Maldito sea

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"En la soledad, ¿quién escucha tus gritos?"

Los pocos rayos del sol que entraban por las persianas de la ventana lograron despertarme. No había podido dormir bien, despertaba a cada dos horas para asegurarme de no estar tan cerca de Max. Porque no quería estar cerca de él. Sentía que un solo roce despertaría en mí las más profundas ganas de abrazarlo y de confesarle todo lo que sentía. 

Parpadeé un par de veces y me talle suavemente los ojos, seguía soñoliento, apenas consciente de dónde estaba. Pero al cabo de unos breves minutos de estar viendo el techo en un estado de zombie más que de persona, sonó la alarma. "Maldita sea" pensé, teníamos entrevistas y una jodida sesión de fotos. "Maldita sea, ¡Max!" Es verdad, Max seguía ahí; por un instante mi mente se había deshecho de él, había errado entre otras dimensiones en donde no tuviera que lidiar con un sentimiento tan errado, con una persona tan complicada. ¿O era yo el complicado?

Como fuera, me puse de pie y ni quería desviar mi mirada hacia el otro extremo del colchón donde se suponía que Max debía estar durmiendo. Me dirigí directamente al baño y, error, error no haber confirmado antes la presencia de Max en la cama. 

Estaba allí, saliendo de la ducha, mostrando su bien formado cuerpo. ¿En qué jodido momento se levantó? Era inusual, por supuesto. Yo era el que siempre batallaba para levantarlo de la cama, ¿qué había pasado esa mañana que ya estaba de pie, aseado y fresco como una lechuga?

Cerré los ojos con pesadez un momento, deseando que todo ese fuese una pesadilla, suspiré y regresé a la realidad, en donde seguía él, inmóvil, como esperando a que le dijera algo. 

  — ¿No me vas a dejar pasar?— Dije. Llevándome una mano a la nuca y estirando el cuello hacia un lado. Moría de sueño, y quería ahora más que nunca, despejarme con una buena ducha. Pero ahí seguía él, obstruyendo mi camino hacia la felicidad (momentanea al menos).

Max arqueó las cejas y se había llevado una mano al cabello húmedo para sacudirlo un poco. 

— No te ves muy bien hoy, Tul. ¿Te hizo falta algo anoche para dormir bien?— Puse los ojos en blanco. Ese maldito descarado. ¿"Claro que sí. Un beso, una caricia, un mentira siquiera de tu parte" quería que le dijera? 

Suspiré. Cerré los ojos una vez más para despejar mis pensamientos y, al abrirlos, sólo avancé, empujándolo de la entrada del baño. De reojo lo vi fruncir el ceño mientras se apartaba. Cerré la puerta y me quité la ropa tan rápido como pude para finalmente entrar en la ducha. 

¿Cómo serán los días para mí apartir de ahora? ¿Así de pesados? ¿De difíciles? ¿Por qué diablos tuve que enamorarme de él?

Y todo empeoró al salir de la ducha. Cuando me topé con el Max vestido de traje, condenadamente atractivo y encantador hablando por teléfono con alguien.

  — ...sí, sí, sí. Yo igual. — Decía con una sonrisa mientras veía por la ventana que ya se encontraba con las persianas corridas. — La próxima vez iremos a ese lugar. Ya. Sí, te juro que pronto tendré tiempo libre...— Su novia seguramente, pensé, y no pude evitar formar una mueca en mi rostro, una de dolor tal vez. Pero procuré deshacerme de aquella expresión en el instante en que Max se dio la vuelta. Casi por reflejo me agaché por mi maleta y comencé a buscar ropa para ponerme, sin querer volver la mirada hacia él. — Te llamo luego. — Dijo al final. 

— ¿Tu chica ya te quiere de regreso?— Tonto. Tonto. No pude resistirme, debía torturarme un poco, para caer de nuevo en la realidad. No hubo respuesta, y no quise mirarle el rostro. A cambio de eso, al cabo de unos seguntos, sentí el cuerpo de Max rodeándome por la espalda; acomodó su cabeza en mi hombro y me apretujaba con los brazos. Lo que hubiera deseado porque ese abrazo hubiese sido anoche. No pude evitar soltar un suspiro y hundirme en la efímera ilusión de estar juntos. Quise que ese momento durara por siempre. La fragancia que desprendía su cuerpo, su cabello aún húmedo rozándome el cuello, todo era perfecto, hasta el silencio que se había formado trás mi pregunta. Un silencio que, por desgracia, arruinaría de la peor manera Max.

— ¿Por qué preguntas? ¿Son celos?— De nuevo puse los ojos en blanco y aparte de un codazo a Max haciendo que este soltara una risa y se apartara por completo. Acto que me molestó aún más. ¿Qué carajo era tan gracioso? Seguro ya lo sabía todo y se daba cuenta de que podía ceder tan fácilmente con un abrazo. Dios. Me sentí en el cielo con ese abrazo y ese maldito lo sabía. 

  — Estás loco.— Fue lo único que podía decir. No quería que viera que perdía el control, que me enojaba tan facilmente, tampoco iba a negar o afirmar nada. Si este iba a ser un juego, sería uno en el que ambos tendríamos control. Si yo no sabía nada, él tampoco. Si yo no podía provocar nada en él, él tampoco debía. 

Aunque, siendo sincero,  yo me veía muy en desventaja. 

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PERO QUÉ MILAGRO ES ESTE, HE ESCRITO MÁS DE TRES LÍNEAS.

Es media noche y dije "oh, estoy decepcionando a mucha gente que ha leído mi fic maxtul", y me sentía mal. Así que vine rápido a escribir algo, por lo que seguramente esto tiene unas faltas tremendas de ortografía. 

Pero vengo a decirles QUE HE VUELTO (???)❁ 

Mañana puede que traiga otro fast chapter. 

Se siente como si me hubiera aliviado de una enfermedad intensa llamada universidad y me estuviera recuperando lentamente, así que denme tiempo para tomar los hilos de la historia de nuevo. xD Que volví y dije "ah sí, wa escribir" pero ni me acordaba en qué chinga2 me había quedado. HAN PASADO SIGLOS.

Y bueno ya. Gracias por esperar tanto. Los tkm. Mañana actualizo.

 

La costumbre de tus labios. { MaxTul }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora