo. No desea después de su violento matrimonio ningún nuevo alfa a...