De la Teoría a la Práctica

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Han terminado las grabaciones de "Together with me", aún así la agenda de Max y la mía siguen llenas, con programas de variedad, entrevistas y fanmeetings a montones por lo que no he podido darme ni un pequeño respiro de él, no es que lo quisiera dejar de ver pero... 

Trabajar con alguien por tanto tiempo puede llegar a ser agotador. Y no menciono al resto del cast porque definitivamente no he tenido que pasar tanto tiempo con los demás como con Max. En las grabaciones de Bad Romance no era así; ambos éramos buenos actuando, no había extrañeza en nuestras muestras de afecto, porque nos queremos a fin de cuentas, pero los besos, los malditos besos. 

Recuerdo bien que el primero fue el más difícil, no propiamente por nosotros (bueno sí, un poco por Max, a él le daba mucha pena aunque hacía como que no), fue más la presión de todos los de producción y el cast: "que se besen", "sería buena idea un beso", "no estaría de más en el guión", "para que tengan un poco de protagonismo", y todo ese tipo de cosas se escuchaban previo al asunto , como fuera terminó quedando aquello como una escena definitiva, algo que debía ser. 

Aquella escena la repasamos varias veces más que otras y jamás ensayamos  el beso, estaba sobre entendido que nos besaríamos de verdad en escena y que un beso saldría de forma natural, ese fue nuestro mayor error: al momento de grabar fue horrible, fui demasiado brusco, podría jurar que eso no era besar, eso era golpear mis labios con los suyos y lo que hizo él para "remediarlo" fue pegarse más. Dolió. Más que natural, hacíamos ver como si una entidad invisible nos hubiese empujado contra toda voluntad. Y tuvimos que repetir la escena 5 veces más para que lograra verse un poco más "natural". Pasó lo que tenía que pasar. 

Pero con TWM las cosas fueron demasiado rápido; allí no era prepararnos mentalmente, besarnos y salir ilesos de la batalla. Al leer el guión sólo pudimos callar, y  yo, sentir cómo las mejillas se enrojecían con cada página que leíamos. Evitamos el contacto visual por completo durante toda la lectura y si por accidente se iban a cruzar nuestras miradas éramos los más rápidos evadiendo la contraria al instante, para que nadie se enterara. Estábamos haciendo nuestro trabajo, ¿no? Tampoco es que fuera incómodo en realidad, podíamos hablar  con perfecta normalidad después de las lecturas del guión. A la hora de grabar, ugh, podría jurar que practicamos casi cien veces un sólo beso (para que no se repitiera la situación de BR), un beso casual, inocente. Aunque ambos sabíamos que en el primer rodaje tendríamos que besarnos de todas las formas posibles, menos de la forma inocente. A medida que practicábamos aquel beso todo se iba sintiendo mejor. Me explico: al inicio, Max seguía haciendo lo mismo que yo en un principio: pegar sus labios contra los míos bruscamente, no digo que no supiera besar antes de mí (seguramente sabía y sabía hacerlo muy bien {supongo}) pero en aquel momento creo que no quería verme como una persona, era como si pretendiese besar una pared. A la decena de besos se dio cuenta. Aquello no estaba funcionando. Y no le dije nada. Me gusta que las personas puedan resolver sus propios problemas. Yo estaba besando bien. Él era el que negaba los besos. Recuerdo que pocas palabras cruzamos en nuestro "lugar de práctica"; sólo se podían oír suspiros y algunos "¿ya?" apenas pronunciados con algo de volumen después del breve descanso que nos dábamos  al terminar una cadena de cinco besos. Se sentía mejor entonces, cierto, los labios de Max se sentían cada vez más suaves y amigables. A medida que avanzaba la práctica se hacía más natural besarnos, justo lo que queríamos; conseguimos las escenas perfectas. Superamos aquellos besos a medias y mal dados de Bad Romance. 

En este punto comenzábamos a dejar la timidez que poco a poco estaba siendo remplazada por naturalidad que a su vez comenzó a generar un sentimiento raro entre nosotros

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En este punto comenzábamos a dejar la timidez que poco a poco estaba siendo remplazada por naturalidad que a su vez comenzó a generar un sentimiento raro entre nosotros. Nos queríamos, nos queremos, pero no a tal grado, pero no podíamos dejar de estar juntos. No sé cómo explicarlo mejor. Era una combinación de aquellos gestos cotidianos: una palmadita en la espalda, un golpe suave en el hombro, un abrazo espontaneo, sólo que a eso le añadíamos (con la misma naturalidad) una cercanía que rompía cualquier barrera que trazaba nuestro límite del espacio personal. Estábamos en una cuerda floja; teniendo de un lado las ganas de querer estar en contacto íntimo... como personas, sin que alguien tuviera que ordenar que lo hiciéramos; y el otro, que mostraba nuestra profesionalidad, nuestro buen trabajo como actores que traspasaba la pantalla 2D. No eramos ni lo uno ni lo otro, estábamos en medio, siendo ambos.

Llegaron los programas donde nos pedían casi besarnos, esas cosas que atraen al público, entonces me di cuenta de que aquella intimidad compartida comenzaba a ser un problema, comenzaba a ser un juego sin fin. Comenzaba a ser un coqueteo tan peligroso que me hacía querer saltar de aquella cuerda hacia donde podía convertirme en la persona que soy; me incitaba a querer tener un momento íntimo real. Donde no fuera nuestra obligación estar juntos.

La costumbre de tus labios. { MaxTul }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora